Este sábado se prevé que caigan a la Tierra los fragmentos de un satélite que dejó de funcionar hace tiempo. BBC Mundo examina si es posible tomar medidas para no ser alcanzado por alguno de estos verdaderos proyectiles, aunque se calcula que hay 3.200 posibilidades en una de que alcancen a alguien.
Un satélite de 6 toneladas de peso está previsto que se estrelle contra la superficie de la Tierra en las próximas 24 horas, esparciendo restos en un radio de 500 kilómetros a la redonda.
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La Agencia Espacial de Estados Unidos, NASA, propietaria del Satélite de Investigación de la Superatmósfera (UARS, por sus siglas en inglés) calcula que éste se fragmentará en unas 26 partes, la más pesada de las cuales alcanza a 158kg.
Los restos incluyen tres baterías, cuatro llantas y cuatro tanques de combustible.
Su velocidad al golpear el terreno o el agua del océano varía.
Conocimiento práctico
- Se puede evitar un fragmento si es de día, porque el objeto se ve claramente y a tiempo.
- Sin embargo, algunos fragmentos alcanzarán altas velocidades.
- Los expertos sólo sabrán dónde caerán los fragmentos minutos antes del hecho mismo.
- Algunos fragmentos podrían herir a una persona o dañar la propiedad.
- Sin embargo, la probabilidad de que una persona resulte alcanzada es de 1 en 3,200
Las llantas, por ejemplo, podrían alcanzar velocidades de 107 metros por segundo, lo que es más rápido que uno de los trenes de alta velocidad franceses y diez veces más veloz que el campeón jamaiquino Usain Bolt.
¿Es posible, entonces, que los seres humanos nos aseguremos de que no nos caiga en la cabeza?
"Potencialmente, podemos quitarnos del camino," dice Richard Crowther, de la Agencia Espacial del Reino Unido, que es miembro de una red global de agencias que controla la basura espacial.
"Pero si uno se pasa mucho tiempo mirando hacia arriba, corre más riesgo de chocar contra algo, que de que algo le caiga encima".
Igualmente, si uno quiere evitar completamente el riesgo de ser alcanzado por estos fragmentos, dice, lo que hay que hacer es largarse más allá de los 57 grados de latitud norte (Escocia o Quebec, en Canadá) o sur (más al sur que el extremo austral de Argentina).
"Pero viajar hasta allá puede involucrar un mayor riesgo que el riesgo de ser golpeado por los fragmentos".
Incluso si se acercan a su barrio, usted no se dará mucha cuenta.
Incertidumbre
La NASA está siguiendo la órbita del objeto en cuestión y, el jueves, dijo que se preveía que reingresara a la atmósfera el viernes en la tarde, en la costa este de Estados Unidos.
Lo que NASA no sabe es dónde caerá, en parte debido a los continuos cambios en la atmósfera causados por el sol.
El satélite entró en funciones en 1991 y cesó en un actividad en 2005.
Y la incertidumbre respecto al destino final del satélite continuará hasta sus últimos minutos.
En 1979, cuando la estación espacial Skylab cayó a la Tierra, erró el lugar de caída, previsto en Sudáfrica, y se estrelló en el oeste de Australia.
La gente no va a necesitar esconderse, dice Victoria Simpson, experta en espacio de Secure World Foundation, en Washington.
"No va a caer de manera recta hacia abajo, sino en forma oblicua, casi raspando horizontalmente la atmósfera. De manera que es más probable que uno lo vea yéndose, en vez de ser golpeado por el satélite".
Va a dejar una huella bien visible en el cielo, agrega, muy similar a un cohete ruso que reingresó a la atmósfera en los cielos nocturnos de Denver, Colorado, Estados Unidos.
"La buena noticia es que la probabilidad de que caiga y hiera a alguien es más bien escasa", dice Samson.
"NASA dice que hay una posibilidad en 3.200 de que un fragmento golpee a alguien, en alguna parte del planeta, pero para una persona en específico el riesgo es de uno en 21 billones".
El planeta sufre los impactos incesantes de restos que vienen del espacio prácticamente a diario, dice, de manera que no hay nada que temer.
"Entiendo que la idea de algo que nos cae del espacio, pone nervioso a cualquiera, pero un buen pedazo de la Tierra está cubierta de agua y hay mucho territorio despoblado".
Vida de un satélite
- UARS fue lanzado en 1991
- Tiene 11m de largo, 5 de ancho y pesa 6 toneladas
- Controlaba la atmósfera, especialmente la capa de ozono.
- Cesó en sus funciones en 2005
- Su órbita tiene una inclinación de 57 grados y demora 96 minutos
La única persona que fue golpeada por restos del espacio, hasta donde sabemos, fue Lottie Williams, quien resultó ilesa luego de que fuera golpeada en el hombro por un fragmento del cohete Delta II, en 1997, mientras caminaba cerca de su casa en Oklahoma.
Éste tenía uno 10cm x 13cm y pesaba más o menos lo mismo que una lata de gaseosa aplastada.
Hablando con el diario Toronto Sun, esta semana, Williams le aconsejó a la gente salir de casa si ven que un fragmento viene en su camino, para que puedan quitarse de en medio.
No se sabrá donde va a caer hasta poco antes del hecho mismo, dice Hugh Lewis, un investigador en ingeniería espacial en la Universidad de Southhampton, en el Reino Unido, y la mejor manera de verlo es a través de la huella que irá dejando en el espacio nocturno.
"Es mucho más improbable verlo viniendo hacia uno. ¿Qué habría que hacer para evitarlo? Lo mismo que haría para evitar cualquier cosa que cae del cielo, ya sea que se trate de un pájaro o de un avión", dice.
"Podría causarle daño a un coche o una casa. Cualquier cosa que sea del tamaño de una motocicleta viajando a 60km por hora dejaría una abolladura.
"O bien dejaría un hoyo en el techo, pero tiene más posibilidades de caer en el agua o en territorio despoblado".
Parece bastante probable que el satélite no caiga en áreas habitadas por seres humanos, pero la experiencia será como un ensayo general para un peligro mayor que se nos viene encima en noviembre.
Se prevé que un satélite telescopio alemán llamado Rosat reingrese a la atmósfera con más fragmentos, incluyendo un largo espejo, aún intacto.