De la fama a los blogs
Esta es una nota que me parece le dara mayor impulso a los blogs.
Se convierten famosos en bloggers
El mundo de los "blogs", hasta ahora inmerso en el anonimato individual, va a convertirse en escaparate de los comentarios de más de 250 famosos dispuestos a participar en el primer "blog" colectivo de EU
EFEEL UNIVERSALMartes 26 de abril de 2005
16:42 El mundo de los "blogs", hasta ahora inmerso en el anonimato individual, va a convertirse en escaparate de los comentarios de más de 250 famosos dispuestos a participar en el primer "blog" colectivo de EU.
¿Walter Cronkite, el legendario periodista de 88 años, convertido en blogger?
La blogosfera está que arde con esta iniciativa que pretende convertir en blogger -o autores de diarios online- a gentes que hasta ahora poco tenían que ver con el ciberespacio, como el propio Cronkite, el novelista Normal Mailer (de 82 años) o los actores Diane Keaton y Warren Beatty.
El frente de la iniciativa está la columnista Arianna Huffington, quien saltó a las páginas de los diarios de todo el mundo por participar en las elecciones especiales al gobierno de California en las que salió vencedor el actor Arnold Schwarzenegger, en octubre de 2003.
Huffington, que se retiró en la recta final de aquellas elecciones -finalmente obtuvo 1 por ciento de los votos- parece haber querido sacarse la espinita de su derrota con este diario online, que saldrá a la luz el 9 de mayo.
Los "notables" que ha reclutado para la iniciativa -las mentes más creativas del país, según Huffington- escribirán sobre lo que les venga en gana: desde deportes a entretenimiento o política, aunque la web también se dedicará a las noticias y exclusivas, presumiblemente relacionadas con los cotilleos de famosos.
Es este último aspecto competirá con "Drudge Report", la web que destapó en 1998 el escándalo de los devaneos de Mónica Lewinsky con el presidente Bill Clinton.
Aunque muy criticada por su tendencia ultraconservadora, lo cierto es que la web de Matt Drudge deja a las redacciones de diarios y televisiones temblando cada vez que lanza una de sus exclusivas.
A diferencia del "Drudge Report", el "Huffington Post" será interactivo, y permitirá al público comentar los artículos, todos ellos gratuitos y disponibles en los archivos, según informa hoy "The New York Times".
La personalidad de Huffington no quedará al margen.
La columnista de origen griego, que se embolsó millones de dólares tras su divorcio del millonario Michael Huffington, tiene tras de sí una controvertida -y contradictoria, según sus críticos- historia personal que le ha procurado amores y odios allí por donde ha pasado.
Huffington, quien pertenecía al Partido Republicano hasta hace nueve años, se describe como una "demócrata progresista" que rechaza al ortodoxia de partido, y por eso algunos creen que su nuevo "blog" servirá a la causa demócrata.
En el proyecto, no obstante, también participan conocidos conservadores como David Frum, el autor de los discursos de George W. Bush que puso en boca del presidente de EU una y otra vez la tristemente célebre expresión del "eje del mal". "La página no será de derechas ni de izquierdas", señalaba Huffington en la carta que envió a centenares de personas a las que invitó a que participasen en la iniciativa. La web, decía Huffington, se dedicará a poner en tela de juicio "esa manera rancia de ver el mundo".
El producto, financiado por Huffington, Kenneth Lerer, ex ejecutivo de AOL Time Warner, y otras diez personas, generará ingresos gracias a la publicidad y a que no pagará a los "bloggers".
Además tendrá otra característica nueva: Huffington, cuyos artículos están sindicados con Tribune Media Services, sindicará fragmentos a los periódicos.
Estos "posts", publicados en papel se revisarán y editarán como se hace habitualmente con los artículos periodísticos, con lo que posiblemente perderán la frescura que caracteriza la prosa de la blogosfera.
El proyecto, según Huffington, es "una afirmación del éxito de la blogosfera" que enriquecerá y reafirmará su impacto en los debates nacionales.
Es un medio nuevo e interesante, y pensé que a lo mejor podría divertirme un poco", dijo Cronkite, el legendario presentador de las noticias de la noche en la cadena CBS, al "The New York Times".
Pero otros observan la iniciativa con más recelo, y creen que no funcionará, ya que la plantilla de famosos no tiene ni los incentivos ni la pasión que caracteriza a los bloggers de a pie.
Y es que, como señala el blog Gothamist, el proyecto parece estar dedicado a "alimentar la vanidad de las celebridades".
