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sábado, octubre 23, 2010

Ilusiones de cambio por Yoani Sanchez desde Cuba


Yoani Sánchez
Sábado 23 de Octubre de 2010
Ilusiones de cambio


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Por suerte no me quedaban demasiadas ilusiones, pues de lo contrario me habría sentido muy defraudada hace un par de semanas cuando me negaron por octava vez en apenas tres años el permiso para viajar al extranjero.


Desde que el general Raúl Castro heredó la presidencia de Cuba, en febrero de 2008, el tema que ha gravitado con mayor presencia entre estudiosos e interesados es el de los cambios que se operarían en el socialismo cubano. Las especulaciones tuvieron su origen en la mención hecha por el propio General de que era necesario eliminar absurdas prohibiciones y realizar cambios estructurales en la economía. Como cualquier otro ciudadano de este país, confronté esas promesas con aquellas prohibiciones que afectan mi vida y al principio me hice mis particulares esperanzas en relación a la dirección, profundidad y velocidad con la que se efectuarían las necesarias transformaciones. Pero mi más delirante quimera -desde que escuché hablar de que venían los cambios- fue que serían erradicadas las restricciones que obligan a los habitantes del "Primer territorio libre de América" a pedir un permiso para visitar otro país. Obviamente no estoy hablando de la visa que estampa en nuestro pasaporte la embajada de la nación que se quiere visitar, sino del trámite que hay que realizar para recibir la autorización de salida, conocido entre nosotros como "la tarjeta blanca" y por el que hay que pagar 150 pesos convertibles, el equivalente a casi un año de salario de un profesional.

Desde mayo de 2008 hasta el presente, en la misma oficina de inmigración de mi municipio me ha sido negado ese permiso en repetidas ocasiones, lo que me ha impedido participar en eventos donde he sido invitada a participar o a recoger premios que me han otorgado. En ningún caso he recibido una explicación, sólo la lacónica frase: "Por el momento usted no está autorizada a salir del país". Mi exigencia de que se me digan claramente y por escrito las razones de mi retención dentro de la isla obedecen realmente a una formalidad, porque tanto ellos como yo sabemos de qué se trata: pienso diferente y para colmo lo expreso en público.

Así que mis avatares de viajes pendientes me han llevado a concluir que la peculiaridad más notoria de este proceso llamado de perfeccionamiento o actualización del modelo cubano es la lentitud con que se viene ejecutando. La divisa de vista larga y pasos cortos parece prevalecer en la mente de los hombres que poseen alguna responsabilidad en la máxima dirección del país, quienes tienen la convicción de que no hacer los cambios puede ser tan peligroso como hacerlos más allá de ese punto en que empiecen a tambalearse las sólidas columnas donde se asienta su poder.

Uno de esos pilares es la represión, fuente de la obediencia indispensable que se necesita para gobernar un país sin una oposición legalizada. Consecuencia inevitable de esa represión es la sumisión a la que se sienten obligados aquellos que tienen la pretensión de emigrar y necesitan -claro está- un permiso condicionado por motivos políticos. Curiosamente en estos momentos de reducción drástica de los empleos estatales, no parece que vayan a disminuirse las plantillas de cientos de uniformados que en las oficinas del Ministerio del Interior se dedican a sopesar la lealtad del que quiere montarse en un avión. La manutención de esas estructuras improductivas y violadoras de derechos es un índice revelador de hasta dónde llega la voluntad transformadora en el gobierno de Raúl Castro.

No hay que hacerse ilusiones con que ese tipo de cambio esté próximo a producirse, mejor es cambiar de ilusiones. Las mías no están enfocadas en la voluntad de mis gobernantes, sino en el peso de la obstinada realidad. Todo cambiará, aunque ellos no quieran. Mis nietos creerán que soy una mentirosa cuando les cuente como eran las cosas en mis tiempos y yo seré feliz porque ninguna de estas tonterías les cabrá a ellos en sus cabezas.

Fuente:emol
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU

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