CHILE: DESDE LA DISCUSION : En busca del tesoro perdido del maestro Claudio Arrau

 

CLAUDIO ARRAU Y MUSEO EN CHILLAN   En busca del tesoro perdido del maestro Claudio Arrau

Domingo 30 de marzo de 2008. Por René Inzunza Valdivia. El museo Claudio Arrau de Chillán, uno de los orgullos culturales de nuestra ciudad, posee apenas un 10 por ciento de los condecoraciones, premios y bienes que atesoró durante su larga y fructífera vida el famoso pianista. Pese a que tras su muerte se firmaron documentos en los que comprometía el envío a nuestra ciudad de la totalidad de los valiosos recuerdos de la vida del maestro, 17 años después la mayor y más valiosa parte de estos bienes no sólo no ha llegado sino que está desaparecida. ¿Qué pasó con el tesoro de Claudio Arrau?, ¿En qué lugar del mundo se encuentra la mayor parte de sus bienes artísticos?, ¿Por qué para los entendidos el museo actual del Maestro en Chillán es un pobre y pequeñísimo espejo de la realidad que debió haber sido el museo?. LA DISCUSIÓN se embarcó en una investigación para buscar respuestas no son fáciles y que dejan en evidencia una historia de final hasta ahora triste, donde hay negligencias, egos rotos y hasta premios de consuelo para los perdedores. SE INICIA LA BUSQUEDA. La muerte del maestro Arrau en Mürzuschalg, Austria, a mediados de 1991 movilizó de inmediato al Gobierno para que se hiciese respetar la voluntad última de Arrau en cuanto a ser enterrado en su país natal. Alemania, Austria y EE.UU. hicieron lo propio, pero las hábiles maniobras de la embajada chilena en Viena priorizaron la postura nacional y fue así como el cuerpo de Claudio Arrau fue traído a Chile aún cuando sus hijos que le sobrevivían, Carmen y Christopher, desearon en el momento que fuese llevado a Norteamérica. Es aquí donde surge con enorme peso la figura de Agustín Arrau, sobrino del maestro, heredero y fideicomiso de todo el patrimonio artístico del intérprete. Una fuente que prefiere la reserva asevera que Agustín Arrau estaba incómodo con el avión que trajo al maestro desde Europa y también con la carroza que trasladó sus restos desde Santiago a Chillán, pues consideraba que ambos transportes no estaban a la altura del genio que en vida fue Claudio Arrau León. Con poco más de 60 años en ese entonces, Agustín Arrau era y es, para quienes lo conocen, dueño de una personalidad, por decir lo menos, singular. A la muerte del maestro Agustín adoptó formalmente el papel que su tío le dejó en torno a los bienes y entabló un contacto oficial entre la Fundación Arrau de nuestro país y la propia con sede en New York. Asimismo, Chillán, en ese entonces bajo la alcaldía del hoy diputado Rosauro Martínez Labbé, tomó como prioridad iniciar las conversaciones para crear en nuestra ciudad y no en la capital, un museo que recordase la memoria y el legado del Maestro. Es así como a poco más de un mes de la muerte de Arrau viaja el primer "equipo" hacia EE.UU encabezado por Martínez y otros funcionarios que, a pesar del poco tiempo que restaba para que terminara el mandato de este, igual se las ingeniaron para profundizar los lazos de amistad con Agustín Arrau y los hijos del maestro que habían nacido desde la muerte del intérprete. Así, se aunaron criterios entre nuestra ciudad y el sobrino de Arrau en torno a lo que se debía levantar en Chillán en honor al músico: Un museo para resguardar el legado, un teatro para potenciar el arte y sobre todo la música en la ciudad y un mausoleo donde descansaren finalmente y en su real magnitud los restos del Maestro. El diputado Martínez califica hoy la visita como "fructifera, pues se sentaron las bases para la posterior donación". En 1992 se concretó la segunda visita chillaneja a la Gran Manzana. Esta estaba conformada por el fallecido alcalde Mario Arzola Medina, Jaime Carrasco, en representación de la Corporación Musical Santa Cecilia y el concejal Héctor Ortiz, a la sazón presidente de la Comisión de Cultura del Concejo Municipal. Además, la visita contó con un plus importantísimo, pues la figura de James Holger, embajador permanente alterno de nuestro país ante la ONU, acercó fuertemente a Agustín Arrau con la