Libros con publicidad
Fuente: periodistas21
La publicidad comienza a llegar a los libros. No es un fenómeno nuevo, diarios y revistas llevan varios años incluyendo publicidad en las ediciones promocionales y los lectores no sólo no han protestado, sino que muchas obras han sido un éxito.
Instituciones y empresas colaboran habitualmente en la publicación de obras no venales o de grandes ediciones a cambio de la inclusión de sus nombres y logos en las tapas y contratapas.
Pero la cercanía entre publicidad y libros comerciales produce sarpullido. Como en la televisión, el pago por lectura debería mantener a los libros alejados de los anuncios.
¿Pueden los libros ser como los diarios y revistas, con doble financiación por compra y por publicidad?
Cuando la era de la gratuidad amenaza a la prensa de pago y la publicidad y el marketing es omnipresente, lectores y autores reivindican la independencia de la publicidad invasiva.
Pero la publicidad puede ser útil para muchos libros, prácticos, técnicos, profesionales, siempre que la independencia de la obra se garantice. Tampoco se debe olvidar que muchos libros se escriben gracias a la financiación promocional de empresas e instituciones a través de premios, becas y subvenciones. El marketing y la promoción ya financia muchas obras aunque en los volúmenes editados no se vean las marcas.
La nueva ley del libro apuesta por el precio fijo de los libros y el pago por lectura en las bibliotecas. La publicidad no se menta cuando ya se define el libro con independencia del papel y de su formato tradicional.
Hay un espacio para los libros sin publicidad. El precio será pagado por los lectores. Pero la publicidad puede contribuir a abaratar libros para que lleguen a más lectores. El problema aparecerá si la inclusión de anuncios busca un aumento de ingresos para redundar sólo en beneficio de los editores y no de los autores y lectores.
A algunos escritores como Rosa Regás o Vicente Molina Foix les repugna la imagen del libro como soporte publicitario. Otros como Suso de Toro o Leonardo Padura son más abiertos si se abarata el libro y se utilizan apropiadamente los anuncios.
Apuntes para el debate en este artículo de Esteban Hernández sobre el bookvertising.
Instituciones y empresas colaboran habitualmente en la publicación de obras no venales o de grandes ediciones a cambio de la inclusión de sus nombres y logos en las tapas y contratapas.
Pero la cercanía entre publicidad y libros comerciales produce sarpullido. Como en la televisión, el pago por lectura debería mantener a los libros alejados de los anuncios.
¿Pueden los libros ser como los diarios y revistas, con doble financiación por compra y por publicidad?
Cuando la era de la gratuidad amenaza a la prensa de pago y la publicidad y el marketing es omnipresente, lectores y autores reivindican la independencia de la publicidad invasiva.
Pero la publicidad puede ser útil para muchos libros, prácticos, técnicos, profesionales, siempre que la independencia de la obra se garantice. Tampoco se debe olvidar que muchos libros se escriben gracias a la financiación promocional de empresas e instituciones a través de premios, becas y subvenciones. El marketing y la promoción ya financia muchas obras aunque en los volúmenes editados no se vean las marcas.
La nueva ley del libro apuesta por el precio fijo de los libros y el pago por lectura en las bibliotecas. La publicidad no se menta cuando ya se define el libro con independencia del papel y de su formato tradicional.
Hay un espacio para los libros sin publicidad. El precio será pagado por los lectores. Pero la publicidad puede contribuir a abaratar libros para que lleguen a más lectores. El problema aparecerá si la inclusión de anuncios busca un aumento de ingresos para redundar sólo en beneficio de los editores y no de los autores y lectores.
A algunos escritores como Rosa Regás o Vicente Molina Foix les repugna la imagen del libro como soporte publicitario. Otros como Suso de Toro o Leonardo Padura son más abiertos si se abarata el libro y se utilizan apropiadamente los anuncios.
Apuntes para el debate en este artículo de Esteban Hernández sobre el bookvertising.
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