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jueves, junio 08, 2006

 

LOS «BEBÉS MEDICINA», PRÁCTICA «ÉTICAMENTE INACEPTABLE»; AFIRMA UNA COMISIÓN EPISCOPAL SUIZA

 

ZURICH, jueves, 8 junio 2006 (ZENIT.org).- Los «bebés medicina» constituyen una práctica éticamente inaceptable, afirma una nota publicada este miércoles por la Comisión de Bioética de la Conferencia Episcopal de Suiza ante el primer caso conocido en la confederación helvética.

 

En enero de 2005 nació, en Ginebra, el primer «bebé medicina» de Suiza: una niña concebida a través de fecundación artificial, fue seleccionada en un laboratorio de Bruselas para convertirse en donante (compatible) de médula ósea de su hermano, enfermo de 6 años.

 

«Si bien no es prudente criticar la intención subjetiva de los padres que han sufrido y que se han alegrado con la curación de su hijo, hay que reconocer que la técnica de los "bebés medicina", constituye una forma inquietante de eugenismo», considera el documento.

 

«Para que naciera esta niña "bebé medicina" --aclara la nota-- el laboratorio de Bruselas de la señora Hilde van de Velde ha producido deliberadamente entre 20 y 30 embriones humanos con el objetivo de seleccionarlos. Uno de ellos ha tenido la suerte de sobrevivir. Pero los demás han sido eliminados y destruidos como vulgar mercancía».

 

El documento explica que esta práctica es intolerable por dos motivos.

 

En primer lugar porque nos encontramos ante «embriones humanos producidos y eliminados voluntariamente».

 

«Un fin noble (curar un enfermo) no justifica matar embriones, que son individuos de la especie humana --señala--. Aquí el embrión ya no es tratado como un fin: es instrumentalizado y considerado como una mercancía. Esta práctica constituye un regreso de humanismo, particularmente insidioso pues se camufla con la emoción suscitada por el niño enfermo y con el sufrimiento de los padres».

 

En segundo lugar, explica, la selección de seres humanos constituye un acto de «eugenismo».

 

«El eugenismo --aclara-- es una práctica odiosa, que consiste en seleccionar a los niños que van a nacer en función de criterios utilitarios que no respetan su dignidad intrínseca».

 

«En este caso, una instancia exterior, médica y técnica, decide quien merece vivir y quien merece morir. Este embrión ha merecido vivir porque es genéticamente compatible con el receptor de la médula ósea, mientras que los otros embriones, numerosos, son asesinados por el único motivo de no contar con las características requeridas».

 

«¿No causa escalofríos el saber que algunos individuos humanos son aceptables y otros no?», pregunta la nota. «La práctica del "bebé medicina" es un eugenismo vergonzoso, envuelto con buenos sentimientos».

Bebes medicina; saludos Rodrigo González Fernández, más en bidet.blogspot.com

 

LOS «BEBÉS MEDICINA», PRÁCTICA «ÉTICAMENTE INACEPTABLE»; AFIRMA UNA COMISIÓN EPISCOPAL SUIZA

 

ZURICH, jueves, 8 junio 2006 (ZENIT.org).- Los «bebés medicina» constituyen una práctica éticamente inaceptable, afirma una nota publicada este miércoles por la Comisión de Bioética de la Conferencia Episcopal de Suiza ante el primer caso conocido en la confederación helvética.

 

En enero de 2005 nació, en Ginebra, el primer «bebé medicina» de Suiza: una niña concebida a través de fecundación artificial, fue seleccionada en un laboratorio de Bruselas para convertirse en donante (compatible) de médula ósea de su hermano, enfermo de 6 años.

 

«Si bien no es prudente criticar la intención subjetiva de los padres que han sufrido y que se han alegrado con la curación de su hijo, hay que reconocer que la técnica de los "bebés medicina", constituye una forma inquietante de eugenismo», considera el documento.

 

«Para que naciera esta niña "bebé medicina" --aclara la nota-- el laboratorio de Bruselas de la señora Hilde van de Velde ha producido deliberadamente entre 20 y 30 embriones humanos con el objetivo de seleccionarlos. Uno de ellos ha tenido la suerte de sobrevivir. Pero los demás han sido eliminados y destruidos como vulgar mercancía».

 

El documento explica que esta práctica es intolerable por dos motivos.

 

En primer lugar porque nos encontramos ante «embriones humanos producidos y eliminados voluntariamente».

