RFI- ¿Por qué la Academia Sueca distinguió el trabajo de Jean Tirole?
Pierre-Yves Geoffard: Los trabajos de Jean Tirole recompensados por el Comité Nobel -porque no lo fueron todas sus contribuciones, que también son interesantes e importantes- son sus análisis sobre la competencia imperfecta y la regulación sobre distintos sectores económicos en los que no existe una competencia perfecta. Tiene que ver con una mejor compresión de los actores, de cómo interactúan y cómo se regulan estos comportamientos. El marco de pensamiento es coherente, es el de la asimetría de la información. Un ejemplo muy simple de esto: cuando usted llama a un plomero existe una relación de información asimétrica. Usted conoce menos de plomería que el plomero, así que delega esta tarea. El plomero tiene una información superior a la suya, lo que crea un problema para un acuerdo contractual. Esta estructura volvemos a encontrarla en todos los niveles, ya sea entre el Estado y sus proveedores, entre cualquier proveedor y cualquier cliente. Esto tiene declinaciones y sirve como marco de análisis que puede aplicarse a distintos sectores. Esta "teoría de los contratos" puede aplicarse a la industria bancaria, la industria de redes, el transporte, las telecomunicaciones y otros campos donde no existe una competencia perfecta.
¿Cómo sitúa usted a Jean Tirole en el espectro político?
Su postura académica le otorga un gran lugar a la duda, porque investigar es ante todo dudar de casi todo, mientras que el político pide certezas. Si llevamos esto a consideraciones políticas, sobre una de las cuestiones que está en el corazón de estos debates, la articulación entre el Estado y el mercado, la aplicación sistemática de este marco de pensamiento en múltiples sectores nos indica que no hay una lección general y fácil. Una industria de redes no se regula del mismo modo que el sector del transporte, que tampoco se va a regular igual que el sector bancario, etcétera.
Existe también un escepticismo hacia una hipótesis que no siempre se explicita que es la benevolencia natural de la intervención pública. En el corazón de su análisis está la idea de que el mercado no es necesariamente eficaz, no funciona tan bien, con tanta naturalidad, pero que el Estado tampoco. Es decir que la intervención pública que puede apuntar a corregir un defecto del mercado no es evidente y no hay que imaginar que la mejora de una situación pasa necesariamente por el Estado. El Estado y los organismos públicos también están compuestos por individuos que tienen sus propios objetivos. Como toda organización social, la coordinación de sus comportamientos individuales no coincide necesariamente con el interés común.
Este escepticismo simétrico frente al Estado y al mercado hace que Jean Tirole sea difícil de clasificar. […] El mercado puede funcionar en algunos casos y el Estado no debe necesariamente intervenir mientras que en otros casos, al contrario, la intervención pública puede ser ineficaz porque el Estado puede ser capturado por lobbies o rentas de distinto tipo. En otros casos, el mercado va a llevar a una concentración monopólica sobre la que hay que actuar, teniendo en cuenta que los modos de intervención del Estado también son imperfectos.
La economía francesa atraviesa actualmente un momento difícil: existe una alta tasa de desempleo y un déficit público récord, mientras el ministro de Finanzas admite públicamente que su sector presenta diversas "enfermedades". Paradójicamente, al mismo tiempo vemos triunfar a pensadores franceses comoThomas Piketty y el último premio Nobel. ¿Cómo explica esta brecha entre la realidad económica francesa y estos reconocimientos internacionales?
Existe una respuesta rápida pero corta que es que "Nadie es profeta en su tierra". Dicho esto, creo que los políticos franceses no son quienes más están a la escucha de lo que los intelectuales, en el sentido amplio, y los economistas, en particular, tienen para decir.
-¿Por qué no son tan escuchados?
Creo que uno de los elementos que explican esto es que hay distintas maneras de analizar una cuestión de política pública. Puede hacerse en función de eficiencia y de equidad como se hace en general desde una perspectiva económica. Pero también está la cuestión de la puesta en práctica de una política, que toma en cuenta el interés de unos y otros, que tiene que ver más justamente con los equilibrios políticos. Es cierto que se tiene la sensación en Francia de que lo que cuentan por ejemplo Jean Tirole o Jean Jacques Laffont, entre otros, es que el Estado en la acción pública puede ser capturado por ciertos lobbies y que el lugar de la argumentación económica es reducido. Es decir que se reforma y sobre todo no se reforma porque iría contra los intereses de tal o cual aunque un análisis más global prueba que mejoraría la situación.
A partir del éxito de la obra de economistas contemporáneos como Thomas Piketty o Jean Tirole, ¿puede hablarse de una mirada francesa de la economía, de una "french touch"?
- Es difícil afirmarlo en caliente. No creo que se pueda hablar de una escuela francesa de Economía. Si buscamos una relación entre los trabajos de Piketty y los de Tirole, se puede decir que son muy complementarios y al mismo tiempo que son muy distintos en cuanto a las metodologías, las preguntas del modo de encarar los temas. Y trabajos de este tipo existen en otros países.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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Santiago- Chile
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