En Estados Unidos el Partido Republicano experimentó una notable recuperación en las elecciones de mitad de periodo realizadas este martes y obtuvo la mayoría de la Cámara de Representantes, desplazando a los demócratas, que la controlaban desde 2006.
A medianoche del martes las proyecciones indicaban que los republicanos lograron la mayoría de los escaños en la Cámara de Representantes, y que aunque no pudieron controlar el Senado redujeron en varios puestos la ventaja que tenían los demócratas.
En un triunfo simbólicamente importante, el actual líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, logró imponerse ante Sharron Angle, una de las favoritas del llamado Tea Party.
Sin embargo, los demócratas perdieron varios distritos que controlaban, incluyendo el que representaba el presidente Barack Obama antes de su elección como presidente en 2008.
Los veteranos senadores demócratas Russell Feingold de Wisconsin y Blanche Lincoln de Arkansas no lograron la reelección.
Es la primera vez en décadas que la cámara baja del Congreso cambia de manos sin que lo haga el Senado, lo que planteará nuevas estrategias para las negociaciones políticas entre la Casa Blanca y el legislativo.
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Celebración
Los republicanos recuperaron el control de la Cámara Baja y redujeron la ventaja demócrata en el Senado.
Cerca de la medianoche del martes, desde Washington, el congresista republicano John Boehner, líder de la bancada opositora en la Cámara de Representantes y potencial líder de la nueva mayoría, agradeció el apoyo popular.
"Este no es momento para celebrar, no cuando uno de cada diez ciudadanos está sin trabajo, no cuando tenemos a nuestros niños enterrados en una montaña de deudas. No cuando nuestro Congreso es tenido en tan baja estima", dijo Boehner.
De ser escogido como presidente de la Cámara, Boehner sacará del cargo a la demócrata Nancy Pelosi, quien en 2006 se convirtió en la primera mujer en encabezar el Congreso estadounidense.
La débil recuperación de la economía y su reflejo en el persistente alto desempleo cercano al 10%, estuvieron en la mente de muchos de los votantes, de acuerdo a las consultas hechas a la salida de los centros de votación.
La culpa de esa tibia recuperación de la llamada Gran Recesión de 2007-08, se la achacaron los votantes al presidente Barack Obama, pese a que los problemas empezaron bajo la presidencia del republicano George Bush.
El "mensaje" del Tea Party
Los triunfos en el Senado de Rand Paul, por Kentucky, y de Marco Rubio, por Florida, se apuntan a la cuenta del llamado Tea Party, el movimiento de base conservadora que surgió en 2009 como un intento de reanimar al Partido Republicano tras el triunfo del presidente Obama.
En las palabras iniciales que ofrecieron a sus simpatizantes los ahora senadores electos, ambos reconocieron la importancia del "mensaje" que dicen haber recibido del electorado.
"Incurriríamos en un grave error si creemos que los resultados de esta noche representan de alguna manera una aceptación del Partido Republicano" afirmó en sus palabras iniciales Marco Rubio en un evento en su comando de campaña en Miami.
"Lo que representan es una segunda oportunidad para que los republicanos sean lo que dijeron que iban a ser no hace mucho tiempo atrás", dijo Rubio recordándole a la oposición cómo el llamado Tea Party ha revitalizado a una organización que un año atrás lucía postrada.
Mientras tanto en Kentucky, Paul aseguró que llevará el siguiente "mensaje" a Washington: "Venimos para retomar nuestro gobierno".
Sin embargo, los conservadores republicanos fallaron con Christina O'Donnell en Delaware, quien no pudo hacerse con el escaño que ocupaba el ahora vicepresidente Joe Biden.
Analistas consultados por BBC Mundo estimaron que el Tea Party podría convertirse ahora en una facción importante en la bancada republicana, que podría cambiar la manera cómo se logran los pactos políticos en el legislativo estadounidense.
Consecuencias para la Casa Blanca
El enigma es saber si el nuevo escenario permitirá más cooperación o resultará en una parálisis.
La Casa Blanca ha convocado una rueda de prensa para la tarde del miércoles, durante la que se espera que el presidente Obama haga su primera evaluación de los resultados electorales y posiblemente anuncie algunos cambios de estrategia ante el nuevo panorama político.
Mikey Duffy, editor de la revista de información política Time, aseguró a BBC Mundo que para Obama vendrá un tiempo de "hacer política bipartidista".
"Creo que mañana escucharemos el discurso de que el ejecutivo ha entendido el mensaje del electorado y quizá un reconocimiento de que debieron haber escuchado mejor, no sólo a su propio partido, sino a la oposición", afirmó Duffy.
Sin embargo, Larry Sabato, de la Universidad de Virginia, estima que la nueva composición del Congreso presagia un bloqueo en las negociaciones políticas, mayor que cuando en 1994 los republicanos se impusieron en las elecciones de medio término al principio del gobierno del entonces presidente demócrata Bill Clinton.
"Nos dirigimos a un super bloqueo, porque estos partidos están más polarizados que nunca. Los republicanos tienen menos liberales y moderados, y los demócratas tienen menos conservadores. En realidad es como si no se hablaran".
Algunos estiman que con el terreno ganado a los demócratas, los republicanos tratarán de cumplir la promesa de su líder en el Senado, Mitch McConnell quien dijo que empeñará "toda la legislatura" para "garantizar que Obama sea un presidente de un solo período".
Historia de derrotas
Aunque la tradición marca que el partido de gobierno suele perder terreno en las elecciones de mitad de período, muchos se preguntan cómo es posible que los demócratas de Obama hayan perdido el impulso avasallador de hace dos años con su promesa de "cambio".
"Yo creo que el presidente malinterpretó las elecciones del 2008", le aseguró a BBC Mundo el estratega político Adolfo Franco, vinculado al partido republicano.
"Efectivamente la gente votó por un cambio, pero un cambio (en la manera de hacer política) en Washington y no en cómo se organiza nuestra sociedad. Quieren transformar Washington pero para hacerlo más efectivo y lograr más colaboración entre partidos", dijo Franco.
Según la oposición, el empeño en usar la mayoría demócrata para aprobar la reforma a las leyes del sector salud o del sistema financiero distanció a Obama de los votantes moderados que lo apoyaron en 2008 y generó importantes fracturas en el Partido Demócrata.
Pero otros factores como los auxilios financieros y el multimillonario rescate de empresas como las automotrices también habrían obrado en contra del mandatario, quien además ha perdido apoyos entre grupos minoritarios, como homosexuales o hispanos, al no lograr las reformas que les prometió en la campaña electoral.