Daniel Schweimler BBC, Buenos Aires |
Argentina atraviesa una ola de frío y la semana pasada nevó en Buenos Aires, la capital, por primera vez en 89 años.
Pero nadie espera el aumento de las temperaturas con más nerviosismo que los miembros del gobierno.
El invierno ha destacado la profunda crisis energética del país y, a menos de cuatro meses de las elecciones, esto es algo que los políticos en el poder hubieran preferido evitar.
Hasta cierto punto, Argentina es víctima de su propio éxito.
La economía ha estado creciendo a un fuerte ritmo año tras año.
Las construcciones florecen por doquier, las ventas de automóviles son enormes y las fábricas se esfuerzan por satisfacer la demanda.
Pero todas estas actividades requieren combustible y Argentina carece de suficientes fuentes energéticas.
Racionamiento
El gobierno se está viendo obligado a racionar el suministro de gas a las fábricas.
Los taxistas, cuyos autos funcionan con gas natural, han estado haciendo fila frente a las gasolineras, desde que se impusieron restricciones a los suministros.
El objetivo del racionamiento fue evitar la imposición de recortes energéticos a las casas privadas, lo que podría resultar catastrófico a tan poco tiempo de las elecciones.
Se espera que gane la candidata del gobierno, Cristina Kirchner, precisamente porque los resultados de la economía han sido tan buenos.
Pero el mayor poder adquisitivo de los consumidores se traduce en más aires acondicionados para el verano y más equipos de calefacción para el invierno.
Los críticos dicen que el gobierno no estaba preparado adecuadamente para el reciente crecimiento y ahora sólo puede hacer malabarismos con los suministros y rezar por qu
Rodrigo González Fernández
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