ENERGIA NUCLEAR, ¿UN PASO INTERMEDIO?
Si tuviéramos que prescindir del petróleo en este instante, ninguna fuente de energía podría suplirlo. Ni las renovables, ni las nucleares, que sólo producen el 6% de toda la energía consumida en el mundo.
El petróleo toca a su fin. Es una energía limitada de la que somos altamente dependientes, pero cuyo final obliga a plantearse alternativas ya. Muchos consideran que una de las posibilidades intermedias podría ser la energía nuclear. Francisco Castejón, Portavoz de Campañas Antinucleares en Ecologistas en Acción, aclara los pros y los contras.
-¿Es la energía nuclear una alternativa para sustituir el petróleo, mientras no se desarrollan las renovables?
-La energía nuclear no puede sustituir al petróleo porque la energía nuclear produce electricidad y sólo una pequeña fracción del petróleo se dedica a la producción de electricidad. La mayor parte del petróleo y sus derivados se consumen en el transporte, que en el 95% se alimenta de petróleo, a la industria y a la agricultura mecanizada. Han de producirse profundos cambios tecnológicos para que la energía nuclear pueda sustituir al petróleo: el transporte debería electrificarse mucho más y el hidrógeno habría de experimentar un gran desarrollo como vector energético. Pero el hidrógeno no sólo se puede producir a partir de las nucleares, sino también a partir de las renovables.
-Si ahora mismo se acabase el petróleo, ¿podrían las energías renovables darnos la electricidad que necesitamos? ¿Cuántos años más de desarrollo necesitarían?
-Si tuviéramos que prescindir del petróleo en este instante, ninguna fuente de energía podría suplirlo. Ni las renovables, ni tampoco las nucleares que sólo producen un 6% de toda la energía consumida en el mundo, frente al 20% de renovables, contando la biomasa y la gran hidráulica. El mundo es todavía demasiado dependiente del petróleo, y sus usos son demasiado específicos para que cualquier fuente de energía pueda sustituirlo fácilmente. A medio plazo sí se podría sustituir el petróleo por renovables, entendiendo que es imprescindible una disminución de su consumo. La biomasa y los biocombustibles pueden entrar ya a corto plazo a sustituir el petróleo, pero no al actual ritmo de consumo. Las renovables que producen electricidad se podrían usar para obtener hidrógeno que, con algún desarrollo tecnológico, podría sustituir también al petróleo en la automoción.
-¿En qué estado se encuentran las nucleares españolas en la actualidad?
-En España existen, tras el cierre de Zorita (Guadalajara), reactores en funcionamiento cuyo estado de seguridad varía de unos a otros. Garoña (Burgos), que es la más antigua, tiene el problema de que algunos elementos estructurales de su circuito primario están aquejados de corrosión. Cofrentes ha tenido problemas en su sistema de inserción de las barras de control. Ascó tiene una de sus dos plantas paradas por una fuga del circuito primario cuando se escriben estas líneas. Vandellós II ha sufrido una rotura del circuito terciario de refrigeración. Almaraz I y II arrastran un problema endémico con su refrigeración y sus generadores de vapor empiezan a presentar otra vez problemas, tras diez años de haber sido cambiados. Finalmente, Trillo es la central que tiene más incidentes clasificables en la escala INES y a mediados de los 90 se le descubrieron unas 200 anomalías, muchas de ellas de diseño.
Las nucleares son sistemas muy complejos tecnológicamente, que siempre reservan sorpresas desagradables. Dado el riesgo que entraña su funcionamiento, hay que estar pendiente de todas las averías, por pequeñas que sean, para evitar correr riesgos innecesarios.
-¿Contaminan más las energías derivadas del petróleo o una central nuclear?
-Son dos tipos de contaminación muy distinta y no creo que se pueda optar fácilmente entre una y otra. Los derivados del petróleo emiten gases procedentes de la combustión, que provocan luego cambio climático y lluvias ácidas. Además, en el transporte de petróleo se producen a veces mareas negras, como pudimos experimentar con el hundimiento del Prestige. Las nucleares tienen impactos ambientales diferentes. En primer lugar, generan residuos radiactivos de diferentes peligrosidades, entre los que destacan los residuos de alta actividad, que son peligrosos durante cientos de miles de años y para los que no existe solución satisfactoria. Su gestión supone un problema político social de primer orden. En segundo lugar, las nucleares emiten pequeñas cantidades de radiactividad, en forma de radioyodos, tritio y otras partículas, durante su funcionamiento normal. El efecto que estas emisiones tengan sobre la población y el medio es todavía desconocido. Un elemento muy importante es el riesgo nuclear. Aunque se haya avanzado mucho en seguridad, no se puede garantizar al 100% que no vaya a ocurrir un accidente, especialmente si se tiene en cuenta el factor humano, que puede dar lugar a accidentes por error o precipitación, o la disminución de inversiones en seguridad y mantenimiento (de más del 50%) que se ha producido en las nucleares españolas desde 1999.
-Hablando de peligrosidad, siempre hay polémica con la ubicación de los basureros nucleares para el uranio, que ya no sirve para generar electricidad pero sigue siendo altamente radiactivo...
-Efectivamente. Por ejemplo en nuestro país ENRESA, la encargada de la gestión de los residuos radiactivos, busca un emplazamiento para el Almacén Transitorio Centralizado (ATC), donde se depositarán los residuos de alta de todas las centrales españolas hasta 2070. En estos momentos no existe un consenso social sobre ninguna forma de gestión, por lo que la ubicación del ATC irá acompañada, sin duda, de conflictos sociales y políticos. La mejor forma de conseguir un consenso es reducir el problema a su mínima expresión y dejar de producir residuos lo antes posible. Es decir, proceder al cierre escalonado de las centrales nucleares.
-¿Es el ahorro energético la gran fuente de energía no contemplada?
-Sin duda. Es la fuente de energía más barata, más segura y que menos impacto tiene. En España se ha hecho tan poco en materia de ahorro y eficiencia que tenemos un gran potencial, tanto a nivel doméstico como industrial y de servicios. Sin ir más lejos, se podría ahorrar el 35% de la electricidad consumida en el horizonte de 2015 sin cambiar de hábitos de vida y con las tecnologías existentes en la actualidad. ∆
Más de energies renovables en www. biocombustibles.blogspot.com; saludos Rodrigo González fernández