 

«Un fin noble (curar un enfermo) no justifica matar embriones, que son individuos de la especie humana --señala--. Aquí el embrión ya no es tratado como un fin: es instrumentalizado y considerado como una mercancía. Esta práctica constituye un regreso de humanismo, particularmente insidioso pues se camufla con la emoción suscitada por el niño enfermo y con el sufrimiento de los padres».

 

En segundo lugar, explica, la selección de seres humanos constituye un acto de «eugenismo».

 

«El eugenismo --aclara-- es una práctica odiosa, que consiste en seleccionar a los niños que van a nacer en función de criterios utilitarios que no respetan su dignidad intrínseca».

 

«En este caso, una instancia exterior, médica y técnica, decide quien merece vivir y quien merece morir. Este embrión ha merecido vivir porque es genéticamente compatible con el receptor de la médula ósea, mientras que los otros embriones, numerosos, son asesinados por el único motivo de no contar con las características requeridas».

 

«¿No causa escalofríos el saber que algunos individuos humanos son aceptables y otros no?», pregunta la nota. «La práctica del "bebé medicina" es un eugenismo vergonzoso, envuelto con buenos sentimientos».

Bebes medicina; saludos Rodrigo González Fernández, más en bidet.blogspot.com

DECLARACION DE DERECHOS FUNDAMENTALES EN LA RED.

DECLARACIÓN DE DERECHOS FUNDAMENTALES, EN LIBERTAD DIGITAL

NO PODEMOS QUE ESTAR DE ACUERDO CON ENRIQUE DANS:

 

Mi columna de esta semana en Libertad Digital se titula "Declaración de Derechos Fundamentales", y postula la necesidad de una declaración de ese tipo, a modo de Bill of Rights de la Constitución Americana o de Declaración de los Derechos Humanos, que proteja a los ciudadanos de la red de los excesos de legisladores trasnochados, lobbies empresariales de oscuros y turbios intereses, y pretensiones de limitar cosas tan básicas y tan importantes como la neutralidad de la red.

 

La red es joven, y son muchos los intereses en pervertir o dominar su funcionamiento para situarse así en una situación de ventaja. El simple hecho de que la discusión sobre la neutralidad de la red, que postula la creación de una Internet completamente diferente a la actual, en la que "unos bits serían más iguales que otros" y podrían circular a más velocidad, llegue a ser discutida en el Parlamento de los Estados unidos es una ofensa total al sentido común, una verdadera barbaridad conceptual. Pretender que las compañías de telecomunicaciones pasen de ser un mero canal proveedor de infraestructura a ser capaces de examinar los contenidos que circulan y, en función de los acuerdos e intereses que tenga, decidan acerca de la velocidad con la que circulan es una idea contra la que es preciso que los internautas tengamos algún tipo de protección, una declaración de derechos que pueda ser esgrimida en esos casos, y que convierta al país que no la cumpla en un apestado, en un sospechoso, en alguien que no respeta lo más fundamental. La red va necesitando una declaración así.

 

 

DECLARACION DE DERECHOS FUNDAMENTALES EN LA RED.

Declaración de Derechos Fundamentales, en Libertad Digital

No podemos que estar de acuerdo con Enrique Dans:

Mi columna de esta semana en Libertad Digital se titula "Declaración de Derechos Fundamentales", y postula la necesidad de una declaración de ese tipo, a modo de Bill of Rights de la Constitución Americana o de Declaración de los Derechos Humanos, que proteja a los ciudadanos de la red de los excesos de legisladores trasnochados, lobbies empresariales de oscuros y turbios intereses, y pretensiones de limitar cosas tan básicas y tan importantes como la neutralidad de la red.

La red es joven, y son muchos los intereses en pervertir o dominar su funcionamiento para situarse así en una situación de ventaja. El simple hecho de que la discusión sobre la neutralidad de la red, que postula la creación de una Internet completamente diferente a la actual, en la que "unos bits serían más iguales que otros" y podrían circular a más velocidad, llegue a ser discutida en el Parlamento de los Estados unidos es una ofensa total al sentido común, una verdadera barbaridad conceptual. Pretender que las compañías de telecomunicaciones pasen de ser un mero canal proveedor de infraestructura a ser capaces de examinar los contenidos que circulan y, en función de los acuerdos e intereses que tenga, decidan acerca de la velocidad con la que circulan es una idea contra la que es preciso que los internautas tengamos algún tipo de protección, una declaración de derechos que pueda ser esgrimida en esos casos, y que convierta al país que no la cumpla en un apestado, en un sospechoso, en alguien que no respeta lo más fundamental. La red va necesitando una declaración así.


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