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viernes, marzo 31, 2006

CAPACIDAD DE COMENZAR DE NUEVO EN LA QUIEBRA

CAPACIDAD DE COMENZAR DE NUEVO EN LA QUIEBRA

Pero esto pasa en los EEUU, acá está muy lejos y por el contrario la quiebra trae consecuencias nefastas para la economía del país y atenta a los derechos humanos.

A diferencia de lo que ocurre en muchos otros países, obviamente incluyendo Chile  en que tenemos una ley de quiebras  decimonónica, a pesar de ciertos agiornamientos prácticamente inútiles, en Estados Unidos el fracaso en los negocios no es algo que se considera negativamente. Esto es algo que tenemos que aprender En efecto, las leyes de Estados Unidos para la bancarrota han sido estructuradas de manera que sirven para alentar a quienes fracasan en los negocios, a empujarlos a que sigan intentando ser empresarios. "Si fracasa un negocio en Estados Unidos, la persona puede seguir su vida sin sentirse avergonzada o en la pobreza total", escribe la autora. "La capacidad de comenzar de nuevo es lo que hace que algunos estadounidenses estén dispuestos a correr riegos en los negocios, lo cual puede ser bueno para la economía general".

 

Nathalie Martin, profesora de la Cátedra Dickason de derecho en la Universidad de Nuevo México, se desempeñó recientemente como catedrática residente de la silla Robert M. Zinman en el Instituto de Bancarrota de Estados Unidos.

 

Estados Unidos depende mucho del uso del crédito, tanto por individuos como por empresas para impulsar su economía. El país tiene también leyes de bancarrota indulgentes para proteger a los individuos y empresas si quedan insolventes financieramente. Como tales, estas leyes apoyan al capitalismo y al crecimiento de la pequeña empresa al alentar a la gente a tomar riesgos de negocios.

 

Para las personas hay dos tipos principales de bancarrota:

 

Un tipo, conocido como Capítulo 7, le permite a la persona con problemas financieros "descargar" - o ser perdonadas - la mayoría de las deudas por las cuales no se haya dado una garantía. Esta clase de bancarrota no ayuda a la persona a ponerse al día con deudas garantizadas, en las cuales el prestatario ha comprometido alguna clase de fianza real, como una propiedad.

 

El segundo tipo, conocido como Capítulo 13, permite a la persona con problemas financieros saldar una porción de sus deudas por medio de un plan de pagos que se extiende de tres a cinco años. Al final del período, sobre la base de que el deudor ha contribuido todo su ingreso disponible al pago del plan, se perdona el resto de las deudas. Este tipo se puede usar para saldar deudas garantizadas vencidas y por lo tanto retener la propiedad que se había puesto como garantía.

 

La ley es diferente para las empresas. Algunas pueden seguir en actividad bajo el Capítulo 11 mientras reorganizan sus deudas. Por lo tanto, a diferencia de la mayoría de los sistemas de bancarrota en el mundo, las leyes estadounidenses permiten a una compañía en bancarrota que siga operando, con la misma gerencia, mientras trata de reestructurar sus deudas. En otras palabras, típicamente no se designa un fideicomisario o custodio. Algunas personas creen que este método, conocido como sistema de deudor en posesión, promueve el crecimiento económico y de empleo porque más compañías siguen funcionando y sus bienes están protegidos. Las empresas también pueden simplemente liquidar sus bienes conforme al Capítulo 7 y usar el ingreso de las ventas para pagar a los acreedores.

 

La filosofía básica

 

La economía estadounidense es extremadamente vibrante y activa. Cuanto más actividad hay en ella, más fuerte es la economía. La estructura de reglamentaciones de Estados Unidos ha sido desarrollada para estimular a la gente a crear negocios, con la esperanza de tener éxito, contratar empleados, pagar impuestos y mejorar de otras maneras la economía como un todo. Reconocemos que en el proceso fracasarán algunas empresas. Por lo tanto, como cultura, valoramos la disposición de una persona a arriesgar su trabajo y su dinero (y también a tomar dinero prestado) por la posibilidad de tener éxito.

 

Estas ideas no son nuevas. Los estadounidenses como sociedad siempre han estimulado la actividad económica por medio del uso extenso de crédito. Ya en la década de 1700, cuando la economía estadounidense competía con economías europeas mucho más desarrolladas, creció más rápido de lo que nadie podía haber imaginado y se transformó rápidamente en la economía más grande del mundo.

 

El uso extenso de crédito en los comienzos de la economía estadounidense fue único en el mundo, dándose el caso de personas que pagaban por bienes y servicios meses e incluso años después de que se había otorgado el crédito. Esto le permitía a la gente iniciar negocios sin mucho dinero en los bolsillos. La disponibilidad de crédito hizo que surgiera la actividad económica y así nació una fuerte economía basada en el crédito.

 

Tener tanto crédito en el sistema también tuvo un lado desfavorable. Algunas de las empresas fracasaron. Aún así, Estados Unidos fue amable al espíritu capitalista puesto que su meta era alentar a la gente a tomar riesgos en los negocios para impulsar su jóven economía. Se desarrolló una cultura legal de tolerancia a la falta de pago, que alentó a la gente a seguir iniciando empresas, aún si había fracasado antes.

 

La indulgencia relativa de la ley de bancarrota estadounidense, comparada con la legislación en el continente europeo, impresionó algunas personas, incluido el filósofo francés Alexis de Tocqueville, quien a comienzos de la década de 1800 comentó sobre "la extraña indulgencia" hacia las compañías en bancarrota en la Unión Americana. Sostuvo que en este aspecto, "los estadounidenses no sólo difieren de las naciones de Europa, sino también de todas las naciones comerciales de nuestro tiempo".