Cuando vivia en USA , en California no me perdía los comentarios de W. Cronkite, eran extraordinarios. Saludos Rodrigo
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martes, septiembre 06, 2005
PETER DRUCKER - LUTERO- MAQUIAVELO Y EL SALMON
Cuando el magnate norteamericano del Sur de Chile Douglas Tomkins anuncia hoy que las industrias salmoneras traerán problemas Peter Drucker Profesor de Ciencia Social en el Claremont Graduate School, USA , Artículo publicado en "Atlantic Monthly" y traducido por Carmen Vega. hace ya algunos años nos decía lo siguiente:
Lutero, Maquiavelo y el salmón
El ferrocarril convirtió en un hecho la Revolución Industrial. Lo que había sido revolución se convirtió en el "establishment". Y ese boom duró al menos cien años. La tecnología de la máquina a vapor no se acabó con el ferrocarril. Condujo en los años 1880 y 1890 a la turbina de vapor, y en los años 1920 y 1930 hacia las últimas y magníficas locomotoras a vapor americanas, tan queridas para los amantes de los trenes. Pero la tecnología se centró en la máquina a vapor y las operaciones de producción dejaron de ser lo principal. Al contrario, la dinámica de la tecnología hizo desplazar a las nuevas industrias que habían aparecido justo antes de que se inventara el ferrocarril, ninguna de las cuales tenía algo que ver con las máquinas a vapor. El telégrafo eléctrico y la fotografía llegaron hacia la década de 1830, seguidos justo después por equipamientos ópticos y para las granjas. La nueva y diferente industria fertilizadora, que empezó a finales de la década de 1830, transformó rápidamente la agricultura. La salud pública se convirtió en el asunto principal de la creciente industria, con cuarentenas, vacunas, suministro de agua pura, y recogedores de basuras, quienes, por primera vez en la historia hicieron de las ciudades un hábitat más habitable que el campo. Al mismo tiempo aparecieron los primeros anestésicos.
Con esas nuevas e importantes tecnologías llegaron unas nuevas instituciones sociales: el moderno servicio postal, el periódico diario, las inversiones bancarias, el banco comercial, por mencionar sólo unas cuantas. Ninguna de ella tenía que ver con la máquina a vapor o con la tecnología de la Revolución Industrial en general. Fueron esas nuevas empresas e instituciones las que hacia 1850 llegaron a dominar el paisaje industrial y económico de los países desarrollados.
Esto es muy parecido a lo que ocurrió en la revolución impresa, la primera de las revoluciones tecnológicas del mundo moderno. En los cincuenta años que siguieron al 1455, cuando Gutenberg perfeccionó la imprenta y los tipos móviles en los cuales había estado trabajando durante años, la revolución de la imprenta alborotó a Europa y cambió completamente su economía y psicología.
Pero los libros impresos durante esos primeros cincuenta años, los llamados incunables, contenían los mismos textos que habrían transcrito los monjes durante siglos, copiados a mano. La escritura religiosa quedaba como escritos de la antigüedad. Cerca de 7.000 títulos se publicaron en esos primeros cincuenta años, 35.000 ediciones. Al menos, 6.700 de esos libros correspondían a títulos clásicos. En otras palabras, los primeros cincuenta años de letra impresa hicieron mucho más disponibles y más baratos aquellas informaciones y comunicados tradicionales. Pero entonces, más o menos sesenta años después de Gutenberg, aparece la Biblia en alemán de Lutero. Cientos y cientos de copias se vendieron inmediatamente y a un precio muy bajo. Con la Biblia de Lutero la nueva tecnología impresa dio paso a una nueva sociedad. Esta Biblia desembocó en el Protestantismo, que conquistó la mitad de Europa y, en otros veinte años, forzó a la Iglesia Católica a reformarse a sí misma en la otra mitad. Lutero usó el nuevo medio de impresión de un modo deliberado para restaurar la religión como centro de la vida individual y de la sociedad. Y esto trajo consigo un siglo y medio de reformas religiosas, revueltas religiosas y guerras santas.
Al mismo tiempo que Lutero usó la imprenta con la intención premeditada de restaurar el Cristianismo, Maquiavelo escribió y publicó "El Príncipe" (1513), el primer libro occidental en más de cien años que no contenía ni citas bíblicas ni hacía referencia a autores de la antigüedad. Rápidamente, "El Príncipe" se convirtió en el otro "best seller" del siglo dieciséis, y su libro más notorio y que más influyó en su momento. Acto seguido empezaron a surgir más obras de tipo laico, lo que hoy llamaríamos literatura: novelas y libros de ciencia, historia, política y economía. No mucho antes de que apareciera el primer libro laico despegó fuertemente el teatro moderno en Inglaterra. Asimismo aparecieron nuevas instituciones: las órdenes de jesuitas, la infantería española, la primera marina moderna y, finalmente, el estado soberano nacional. En otras palabras, la revolución impresa siguió la misma trayectoria que seguiría 300 años más tarde la Revolución Industrial, y en eso anda la Revolución de la Información hoy en día.
