HARALD BEYER (AUTOR) Puntos de Referencia Nº 292, mayo de 2008.
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· A medida que sube el precio del petróleo en el mercado internacional crece la presión para reducir los impuestos a los combustibles. Ello ocurre con más o menor intensidad en diversos países. Chile no está exento de este fenómeno y aunque el impuesto a las gasolinas se redujo de manera transitoria en alrededor de 53 pesos por litro muchas voces demandan reducciones adicionales. · Esta posición puede parecer pertinente sobre todo si se tiene en cuenta que el impuesto específico a las gasolinas aún alcanza a 157 pesos por litro. Además, parece alto comparado con los casi 50 pesos por litro que se cobra en promedio en Estados Unidos. · Se sostiene, sin embargo, que sería un error reducir fuertemente o eliminar el impuesto específico a los combustibles. Este intenta, de manera imperfecta por cierto, que los usuarios perciban los costos externos que su consumo le genera al resto de la sociedad. Si el impuesto se eliminará se consumiría más combustible del que es económicamente eficiente. Esto es cierto para cada nivel de precio internacional del crudo. · Los efectos que provocan las alzas sobre el bien- estar de las familias de menos recursos deben ser abordadas con bonos transitorios antes que con reducciones generalizadas en el impuesto a los combustibles que crean distorsiones y enviarían una señal incorrecta a los mercados nacionales al retrasar los ajustes en los precios domésticos. El fondo de estabilización, que puede ser adecuado en momentos de fluctuaciones de precio pero no en momentos de alzas continuas como las que ha experimentado el petróleo en los últimos años, ya distorsiona significativamente este mercado. · Pero, además, y más allá de los impuestos espe- cíficos en Estados Unidos, la evidencia disponible sugiere que el impuesto específico que se cobra a las gasolinas es razonable. Para una muestra de 36 países para los que poseemos datos este impuesto específico alcanza un promedio simple de 302 pesos, es decir casi el doble del impuesto nacional actual. Este dato está influido por el hecho que la muestra incluye muchos países de alto ingreso per cápita. Con todo el impuesto específico en Chile es inferior al observado en varios países de similar o levemente superior ingreso per cápita. En esa muestra de países el diesel tiene un impuesto que, en promedio, es un 28 por ciento más bajo que el de las bencinas. En Chile, en cambio, es un 66 por ciento más bajo. Tampoco aquí conviene innovar. · Este impuesto generó el año pasado más de 1.600 millones de dólares. Esos recursos podrían usarse productivamente apoyando reducciones tributarias para acelerar la inversión o la productividad en el país. Sin embargo, usarlos para financiar la eliminación o reducción del impuesto específico crea una ineficiencia que hace menos productiva la economía al olvidar los costos sociales que provoca el consumo de combustibles. |
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