 A        inicios del 2005 -el entonces Secretario General de las Naciones Unidas-        Kofin Annan pidió desarrollar un conjunto de principios e indicadores        globales para mejorar las practicas de la inversión responsable. Seis años        antes promovió otra iniciativa entre las corporaciones mundiales a la que        llamó Global Compact. Ambas iniciativas, más otros proyectos españoles        relacionados, se dieron cita ayer en la sede del BBVA de Madrid para        presentar su trabajo y convencer al auditorio que son algo más que        principios y palabras.
A        inicios del 2005 -el entonces Secretario General de las Naciones Unidas-        Kofin Annan pidió desarrollar un conjunto de principios e indicadores        globales para mejorar las practicas de la inversión responsable. Seis años        antes promovió otra iniciativa entre las corporaciones mundiales a la que        llamó Global Compact. Ambas iniciativas, más otros proyectos españoles        relacionados, se dieron cita ayer en la sede del BBVA de Madrid para        presentar su trabajo y convencer al auditorio que son algo más que        principios y palabras.
       
Elliot Frankal y Valeria Piani, representantes de la iniciativa        Principles for Responsible Investment de la ONU, citaron algunas cifras        para mostrarnos un panorama de lo avanzado en este terreno. Por ejemplo,        que ya cuentan con 500 empresas adheridas (10 de ellas españolas); que los        capitales involucrados representan 18 trillones de dólares y que hay 36        países diferentes participando. Pero sobre todo, se esforzaron en recordar        que tanto inversores como empresas que trabajen bajo estos principios: "no        requieren sacrificar rendimientos para salvar el        mundo".
 
Una de las panelistas españolas,        representante de un fondo de pensiones, dijo algo interesante y sensato.        Que están muy bien las reuniones y las redes de expertos; muy bien la        teoría y los principios, pero que hasta el día de hoy el ciudadano de a        pie, el pequeño inversor no comprende bien los conceptos básicos y sigue        identificando la sostenibilidad como sinónimo de caridad. Que lo primero        que le reclaman a ella es: "compañera, con mi dinero no se juega; mucho        ojo donde invierte que no estoy para        regalarlo".
 
¿Será que aquellos compañeros suyos aún        sienten un gran abismo con el mundo de los expertos? ¿Será que aún no se        ha podido explicar el concepto de "Inversión Socialmente Responsable" como        dios manda? ¿Será un defecto de la comunicación o que muchos actores de        este "mundo responsable" no tienen claro lo fundamental y siguen        confundiendo responsabilidad social con solidaridad o        filantropía?
 
En la ISR hay aún mucho pan por rebanar,        pero hay dos tareas pendientes que parecen prioritarias. La primera: pulir        bien y luego estandarizar los criterios con los que se califica a una        empresa de "socialmente responsable". Los métodos difieren demasiado de        una consultora a otra. Algunos usan criterios "excluyentes", y para        decirlo de manera simple: asumen que todos son buenos, menos los que        venden tabaco, armas o energía nuclear. Otros analistas prefieren utilizar        criterios temáticos y premian a las corporaciones que están innovando en        ecología o sostenibilidad. Pero ambos esquemas parecen confiar demasiado        en la información proporcionada por la organización y pocos se esfuerzan        por hacer una evaluación multistakeholder. Esto nos conduce una vez más al        paso imprescindible de la verificación entre declaración y el        cumplimiento. La diferencia está como siempre en la        coherencia.
 
"Del dicho al hecho hay mucho trecho"        dice un viejo refrán castellano. Es ahí donde inversionistas, consultoras,        gobernantes y periodistas deben centrar su labor. La ISR será exitosa en        la medida que vaya validando con hechos contrastable su discurso. En la        misma línea está la manera como se presenta: es decir la información        pública. En un tiempo donde no escasea sino satura; la comunicación debe        ser rigurosa y transparente.
 
Valeria Piani me informó        que la verificación en los PRI está en su fase de consolidación. Las        empresas cada día prometen seguir sus criterios, pero desde la oficina de        PRI situada en New York no es todavía posible una verificación total. De        todos modos se hace un esfuerzo por hacer un seguimiento. Se contacta con        el 30% de los signatarios y eventualmente se solicitan pruebas; pero no        hay una comprobación in situ, de momento. Esperamos que esta iniciativa        sea desarrollada, de manera que oriente el mercado en la dirección        sostenible. Porque algo es seguro; algo en lo que todos los especialistas        coinciden: la inversión "verde"; la inversión "social" la inversión        "sostenible" es muy rentable, a veces mucho más que la inversión        tradicional.
                      
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