14 reglas para disfrutar del Gin Tonic perfecto
"Seguuuuro estooooy, que jamás nadie te ha queriiiido, cooooomo yo…", le canta Carlos Baute cuando ella está triste, pero anoche no estaba nada triste. Anoche Astrid Klisans, bellísima venezolana que se casa –otra vez, ahora religiosamente y en El Escorial y por todo lo alto- con el famoso cantante el próximo 29 de junio, estaba muy alegre, como también lo estaban las tropecientas criaturas que invadieron todas las esquinas de la planta 50 (sí, 50: en Madrid también hay rascacielos) de la Torre de Cristal. Y la alegría venía, como no podía ser de otra manera, por la barra libre: todo el mundo iba con un Gin Tonic en la mano.
Era la fiesta de Schweppes, presentaba Carlos Latre (que sigue 30 kilos más delgado y que imitó, entre carcajadas del público, a Boris Izaguirre, Carlos Arguiñano o Andrés Iniesta) y se premiaba el mejor Gin Tonic de España, un premio que se llevó Paco Dorado, un hombretón del sur que cree mucho en la magia de Sevilla y en los milagros del Azahar y que temblaba de los nervios pero que hizo, según el jurado, el mejor Gin Tonic de España. Qué contento estaba Paco: 5.000 euros en el bolsillo y el posible empujón definitivo en su carrera.
Entre los miembros del jurado, "el Ferran Adrià de la coctelería", como llaman algunos a Javier de las Muelas. El propietario del mítico Dry Martini de Barcelona (que tantísimo le gusta a la mordaz Maruja Torres) es un hombre tímido, pero hace treinta años era más tímido todavía. Ése fue el principal motivo por el que se hizo coctelero: era una forma de socializar. "Yo estudié Medicina, pero la coctelería me sirvió para curarme de la timidez, porque trabajar en un altar, en una barra, propiciaba a hablar con las personas", me explicaba este hombre sabio que defiende lo cualitativo sobre lo cuantitativo y que dice que el gran boom de la coctelería y de los Gin Tonic ha sido gracias a la mujer.
"La mujer ha ayudado muchísimo a beber más inteligentemente. El mundo es ahora más femenino y para mí la forma de interpretar la vida de la mujer es más inteligente, y su entrada en las coctelerías les ha aportado luz", decía De Las Muelas, y ya que estábamos ante un hombre tan sabio le pedimos que nos explicara lo realmente indispensable para disfrutar del Perfecto Gin Tonic (entendido como experiencia y de forma global). A saber:
1. Bebe inteligentemente. No por tomarte siete Gin Tonic vas a ser más feliz que por tomarte uno: "Yo soy más de lo cualitativo y creo en el enorme placer de tomarte un buen Gin Tonic sin tener por qué tomarte tres".
2. Huye de un barman que trate de ser protagonista: el protagonista es el cliente. "Como el sacerdote, el barman debe seguir unos rituales. También debe ver, escuchar y callar. Debe tener tablas y capacidad de transmitir, saber qué busca esa pareja, que a su bar, a su iglesia"
3. El barman debe ser amable: un barman con la cara hasta los pies puede arruinarte el Gin Tonic, por muy bueno que éste sea: "Nosotros no podemos olvidar que estamos siempre en función de los clientes. Y es muy importante la cultura de servicio".
4. La calidad del vaso ha de ser buena. Gastarse el dinero merecerá la pena: "La cristalería es esencial".
5. No seas ansioso y no te pases con la ginebra: "5 o 6 centilitros" son la medida perfecta.
6. Tónica Schweppes Original Premium Mixer de pimienta rosa o una Cardamomo. "Así le das un valor o trascendencia especial".
7. Elige tu ginebra favorita. Javier de las Muelas lo tiene claro: Bombay.
8. Importancia del 'look and feel': en el Gin Tonic es tan importante la forma, la apariencia, como el contenido. "El todo es lo que te proporciona la experiencia descomprensora, algo tan importante en los tiempos tan duros en los que vivimos", explica De Las Muelas.
9. Muy, muy, muy importante: el hielo. Nada de comprar una bolsa en el local chino de abajo de tu casa: "El cubito debe ser transparente. Nosotros lo producimos por ósmosis, con agua descalcificada. Los cubitos casi blancos están llenos de impurezas. Y lo que no sabe la gente es que muchas veces la resaca del día siguiente es por culpa del hielo y no por el garrafón".
10. Vale, cubitos de agua tratada con ósmosis. Pero, ¿cuántos? "Seis o siete cubitos".
11. Recuerda que un Gin Tonic es un Gin Tonic y no un árbol de Navidad ni una ensalada: "Yo –explica De Las Muelas- creo que es importante la sobriedad y desaconsejable la sobrecarga de elementos".
12. El cítrico es esencial. Jamás de los jamases sirvas un Gin Tonic sin cítrico: sería un pecado casi mortal.
13. El entorno, el momento elegido para tomarlo y la compañía es importante. Un momento perfecto puede ser en tu casa con tu pareja después de un día horrible de trabajo, pues "sirve como descompresor" de las angustias y problemas. Ya de paso, dile que le quieres.
14. El secreto no por evidente menos definitivo: las ganas de disfrutar del Gin Tonic y, ya puestos, de la vida, ya sea desde la planta 50 de un rascacielos, desde la mejor coctelería de NY o desde el salón de tu casa.
Ganas de disfrutar de la vida. Como las que tiene la bella joven de la que hablábamos al principio de esta crónica, que se casa por segunda vez con Carlos Baute y que me contó que cree en el amor sin medida ni control, como él, y que le pide que le cante su canción preferida al oído si alguna vez está triste porque así de pronto se anima y sonríe. O como las que tenían los 900 mejores amigos (que diría Terenci Moix) de los 20 finalistas al premio que ayer llegaron a esa torre altísima (y lejana: está a tomar vientos) con los 40 grados insanos de las cinco de la tarde y salieron pasada la media noche, sin haber hecho caso al maestro De las Muelas: "Yo llevo por lo menos seis Gin Tonic", decía Claudia Pamplona, que vino de Pamplona con su pareja, Jon Uriol, con la esperanza de que él resultara ganador. Qué de Gin Tonic le prepara Jon Uriol a su pareja y qué bien se lo pasaban anoche. Casi tan bien como lo pasó la prensa gastronómica. Porque dirán lo que quieran de los cronistas de sociedad, pero lo de la prensa gastronómica, que cree ciegamente en eso de que para escribir sobre algo hay que probarlo varias veces, se las trae.
Porque este cronista no sabe si existe el perfecto Gin Tonic ni si el que preparó el joven de Sevilla es el mejor de España o no, pero sí que sé que la pasión por la mixología existe. Lo vi ayer con mis propios ojos.
Saludos
Rodrigo González Fernández
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