26 de febrero de 2010, 01:03Por Cira Rodríguez César (*)
La Habana, (PL) Atorada en una seria crisis financiera por acumulación de un elevado déficit público, Grecia pide a gritos apoyo de sus socios de la Unión Europea (UE) para cumplir su programa de austeridad y rescatar confiabilidad, aunque rechazó un rescate.
Esa nación del Mediterráneo declaró a finales del pasado año que su deuda ascendía a 6,7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), cuando en realidad esa cifra era del 12,7 muy por encima del techo máximo de tres establecido por el Pacto de Estabilidad de la UE.
Ante esa realidad la agencia de estadísticas de Europa planteó dudas sobre los datos de años anteriores, lo que desató especulación sobre posibles déficits aún mayores de Grecia.
Sobre esa base las agencias de calificación Standard & PoorÂ�s y Fitch Rating pusieron en vigilancia la deuda pública griega del 113 por ciento de su PIB y los problemas internos para lograr un acuerdo de consolidación de las cuentas, y rebajaron la calificación del sistema financiero de ese país a niveles mínimos.
Durante años, según denunció la Comisión Europea, los sucesivos gobiernos griegos enmascararon las cuentas públicas para ser admitidos en la moneda europea, falsificando datos sobre el importante déficit presupuestario.
Tal situación puso a temblar a la zona euro por la pérdida de confianza de uno de sus integrantes, al desestabilizar a la moneda de la región y a los mercados por temores de réplicas en otros países con condiciones similares como Portugal y España.
Desde hace unos ochos meses las preocupaciones responden a la duda de si los tres países tienen capacidad para corregir sus pérdidas, por lo cual los inversores colocan sus capitales en lugares de menos riesgos cotizados en dólares, el tradicional refugio de las bolsas.
Bajo esas circunstancias el euro ha perdido cerca de un cinco por ciento de su valor frente a la divisa estadounidense, mientras los analistas prevén que pudiera ceder hasta un 11 por ciento.
Desde su explosión la crisis en Grecia fue considerada la primera brecha en la unión monetaria de Europa creada en 1999, fecha en la que el Viejo Continente decidió compartir una sola moneda, pero con 16 miembros que tienen políticas fiscales individuales.
Con una bomba de tiempo en las manos el gobierno encabezado por el primer ministro griego, Giorgios Papandreou, anunció y sometió a la aprobación de los 27 países de la UE, un plan de austeridad para aliviar la contingencia financiera.
Aseguraba con esa propuesta que su país haría todo lo necesario para reducir el déficit público cuatro puntos porcentuales en 2010, impulsar la economía y solucionar los problemas estructurales.
Ese programa trata de reducir el gasto público, para lo cual propone rebajar los salarios en un cuatro por ciento y el número de funcionarios, privatizar las empresas estatales, además de impuestos al tabaco, alcohol y bienes inmuebles.
También en los reajustes están comprendidos fuertes recortes de gastos, congelación de nuevas contrataciones, reducción de bonificaciones y estipendios y aumento por dos años de la edad de jubilación.
Desde entonces ocurren en todo el país multitudinarias protestas sociales que han tenido su cúspide en el paro general de 24 horas efectuado el 24 de febrero último.
Sin embargo, ante los temores de nuevas quiebras los ministros de Finanzas y los jefes de Estado y Gobierno de la UE decidieron colocar a la nación helénica bajo vigilancia y obligarla a reducir rápidamente su déficit público, con la posibilidad de exigirle mayores esfuerzos si su plan de austeridad no se muestra eficaz en 30 días.
Al respecto, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, consideró que Grecia "merece la confianza" de las instituciones y autoridades europeas.
Por su lado Papandreou negó que su país haya sido imprudente y rechazó las especulaciones sobre la incapacidad para cumplir las metas, que Bruselas evaluará a mediados del próximo mes.
Adicionalmente Atenas también tiene unos pocos días para explicar el uso de complicados acuerdos financieros con el banco de inversiones Goldman Sachs y con Wall Street, para disimular la magnitud de su deuda.
El director económico de la UE, Olli Rehn, pidió que el ejecutivo griego explique cómo empleó las operaciones de intercambio recíproco de divisas y cómo afectaron las cifras de la deuda y el déficit.
Recientemente revelaciones del diario The New York Times, mostraron que esas acciones encubiertas perjudicaron en mayor grado a las finanzas la nación mediterránea.
La información significó que cuando Grecia presentaba una severa crisis fiscal, bancos de Wall Street buscaron mecanismos para evitar preguntas incómodas de Bruselas y de los países de la zona euro y por 10 años enmascararon miles de millones de euros de la deuda griega.
En noviembre de 2009 un equipo de Goldman Sachs llegó a la capital griega con una propuesta para que la nación enfrentara sus gastos, tres meses después Grecia era centro de atención y preocupaciones por el estado de sus cuentas públicas, lo cual provocó que perdiera credibilidad ante el sistema financiero de la euro zona.
Goldman Sachs ofreció un producto que le daba más tiempo a la nación helénica para cancelar su deuda, por lo que The New York Times comparó ese método con el aplicado por ciudadanos que hipotecan sus casas para poder pagar las facturas de sus tarjetas de crédito.
También demostró que la táctica propuesta para encubrir a Grecia fue similar a la que causó la crisis financiera internacional, con epicentro en Estados Unidos, donde colapsó el crédito y las hipotecas subprime o de alto riesgo.
Otras publicaciones como Risk Magazine, la revista alemana Der Spiegel y el británico Financial Times expusieron las maniobras de Grecia y las entidades estadounidenses para postergar los vencimientos de reembolso ante sus acreedores.
Se trata de astucias del mundo de las finanzas, sobre la base de fisuras en la reglamentación y de productos opacos empleados para lograr beneficios extraordinarios, por lo que la operación debía quedar en secreto y ser incluida en las cuentas del año siguiente.
También el Centro Nacional de Inteligencia denunció complicidades contra la economía griega de inversores internacionales, especialmente de empresas financieras de Estados Unidos.
Las compañías Moore Capital, Fidelity Internacional, Paulson & Co y Brevan Howard, que operan en Europa, vendieron bonos estatales y los revendieron a precios reducidos en una misma jornada.
En coordinación con los servicios secretos de España, Francia y Reino Unido, Atenas descubrió las operaciones especulativas de esas inversoras estadounidenses.
Unos meses atrás Papandreu declaró que los ataques especulativos contra su país también estaban dirigidos a afectar al euro como moneda única de la región.
Con bastante frecuencia los bancos proponen a los Estados emplear activos públicos para garantizar sus obligaciones financieras, lo cual permite no incluir a estas últimas en la raramente cuestionada contabilidad nacional.
(*) La autora es periodista de la Redacción Económica de Prensa Latina.
rr/crc |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario