El feminismo y la empresa familiar
1.- La primera visión del feminismo es la de una relación antagónica entre hombre y mujer por naturaleza. Los que reconocen esta complementariedad creen que la diferencia comporta siempre un cierto orden jerárquico a favor del marido y por tanto, una cierta medida de desigualdad. Para ganar una franja de poder se apela a la lucha de clases entre hombre y mujer.
Ese enfoque acabaría con la familia empresaria porque acabaría con la familia en primer lugar y luego con la empresa o viceversa, dependiendo en cual de los dos escenarios se planteara la lucha de poder, si en la familia si en la empresa.
2.- La segunda visión es la del feminismo de género que pone en cuestión la diferencia entre hombre y mujer, queriendo eliminar esta diferencia, pues entiende que el género no es el sexo, sino una construcción social y cultural. Esta segunda visión no tiene en cuenta la contribución específica de las madres a la creación de la familia, a la que desestabiliza como institución social. Para la empresa familiar esa visión es perniciosa pues no tomaría en consideración el gran papel de la mujer en la familia como cultivadora de los hijos, activo básico de la empresa familiar. La presencia de una mujer de la familia en la empresa familiar da un sentido específico y cercano al proceso de conciliación del trabajo con la empresa familiar.
3.- De cualquiera de las dos visiones de desprende un rechazo al abuso del poder del hombre sobre la mujer. Eso es obvio, pues, si en la familia empresaria hubiese abuso de poder del varón sobre la mujer, o viceversa, difícilmente se podría mantener en la actualidad la continuidad de la empresa familiar. La familia empresaria necesita no solo de la igualdad entre hombre y mujer sino que se complementan, no solo físicamente, sino sicológicamente y ontológicamente para que la empresa familiar pueda seguir existiendo.
¿Qué efectos positivos o negativos puede tener el feminismo en la empresa familiar?
1.- En los últimos cincuenta años la sociedad occidental se ha esforzado por encontrar vías para conciliar la igualdad del hombre y la mujer sin menospreciar sus diferencias biológicas. En España esto ha sucedido desde 1978.
2.- En los años setenta el movimiento feminista entiende el matrimonio y la heterosexualidad obligatoria como un mecanismo de opresión, basado en Engels (1884) y seguido por Firestone (1970) en su libro The Dialectics of Sex, quien con otros consideran la sexualidad como una perversidad. En 1989 Muller Okim desea un futuro carente de género en su libro "Justice, Gender and the Family" y, por fin,
3.- El hecho de que muchas mujeres tengan la posibilidad de ser madres o no hace que algunas de ellas se sientan inquietas, pero este precio a pagar por la libertad es digno, si la maternidad compensa. El perder esta libertad en contra de la maternidad es, desde luego, otro modo de opresión.
4.- Favorecer la paternidad, la maternidad, el matrimonio y la familia no compromete en modo alguno la paridad esencial, los derechos de la mujer y su dignidad. Reconocer las diferencias entre el hombre y mujer y el papel central de la familia es fundamental para que la sociedad dialogue.
5.- Si predomina la creencia de que la maternidad es una opresión, el futuro de la empresa familiar será oscuro y decadente pues no tendría lugar su continuidad en el tiempo, como legado de la familia fundadora a la siguiente generación. No existiría una nueva familia para hacerse cargo de la empresa, cuando en verdad la familia precede a cualquier forma de organización social.
6.- La sociedad y la política son el resultado del trabajo realizado en la familia. También la empresa familiar es el resultado del trabajo realizado en familia por los fundadores de la empresa. La sociedad depende de la familia y de la tarea que la familia realiza en el proceso de formación de ciudadanos moralmente sanos. La empresa familiar necesita de la labor educadora de la familia en valores tales como solidaridad, altruismo, justicia, compromiso, entrega. Y en esta tarea padre y madre tienen una gran labor que hacer de modo diferente y complementario, pues hombre y mujer tienen modos diferentes de prestar servicio y de trabajar. La madre en la familia no solo aporta su maternidad sino su feminidad a la hora de enfocar cuestiones cruciales en la empresa familiar.
7.- La familia empresaria no es una institución represiva y burguesa como apuntan de la familia la mayor parte de las corrientes feministas. Aunque esas corrientes crean que lo importante es la mujer y no lo es la familia, para la empresa familiar si es de valor estratégico no solo el individuo sino la familia. La mujer en la familia empresaria no concibe a la familia como una carga. El descubrimiento que la sociedad ahora hace de conciliar trabajo y vida familiar viene siendo una experiencia secular en la familia empresaria, en la que se ha diseñado desde siempre el horario flexible según la edad de los hijos. La familia no ha sido un problema a resolver en la empresa familiar, como lo es ahora, consecuente a la incorporación de la mujer al trabajo para todas las empresas. Los hijos y la familia no son un obstáculo para que la mujer se realice en la empresa familiar, sino un elemento clave en la continuidad de la empresa familiar.
8.- La madre y el padre no son sustituibles ni intercambiables, sino complementarios en cualquier familia y desde luego en la familia empresarial, pues la educación de los hijos es vital, como capital humano, para la continuidad de la empresa. En la familia se aprende el amor y el valor del servicio al otro; se aprende el altruismo y la solidaridad, pues, al fin y a la postre, la familia es un valor eminente para la sociedad desde la maternidad deseada.
9.- Familia y trabajo, ni para el hombre ni para la mujer, son instituciones paritarias, pues la familia tiene un valor eminente para la sociedad. De la familia, y no solo de la escuela, depende que tengamos buenos ciudadanos, buenos políticos, buenos empresarios; por eso no es correcto desde el Estado formular políticas de conciliación de la vida familiar y el trabajo desde la paridad. En la empresa familiar con el devenir de los hijos los pactos de la pareja fundadora se renegocian a la hora de asignar tiempo y energías a la empresa y a la familia que crece. La compatibilidad entre horarios de trabajo y de familia, que ahora se legisla, ya fueron diseñados en el seno de la familia empresaria para así poder dar continuidad a la empresa familiar. La mujer entiende el altruismo y lo ejercita desde su maternidad mejor que el hombre, pero la exigencia de altruismo es idéntica para los dos sexos y esa exigencia es prevalente en la familia empresaria, si quiere seguir siéndolo.
Saludos Rodrigo González Fernández , consultajuridica.blogspot.com Este es el número 48 de la revista digital de
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