 

Fuente: American Bankruptcy Institute.

 

PRÁCTICA DE LAS LEYES MODERNAS DE BANCARROTA

 

Si un negocio fracasa en Estados Unidos, el individuo que lo emprendió puede seguir con su vida sin sentirse avergonzado o en la pobreza total. Esto es mucho más que una teoría agradable.

 

Muchos de los empresarios de mayor éxito en Estados Unidos fracasaron en negocios anteriores, incluidos el magnate de la salsa de tomate John Henry Heinz, Henry Ford de la Compañía Ford y Phineas Barnum, el fundador del circo estadounidense. Todos estos hombres finalmente se hicieron muy ricos, en parte porque se les dio la oportunidad de emprender un negocio, fracasar y empezar de nuevo.

 

Las pequeñas empresas en Estados Unidos son la fuerza impulsora de la economía y emplean más personas que las enormes compañías multinacionales. El sistema de crédito y su contraparte, el sistema de bancarrota, apoyan claramente a las pequeñas empresas y a los emprendedores. No obstante el puro volumen de crédito disponible en Estados Unidos es enorme en términos globales, con muchos estadounidenses aptos para obtener crédito de 50.000 dólares o más en préstamos bancarios, tarjetas de crédito y otras fuentes, aún sin ofrecer garantía. Muchos de los nuevos empresarios inician sus negocios con dinero de estas fuentes.

 

A muchas personas fuera de Estados Unidos les parece que las leyes de bancarrota estadounidenses son extrañas, en parte debido a que son tan diferentes de las leyes en sus propios países. En muchas partes del mundo las deudas no se perdonan fácilmente, y con frecuencia hay un estigma asociado con el fracaso financiero. En muchas partes de Europa, una quiebra comercial se ve como un bochorno, aunque uno trabaje para la empresa de otra persona que cae en bancarrota. Alguien asociado con una quiebra comercial puede incluso tener dificultades para encontrar otro trabajo. En algunas partes del mundo, como Japón, mis averiguaciones han descubierto que el estigma del fracaso comercial es suficientemente fuerte para conducir a las personas al suicidio. En Chile también lo es grave y denigrante a la persona humana y también ha llevado a personas al suicidio

 

No obstante, otros paìses - incluidos Japón, Italia, Francia, Gran Bretaña y Alemania - están comenzando a aplicar leyes más indulgentes a fin de promover el empresariado e impulsar economías más activas. En algunos lugares los legisladores creen que un sistema de bancarrota más indulgente salvará bienes y stimulará economías que no crecen rápidamente. El Japón deflacionario es un ejemplo de un país que trata de usar leyes de bancarrota más indulgentes para crear más crédito y más actividad económica. Puesto que la mayoría de estas leyes son bastante nuevas, no está claro aún si estos cambios ayudarán a promover el desarrollo de pequeñas empresas. Algunas veces los factores culturales también pueden impedir que la gente aproveche estas leyes más nuevas y más blandas.

 

En Estados Unidos hay mucho menos estigma asociado con un negocio en quiebra. Algunos posibles empleadores incluso suelen considerar más valioso a un empleado de una compañía quebrada debido a las lecciones aprendidas en su trabajo anterior. Más aún, los estudios muestran que muchos de los propietarios estadounidenses que andan bien en los negocios han fracasado en emprendimientos comerciales anteriores. La capacidad de comenzar de nuevo es lo que hace que algunos estadounidenses estén dispuestos a arriesgarse en los negocios, lo cual puede ser bueno para la economía general. La amplia disponibilidad de crédito también es muy útil para el nuevo emprendedor.

LA FUNCIÓN ECONÓMICA DE LA DEUDA DEL CONSUMIDOR

Además de la deuda que los estadounidenses contraen para iniciar un negocio, también usan el crédito para comprar bienes de consumo como casas, automóviles, muebles y ropas. Los estadounidenses usan tarjetas de crédito en vez de dinero en efectivo más asiduamente que las personas en otras partes del mundo. Como grupo, también compran más bienes de consumo, incluso más que las personas que viven en países ricos como Japón y Canadá. Mantener un nivel alto de gastos del consumidor es muy bueno para la economía estadounidense, particularmente cuando bajan los gastos de las empresas.

 

No obstante, las leyes de bancarrota estadounidenses no son tan indulgentes con los consumidores individuales que usan el crédito extensamente para comprar bienes de consumo como lo son con las empresas. Como muestra el cuadro adjunto, hay una fuerte correlación entre la deuda del consumidor y el gasto financiero, y la bancarrota resultante de los gastos del consumidor.

 

Más aún, las personas que se extienden financieramente de manera excesiva en bienes de consumo encontrarán más difícil descargar sus deudas. Esto es resultado de un cambio reciente en las leyes de bancarrota del consumidor dirigido a controlar esa clase de gasto.

UNA PALABRA FINAL

Impulsar una economía activa en Estados Unidos puede verse casi como un deber cívico. Tomar riesgos crediticios para iniciar un negocio puede brindar grandes recompensas financieras. Si fracasa, la persona tendrá una segunda oportunidad. Incurrir en extensa deuda del consumidor conlleva casi los mismos riesgos pero sin casi ninguna de las recompensas.

Entonces, aprendamos en Chile y solicitemos se legisle  conforme a la evolución de las sociedades y  de los requerimientos de los ciudadanos. Saludos Rodrigo González Fernández, consultajuridica.blogspot.com

 

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