comisión gracias a la amistad que existe hasta hoy entre el sobrino del pianista y el diplomático ya retirado del servicio. Descubrimos una copia de la comparecencia firmada en New York con fecha 3 de noviembre de 1992 entre Agustín Arrau Henríquez, James Holger, y Mario Arzola, donde Arrau, en su calidad de depositario y fideicomisario de todo el patrimonio artístico y cultural del insigne músico "viene por el presente instrumento a ceder y transferir, a título de donación, en forma permanente, perpetua e irrevocable; todo el patrimonio artístico y cultural de Don Claudio Arrau León, que él posee y entre los que se encuentran, a modo ejemplar, y sin que la enumeración sea taxativa y excluyente; los documentos, papeles personales, programas, música, distinciones y todos los demás bienes corporales muebles del tipo artístico cultural; a la fundación Claudio Arrau ya individualizada". Además, en el segundo párrafo se hace mención que el fin último de la comparecencia es permitir a la brevedad la construcción, perfeccionamiento y mantenimiento de un museo en Chillán para que se recopile, preserve y difunda el legado artístico del Maestro. Se dieron plazos de seis meses para que la fundación sacara la personalidad jurídica en Chile y para que se habilitara un terreno en el Cementerio Municipal de Chillán para la construcción de un mausoleo. También se tenía considerado el teatro municipal como futuro teatro Arrau y museo. Las relaciones entre Agustín Arrau Henríquez y los hijos sobrevivientes del Maestro Carmen y Christopher (Mario falleció en un accidente automovilístico en 1988) se vieron fuertemente dañadas después de la muerte del músico. Quizás este fue el motivo por el que no le cayó bien a Agustín Arrau el viaje que la misma comisión hizo a Denver, Colorado, para comprometer el resto (una pequeña parte por cierto) de los bienes artísticos del maestro que guardaron sus hijos. Agustín más de alguna vez minimizó el aporte que podrían hacer Carmen y Christopher al museo por su exigua cantidad de artículos; paradójicamente esa pequeña cantidad conforma hoy casi la totalidad de la muestra que otorga el museo Claudio Arrau en Chillán. La comisión presidida por Mario Arzola volvió a Chile esperanzada y con la casi certeza de que el legado de Arrau se quedaría en Chillán para el disfrute de sus habitantes. Sin embargo, el fax enviado el 17 de mayo por Agustín Arrau desde New York echó por tierra todas las esperanzas de concretar la idea en el mediano plazo, porque expirada la fecha del convenio, no siendo solicitada una extensión y "no habiéndose cumplido los artículos tercero y cuarto hemos tomado la decisión de dar por terminadas las gestiones" versaba el comunicado que movilizó tardíamente al Concejo sobre el tema. Sólo Julio San Martín, concejal de Chillán en ese entonces, había mencionado en un par de sesiones que las fechas de expiración se acercaban y que si no existía más dedicación el asunto podía terminar mal. Se anunciaron demandas y se vio la posibilidad de actuar en contra de Agustín Arrau, pero legalmente no había forma de proceder ante el todopoderoso fideicomisario. Desde un inicio la Corporación Musical Santa Cecilia fue actor importante en el tema del legado. Cuando llegó el fax de Agustín Arrau desde EE.UU., miembros de la entidad se encontraban en ese país según investigamos para "intentar canalizar la cesión de los bienes para que la ciudad no los perdiera". Curioso que justo cuando llega la negativa de Arrau se encontrasen en EE.UU. miembros de otra entidad tratando el tema. Arzola, consultado en su oportunidad por nuestro matutino, señaló -sin total convicción- que Santa Cecilia se sumó en su momento a la firma del convenio y que "sería extraño que estuviese haciendo negociaciones particulares, luego de haber participado en la gestión oficial anterior". Con todo, el 20 de mayo del mismo año Arrau otorga un poder especial a Ricardo Ramos Arellano, presidente de Santa Cecilia, para que en nombre de la Fundación Arrau realice todo lo necesario para lograr la materialización de los proyectos: Cripta familiar, museo y teatro. Jaime Carrasco, ex presidente de la entidad musical es