Una nueva mirada crítica a la responsabilidad social de quienes se dedican a los
negocios financieros está ganando cada vez más atención en la academia, los medios y la red.
Adam M. Guren, un estudiante de doctorado en Economía de la universidad
Harvard, explicaba en
este reportaje del New York Times: "Muchos de nosotros nos preguntamos: 'Hemos venido aquí... para cambiar el mundo y estamos saliendo para convertirnos en inversionistas. ¿Por qué?'" Su argumento iba en línea con una pregunta entre el personal docente y estudiantes de la universidad: ¿Por qué tantos de nosotros/as terminamos en
Wall Street?
En junio de 2008, la rectora de la Universidad,
Drew Gilpin Faust, había hablado al respecto en el discurso de graduación. La dra. Faust citaba un estudio del diario universitario,
The Crimson, según el cual el 20% de graduados/as buscaban empleo en el sector de servicios financieros y asesoría empresarial. Ella reconocía el atractivo de los altos salarios, las promesas del trabajo estimulante, de seguir en la misma red de amistades pero explicó la necesidad urgente de tener otros criterios para medir el éxito personal "más allá de la seguridad financiera". Un mes antes, el entonces precandidato Barack Obama había hecho otro llamado a los/as estudiantes de la universidad
Wesleyan para que considerasen carreras en el servicio público y social: "... La casa grande, los trajes elegantes y las otras cosas que nuestra cultura del dinero dice que deben comprarse... muestran una pobreza de ambiciones".
Hoy, un año después y el mercado financiero mucho más golpeado, algunas instituciones académicas buscan estimular a sus estudiantes para ampliar el espectro de sus intereses profesionales. El profesor
Howard Gardner (autor de los estudios sobre las inteligencias múltiples) trabaja en una evaluación sobre el tema, dictando seminarios en Harvard,
Amherst y
Colby. ¿Para qué es la educación en las universidades élite de los Estados Unidos (la llamada
'Liga de Hiedra')? Gardner y sus colegas opinan que no debe ser simplemente un proceso previo de selección para alguna firma bancaria. Ya otras instituciones, como las universidades de
Pensilvania y
Tufts, han ampliado su oferta de ayudas de estudios e investigación para quienes "quieran hacer del mundo un lugar mejor", según explica el rector de Amherst,
Anthony Marx. Junto con Harvard, esta universidad viene ampliando el programa de becas con el fin de que las personas, al graduarse, no se sientan tan presionadas a buscar una carrera lucrativa para pagar deudas de préstamos de estudio. Está también en marcha el programa
Teach for America, en el cual participan estudiantes de las mejores universidades, quienes enseñan durante dos años en escuelas de sectores de bajos recursos. Un programa que la dra. Faust cita como "modelo".
Aunque no cuentan con apoyo unánime, algunas iniciativas se destacan especialmente, como la de un grupo de graduados/as este año en Harvard que hizo un 'juramento de honestidad' voluntario. Max Anderson, uno de los firmantes, explica
en este artículo de qué se trata. Hace dos semanas, BusinessWeek hablaba de auge
"viral" de la iniciativa: "Tal vez sea el deseo... de distanciarse de los villanos... de la crisis financiera, o un esfuerzo para ganar tiempo en carreras futuras en el sector sin ánimo de lucro, o tal vez sea idealismo genuino. Cualquiera que sea la causa, el juramento ha tomado rápidamente una identidad propia".
El pasado 23 de abril, el semanario The Economist tituló en uno de sus blogs: "Esos avariciosos MBA", proponiendo una interesante discusión sobre los cursos de
'MBA' (Maestría en Administración de Negocios), que se convierten para algunas universidades en fuentes valiosas de ingresos pero sin que la calidad, responsabilidad social y ética sean suficientemente puestas en consideración. El pasado 4 de junio, publicó
otro artículo sobre el alcance del 'juramento Hipocrático' de los estudiantes, que incluye el "trabajar por el bien común y actuar con la mayor integridad". Es una acción en pro de "convertir la administración empresarial en una profesión formal", opina el semanario. Aquí está
el podcast del corresponsal Matthew Bishop sobre el tema.
¿Es probable que lo/as estudiantes interesados en la nueva "agenda de los valores" simplemente busquen mejorar sus posibilidades de encontrar empleo en uno de los momentos más difíciles para su sector? Lo cierto es que el escrutinio tiene que ser mayor hacia el sector financiero y algunos/as jóvenes recién egresados están decididos/as a responder siguiendo el nuevo mandamiento del cual habla el Economist: "Primero: No causar daño". Un asunto crucial, porque de nada vale comparecer en una corte, años después,
lamentándose inútilmente.