LA PIEL DEL FUMADOR

UN HABITO MALIGNO

La piel del fumador

El tabaco no solo desgasta este revestimiento, sino que, además, genera problemas para la cicatrización y un mayor riesgo de cáncer.

El cigarrillo mata. De esto no existe duda alguna.

Claro que antes, mucho antes de que el fumar se traduzca en alguna de las tantas afecciones letales que hoy se sabe que causa, como el cáncer de pulmón o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), entre muchas otras, el fumar arruina la piel, haciendo que envejezca mucho más rápido de lo normal y minando su capacidad de cicatrización.

     Los signos del consumo de tabaco se observan fácilmente en el rostro de cualquier fumador, pero también en zonas no tan expuestas.
     "La elastina de las zonas no expuestas al sol en los fumadores es más gruesa y fragmentada que en los no fumadores. La falta de oxígeno de la dermis debido a la vasoconstricción es la principal causante de esto", explicó la dermatóloga Laura Mijelshon.
     Advirtió que la disminución en la síntesis de colágeno por la falta de oxígeno en la piel también es un factor importante presente en la piel de los fumadores, en la que los efectos oxidativos del cigarrillo contribuyen al arrugamiento prematuro de la piel.
      Son numerosos los estudios médicos que hablan de la llamada "piel de cigarrillo".
     Ya en 1965 había un registro en la literatura científica de investigadores que, tras comparar la piel de mujeres no fumadoras con las de fumadoras, hallaron que éstas tenían una piel notoriamente más gris, pálida y arrugada.
     Si bien las arrugas no ponen en riesgo la salud, ni son causa de muerte, ninguna de las manifestaciones cutáneas del fumar genera tanto interés como las arrugas, aseguró la doctora Mijelshon.
     "En muchos fumadores la amenaza de arrugas faciales es un gran motivador para abandonar el hábito", acotó.
     Claro que el desequilibrio que genera el humo del tabaco en el correcto funcionamiento de la piel (después de todo, el órgano más extenso del cuerpo humano) no se agota en la temida "piel de cigarrillo".
     Fumar afecta el normal proceso de cicatrización de la piel, que es fundamental para resguardar al organismo del ataque de virus, bacterias y hongos presentes en el medio ambiente.
     Un estudio que se basó en el análisis de injertos de piel mostró que quienes fuman un atado de cigarrillos diario presentan un riesgo de necrosis (muerte celular) cutánea tres veces más alto que los no fumadores.

Fuente:

Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU

Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU

Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU( 

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