taxativo para referirse a Agustín Arrau: "Creo que el nunca quiso deshacerse de los bienes del maestro". A FOJAS CERO. El fax de Agustín Arrau y la trágica muerte de Mario Arzola llevó a un punto muerto las negociaciones. Así lo entendió Aldo Bernucci Díaz cuando asumió el gobierno comunal de Chillán y por ello formó otra comisión con el fin de asegurar de una vez por todas el legado artístico del Maestro. En 1995 el equipo formado por el alcalde Bernucci; el director de cultura municipal, Carlos Bastías; Ricardo Ramos y Benjamín Ruz, presidente y vicepresidentes de Santa Cecilia; el concejal Julio San Martín y el director de LA DISCUSION, Tito Castillo Peralta, viajó a New York con la misma intención de todas las anteriores comisiones, pero nuevamente se toparon con los "calmantes" de un Arrau zalamero pero distante; amistoso pero calculador, titular de una personalidad descrita como ambivalente y que según la totalidad de las fuentes recabadas en este reportaje, nunca quiso separarse del legado que le dejó su tío. La comisión fue también a Denver a finalizar lo iniciado años atrás en el viaje de Arzola y se logró traer documentos de donación. El traslado del "premio de consuelo" se hizo con recursos de Santa Cecilia por intermedio de la ley de donaciones culturales. Se trajo todo lo que está actualmente en el museo: más de 6 mil partituras y particellas, muebles, fotografías, vajilla, cuadros (incluso un dibujo de Salvador Dalí) y hasta su piano mudo, en el que el Maestro practicaba sus interpretaciones en los largos meses que tuvo que viajar en barco durante sus giras mundiales. El viaje comprometió otro convenio con Arrau, de tenor similar al inicial y donde se aceptaban todas las condiciones que el sobrino del maestro estipulaba. Sin embargo y a pesar del peso de la comisión, que viajó respaldado por numerosos estamentos de la ciudad, nuevamente Agustín Arrau no formalizó nada y los plazos se acabaron quedando estancados el proyecto cementerio y la traída al país del resto de un inventario riquísimo, que incluye música inédita, toda la información que Agustín guardó digitalmente, condecoraciones, premios, documentos y pasaportes. Contrastando opiniones podemos afirmar que se trata de aproximadamente el 70 por ciento de los bienes artísticos del maestro, un tesoro no menor para ser despreciado y dejado en el olvido por más de una década. Actualmente de Agustín Arrau Henríquez se sabe muy poco. El sobrino del Maestro ya no habita la mansión que tenía en Long Island, New York y de su paradero no se tiene información ni siquiera en el Consulado General de Chile. Arrau tiene sufre una artrosis degenerativa que lo invalida en forma importante, lo que le otorga una esperanza de vida no muy prometedora. Aquí la tesis de la negligencia cobra fuerza por cuanto es punible que no se le halla seguido el rastro al fidecomisario de tan anhelado tesoro, más aún cuando se considera su edad avanzada y su fin de respetar finalmente la voluntad del Maestro. Conversamos telefónicamente con el único hijo sobreviviente del Maestro. Hoy Cristopher Arrau vive tranquilamente en Seattle, en el noroeste de los EE.UU. y junto a su familia tiene una empresa llamada Arrausing, firma dedicada a la ambientación musical por más de 10 años. El menor de los hijos del intérprete desconoce totalmente el paradero de su tío y según sus palabras "Desde la muerte de nuestra hermana Carmen no sé qué pasó con él. . desde ahí que no he hablado con Agustín, pero pensamos que podría estar viviendo en Kentucky". Agustín Arrau debe tener hoy en día a lo menos 80 años de edad. Cristopher cree que no ha muerto porque constantemente busca en Internet y "googlea" el nombre. Le llegan rumores de negocios que Agustín tendría en Africa, pero tampoco se muestra muy interesado en saber más de él. Sostiene que "ustedes (Chillán) deben preocuparse de recuperar las cosas. . yo intentaré averiguar en mi viaje próximo a New York sobre su paradero, si sé algo lo comunicaré para que puedan hablar con él"..

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Saludos
Rodrigo González Fernández
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