SE ESTUDIAN LAS ALGAS PARA PRODUCIR BIOCOMBUSTIBLE
En el actual contexto energético y económico, cobran especial relevancia  las investigaciones y avances en la búsqueda de nuevas materias primas como  fuentes de energía y más concretamente para la obtención de biocombustibles para  el transporte. Debido a que las materias primas que se emplean actualmente para  obtener bioetanol y biodiésel pueden entrar en competencia directa con usos  alimenticios o pueden suponer deforestación de determinadas áreas geográficas,  la Unidad de Energía de TECNALIA apuesta por el potencial de las algas como  biomasa alternativa para la producción de biocombustibles y/o generación de  energía primaria.
Desde el Departamento de Bioenergía consideran que la biomasa algal es  una buena candidata como materia prima, ya que se integra fácilmente en los  actuales sistemas energéticos y es un recurso renovable.
El reto que al que pretenden dar respuesta los proyectos desarrollados  por la Unidad de Energía de TECNALIA es precisamente el desarrollo de sistemas  de generación de energía y bioproductos de alto valor añadido a partir de la  biomasa algal como fuente renovable. Así, las empresas del país se podrán  posicionar favorablemente para aprovechar las nuevas oportunidades que  aparecerán en el ámbito energético y biotecnológico.
En dichos estudios se analizan los retos tecnológicos y de  comercialización tanto en el ámbito de la selección y optimización de especies,  como en los aspectos de ingeniería, reducción de costes y transformación de la  biomasa producida en biocombustibles para el transporte.
TECNALIA-Energía lleva tres años investigando la potencialidad del  cultivo masivo de microalgas, a través de los trabajos que desarrolla en la  selección de estirpes de microalgas, la optimización de sistemas de cultivo  (fotobiorreactores abiertos, cerrados y mixtos), así como la optimización de las  diferentes variables de operación, el cosechado y el tratamiento final de las  microalgas para su conversión en productos energéticos. Al mismo tiempo, está  estudiando aspectos sinérgicos del proceso, tales como la captación de CO2 como  nutriente de las algas, la utilización de efluentes industriales salinos y la  valorización de los subproductos.
Las investigaciones que está llevando a cabo el Departamento de  Bioenergía consisten, en primer lugar, en determinar las especies de algas más  adecuadas (con elevado contenido en aceites) para la obtención de  biocarburantes, primero en
laboratorio y posteriormente en planta  piloto.
En las primeras fases de dichas investigaciones se han llevado a cabo  los trabajos de laboratorio para el diseño, construcción y puesta a punto del  fotobiorreactor, así como el estudio de las mejores condiciones de desarrollo de  las microalgas ricas en lípidos seleccionadas. Una vez analizados los parámetros  que permiten un óptimo desarrollo de las microalgas en el fotobiorreactor se  procede al estudio de los mejores sistemas de cosechado y extracción de aceites,  primero a escala de laboratorio para, posteriormente, abordar la optimización de  dichos procesos a mayor escala.
Básicamente, con esta línea de trabajo se trata de lograr explotar a  niveles masivos las microalgas como precursores de biomasas y/o bioaceites, con  el fin de alcanzar grandes productividades a costes de operación e inversiones  reducidas. Un punto clave del proceso consiste en el estudio y selección de las  mejores tecnologías disponibles para cosechar y tratar las microalgas,  cultivadas en grandes volúmenes de medio líquido, hasta obtener a precios  razonables la propia biomasa seca o los bioaceites extraídos de dichas  microalgas, de modo que puedan ser potencialmente utilizadas para producir  energía y/o biocombustibles para transporte.
El atractivo de las microalgas
Las microalgas ofrecen el gran atractivo de producir biomasa susceptible  de ser convertida en combustibles como metano, etanol, biodiesel, bioqueroseno o  hidrógeno además de otros bioproductos de amplia utilización en el sector  farmacéutico y
cosmético (beta-carotenos, omega-3, etc). Las productividades  que pueden obtenerse por hectárea dependen del lugar, la especie de alga y la  técnica de cultivo, pero existen diferentes métodos de cultivo masivo mediante  el uso de grandes cultivos en baterías de fotobiorreactores o en estanques  abiertos de escasa profundidad, donde podrían alcanzarse productividades de  hasta 100 toneladas de biomasa por hectárea y año, muy superiores a los cultivos  de biomasa tradicional en medio terrestre.
Las microalgas tienen un gran rendimiento y dependiendo de la variedad  pueden acumular hasta un 60 por ciento de su peso en aceites que se pueden  transformar en biodiésel y otros biocarburantes.
Otra importante característica es que las algas son captadoras de CO2,  por lo que al cultivarlas para producir biocombustibles se absorbe este gas que  tanto afecta al calentamiento global. Las algas pueden fijar el CO2 de las  emisiones industriales
forzando su difusión al medio líquido en el que se  desarrollan formando compuestos orgánicos mediante la fotosíntesis, aprovechando  la energía solar. La producción masiva de microalgas contribuye, de esta forma,  a paliar el efecto invernadero y a restablecer el equilibrio térmico del  planeta
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