Cómo serán las nuevas industrias e instituciones, nadie lo sabe todavía. Nadie en la década de 1520 supo anticipar la llegada de la literatura secular, no digamos el teatro secular. Nadie en la década de 1820 supo anticiparse al telégrafo eléctrico, o a la salud pública, o a la fotografía.
La única cosa (por decirlo nuevamente) que es altamente probable, si no casi cierto, es que en los próximos veinte años veremos emerger un alto número de nuevas industrias. Al mismo tiempo, es casi cierto que pocas de entre ellas surgirán de la tecnología de la información, el ordenador, la impresora, el proceso de datos o Internet. Esto lo indican todos los precedentes históricos. Pero también es aplicable a las nuevas industrias que ya emergen rápidamente, como la biotecnología y las nuevas piscifactorías.
Hace veinte años el salmón era una "delicatessen". La típica cena de convención daba a elegir entre pollo y ternera. Hoy día el salmón es algo corriente, algo más entre lo que elegir del menú. Muchos salmones que comemos hoy no han sido pescados del mar o de los ríos, sino que han crecido en las piscifactorías. Lo mismo está ocurriendo con la trucha. Pronto será una realidad para muchos otros tipos de pescado que van a entrar en un sistema de producción masiva. Esto conducirá sin duda al desarrollo genético de nuevos y diferentes pescados, igual que se llegó a domesticar al cordero, a las vacas y a los pollos. Pero probablemente alrededor de una docena de tecnologías están en la misma situación que estaba la biotecnología hace veinticinco años, es decir, lista para despegar.
Hay también un "servicio" que espera nacer: los seguros contra los riesgos de la exposición a los intercambios con extranjeros. Ahora que cada negocio forma parte de la economía global, tal tipo de seguro es tan necesario como lo era un seguro contra riesgos físicos (incendios, riadas) en las primeras etapas de la Revolución Industrial, cuando surgieron los seguros tradicionales. Todo el conocimiento que se necesita para los seguros de intercambios con el extranjero está disponible; únicamente falta la institución por sí misma.
Las próximas dos o tres décadas van a ver un cambio tecnológico más grande que el que ha ocurrido en las décadas desde que apareció el ordenador. E incluso será mayor el cambio en la estructura industrial, en el paisaje económico, y probablemente también en el paisaje social
Es interesante como se va tejiendo la historia .
Saludos Rodrigo González Fernández consultajuridica.blogspot.com. rogofe47@hotmail.com
Lutero, Maquiavelo y el salmón
El ferrocarril convirtió en un hecho la Revolución Industrial. Lo que había sido revolución se convirtió en el "establishment". Y ese boom duró al menos cien años. La tecnología de la máquina a vapor no se acabó con el ferrocarril. Condujo en los años 1880 y 1890 a la turbina de vapor, y en los años 1920 y 1930 hacia las últimas y magníficas locomotoras a vapor americanas, tan queridas para los amantes de los trenes. Pero la tecnología se centró en la máquina a vapor y las operaciones de producción dejaron de ser lo principal. Al contrario, la dinámica de la tecnología hizo desplazar a las nuevas industrias que habían aparecido justo antes de que se inventara el ferrocarril, ninguna de las cuales tenía algo que ver con las máquinas a vapor. El telégrafo eléctrico y la fotografía llegaron hacia la década de 1830, seguidos justo después por equipamientos ópticos y para las granjas. La nueva y diferente industria fertilizadora, que empezó a finales de la década de 1830, transformó rápidamente la agricultura. La salud pública se convirtió en el asunto principal de la creciente industria, con cuarentenas, vacunas, suministro de agua pura, y recogedores de basuras, quienes, por primera vez en la historia hicieron de las ciudades un hábitat más habitable que el campo. Al mismo tiempo aparecieron los primeros anestésicos.
Con esas nuevas e importantes tecnologías llegaron unas nuevas instituciones sociales: el moderno servicio postal, el periódico diario, las inversiones bancarias, el banco comercial, por mencionar sólo unas cuantas. Ninguna de ella tenía que ver con la máquina a vapor o con la tecnología de la Revolución Industrial en general. Fueron esas nuevas empresas e instituciones las que hacia 1850 llegaron a dominar el paisaje industrial y económico de los países desarrollados.
Esto es muy parecido a lo que ocurrió en la revolución impresa, la primera de las revoluciones tecnológicas del mundo moderno. En los cincuenta años que siguieron al 1455, cuando Gutenberg perfeccionó la imprenta y los tipos móviles en los cuales había estado trabajando durante años, la revolución de la imprenta alborotó a Europa y cambió completamente su economía y psicología.
