Cuando se es menor de edad, puede resultar difícil resistirse a una hamburguesa, a un pastelito o a una bolsa de frituras.
Eso, y la costumbre de consumir siempre comida "chatarra", llevar una vida sedentaria, tener sobre preso y contar con historial de diabetes en la familia, puede causar en ellos el desarrollo de la diabetes Tipo 2- una enfermedad que padecerán toda la vida.
Fue así como Edwin Chuc desarrolló la diabetes a la edad de 16 años, justo cuando su madre pensaba que su hijo estaba saludable porque era un niño con muy buen apetito.
Antes de ser diagnosticado, "mi dieta consistía de muchos dulces, soda y pan. Y aún cuando mamá cocinaba saludable, yo rara vez comía lo que ella hacía. Peor aún, yo no ejercitaba en la escuela y en el hogar me la pasaba frente a la televisión", dijo Edwin, ahora de 18 años de edad.
Cuando el adolescente, nacido en Chihuahua, México, llegó al hospital para hacerse un examen de rutina, su peso era de 270 libras y su nivel de azúcar, presión y colesterol estaban altos. Además, debido a que su mamá también sufre de diabetes, Edwin era el perfecto candidato para esta enfermedad.
Cuando él supo que era pre-diabético, el resultado fue desalentador y preocupante, y aunque rápidamente tomó acción en su caso, ocho meses después fue diagnosticado diabético.
Diabetes infantil
La diabetes Tipo 2 empieza cuando el cuerpo se hace resistente a la insulina y deja de utilizarla apropiadamente. Mientras la necesidad de insulina aumenta, el páncreas pierde gradualmente su habilidad de producir suficientes cantidades de insulina para regular el azúcar en la sangre.
Y aunque la diabetes Tipo 2 usualmente es diagnosticada en adultos mayores de los 40 años de edad, actualmente es más común encontrar esta condición en niños, adolescentes y adultos jóvenes, según el pediatra Noel Torres, de las clínicas AltaMed.
"Actualmente, uno de cada tres niños en Estados Unidos tiene sobre peso. Esta enfermedad de la obesidad, la inactividad física, una dieta pobre, y la historia de diabetes en la familia son factores de riesgo que los padres deben considerar", manifestó Torres. "Lo peor de todo, es que muchos padres de familia no se dan cuenta hasta que la diabetes ya está presente en los niños".
Estadísticas de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades muestran que una de las enfermedades crónicas más comunes en niños y adolescentes es la diabetes Tipo 1 y 2, con aproximadamente 215 mil casos en personas menores de 20 años en Estados Unidos.
Uno de los problemas en detectar si los niños o los adolescentes están predispuestos a tener diabetes es que, en muchos casos, la enfermedad no presenta síntomas.
"Aunque los factores de riesgo son claros, los síntomas pueden no presentarse hasta demasiado tarde o simplemente no presentarse", explicó Torres. "Entre los síntomas se encuentra la sed extremada, la necesidad de orinar frecuentemente, mucha hambre, un poco de nauseas, tal vez dolor abdominal y una decoloración oscura atrás del cuello o en las axilas. Por este motivo, es mejor llevar a los niños al doctor regularmente", subrayó.
Para el examen de la diabetes, los expertos recomiendan que los niños con factores de riesgo se sometan a exámenes a la edad de 10 años, ya que la mayoría de niños son diagnosticados con diabetes a mediados o finales de su pubertad.
La vida temprana con diabetes
Para Edwin no fue fácil cambiar sus hábitos de toda una vida, pero la ayuda de su madre y un programa de nutrición de las clínicas QueensCare family lo motivaron a aprender a comer saludablemente y a vivir una vida activa.
"Es difícil tener que vivir tomando píldoras y dejar la comida 'chatarra'. En un tiempo me sentí triste y enojado por no comer lo que quería, pero ahora me siento muy bien. Peso 238 libras, voy tres horas por semana al gimnasio, practico artes marciales, nado, troto y ando en bicicleta", expresó.
Para Angélica Chuc, madre del adolescente, vivir con diabetes tipo 2 y tener un hijo con diabetes fue devastador, y aunque confiesa que no siempre cocinó saludablemente, ahora las comidas en el hogar son mucho más nutritivas.
"Aunque siempre quise darles a mis hijos mejores comidas, nunca lo hice hasta que mi hijo fue diagnosticado. Ahora ya hay comidas más nutritivas en el hogar, he metido a mis hijos más chicos a hacer deportes y les doy más frutas y vegetales", dijo la señora de 37 años de edad.
Tanto madre como hijo fueron parte del programa ENERGY, de las clínicas QueensCare Family.
El programa, gratis para las familias que no cuentan con seguro médico, es un plan pediátrico que inició en el 2005 para que las madres y sus hijos de dos a 17 años aprendieran a manejar su peso y sus hábitos alimenticios.
El programa ENERGY se ofrece en comunidades como Echo Park, Huntington Park, El Sereno y el Este de Los Ángeles, entre otros lugares. Para más información llamar al 213.380.7361.
Foto: Selene Rivera
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Rodrigo González Fernández
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