Pero los libros impresos durante esos primeros cincuenta años, los llamados incunables, contenían los mismos textos que habrían transcrito los monjes durante siglos, copiados a mano. La escritura religiosa quedaba como escritos de la antigüedad. Cerca de 7.000 títulos se publicaron en esos primeros cincuenta años, 35.000 ediciones. Al menos, 6.700 de esos libros correspondían a títulos clásicos. En otras palabras, los primeros cincuenta años de letra impresa hicieron mucho más disponibles y más baratos aquellas informaciones y comunicados tradicionales. Pero entonces, más o menos sesenta años después de Gutenberg, aparece la Biblia en alemán de Lutero. Cientos y cientos de copias se vendieron inmediatamente y a un precio muy bajo. Con la Biblia de Lutero la nueva tecnología impresa dio paso a una nueva sociedad. Esta Biblia desembocó en el Protestantismo, que conquistó la mitad de Europa y, en otros veinte años, forzó a la Iglesia Católica a reformarse a sí misma en la otra mitad. Lutero usó el nuevo medio de impresión de un modo deliberado para restaurar la religión como centro de la vida individual y de la sociedad. Y esto trajo consigo un siglo y medio de reformas religiosas, revueltas religiosas y guerras santas.
Al mismo tiempo que Lutero usó la imprenta con la intención premeditada de restaurar el Cristianismo, Maquiavelo escribió y publicó "El Príncipe" (1513), el primer libro occidental en más de cien años que no contenía ni citas bíblicas ni hacía referencia a autores de la antigüedad. Rápidamente, "El Príncipe" se convirtió en el otro "best seller" del siglo dieciséis, y su libro más notorio y que más influyó en su momento. Acto seguido empezaron a surgir más obras de tipo laico, lo que hoy llamaríamos literatura: novelas y libros de ciencia, historia, política y economía. No mucho antes de que apareciera el primer libro laico despegó fuertemente el teatro moderno en Inglaterra. Asimismo aparecieron nuevas instituciones: las órdenes de jesuitas, la infantería española, la primera marina moderna y, finalmente, el estado soberano nacional. En otras palabras, la revolución impresa siguió la misma trayectoria que seguiría 300 años más tarde la Revolución Industrial, y en eso anda la Revolución de la Información hoy en día.
Cómo serán las nuevas industrias e instituciones, nadie lo sabe todavía. Nadie en la década de 1520 supo anticipar la llegada de la literatura secular, no digamos el teatro secular. Nadie en la década de 1820 supo anticiparse al telégrafo eléctrico, o a la salud pública, o a la fotografía.
La única cosa (por decirlo nuevamente) que es altamente probable, si no casi cierto, es que en los próximos veinte años veremos emerger un alto número de nuevas industrias. Al mismo tiempo, es casi cierto que pocas de entre ellas surgirán de la tecnología de la información, el ordenador, la impresora, el proceso de datos o Internet. Esto lo indican todos los precedentes históricos. Pero también es aplicable a las nuevas industrias que ya emergen rápidamente, como la biotecnología y las nuevas piscifactorías.
Hace veinte años el salmón era una "delicatessen". La típica cena de convención daba a elegir entre pollo y ternera. Hoy día el salmón es algo corriente, algo más entre lo que elegir del menú. Muchos salmones que comemos hoy no han sido pescados del mar o de los ríos, sino que han crecido en las piscifactorías. Lo mismo está ocurriendo con la trucha. Pronto será una realidad para muchos otros tipos de pescado que van a entrar en un sistema de producción masiva. Esto conducirá sin duda al desarrollo genético de nuevos y diferentes pescados, igual que se llegó a domesticar al cordero, a las vacas y a los pollos. Pero probablemente alrededor de una docena de tecnologías están en la misma situación que estaba la biotecnología hace veinticinco años, es decir, lista para despegar.
Hay también un "servicio" que espera nacer: los seguros contra los riesgos de la exposición a los intercambios con extranjeros. Ahora que cada negocio forma parte de la economía global, tal tipo de seguro es tan necesario como lo era un seguro contra riesgos físicos (incendios, riadas) en las primeras etapas de la Revolución Industrial, cuando surgieron los seguros tradicionales. Todo el conocimiento que se necesita para los seguros de intercambios con el extranjero está disponible; únicamente falta la institución por sí misma.
Las próximas dos o tres décadas van a ver un cambio tecnológico más grande que el que ha ocurrido en las décadas desde que apareció el ordenador. E incluso será mayor el cambio en la estructura industrial, en el paisaje económico, y probablemente también en el paisaje social
Es interesante como se va tejiendo la historia .
Saludos Rodrigo González Fernández consultajuridica.blogspot.com. rogofe47@hotmail.com
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