Las actuaciones del directorio de La Polar que investiga la justicia | |||||||||||||||||
La Fiscalía Centro Norte tiene bajo la lupa a los directores del retailer desde el año 2002. La tesis radica en que la apertura a Bolsa de la multitienda en el 2003, se vincularía al inicio de las repactaciones unilaterales durante el ejercicio previo. El Ministerio Público está investigando cada una de las actas de directorio de La Polar, desde el año 2002 en adelante. ¿Por qué? Su tesis de indagación apuntaría a que el inicio de las repactaciones unilaterales se sitúa en ese ejercicio. Aquí radicaría la génesis del montaje financiero que detonó en escándalo el 9 junio de 2011. Es más, sólo desde el 2004 el directorio comenzó a recibir información respecto a la evolución de los riesgos de la cartera de créditos de La Polar, que representaba el 70% de sus ventas. Y en el 2009 se iniciaron las voces de alerta en este sentido, que no desembocaron en acciones concretas de la mesa del retailer, a pesar de las señales. Junto con el punto de partida de las renegociaciones ilícitas, en el 2002 –y en el 2004 el retailer emitió bonos securitizados con respaldo en las cuentas por cobrar de la tarjeta de crédito, por US$21 millones. Cedió una cartera de $25.000 millones con 215.000 clientes a Bci Securitizadora, lo que fue aprobado por el directorio conformado por Baltazar Sánchez, Juan Enrique Riveros, Moisés Pinsky, y los socios del fondo de inversión Southern Cross –que controló hasta el 2006 a la firma–, Raúl Sotomayor y Norberto Morita. Más adelante, el 22 de mayo de 2003, el entonces gerente general de la multitienda, Pablo Alcalde, informó a los directores que el 24 de abril se inscribieron las acciones de La Polar en la Superintendencia de Valores y Seguros, para transarse en la Bolsa de Valores de Santiago, lo que según la tesis en investigación, estaría relacionado con las repactaciones sin consentimiento. No obstante, Alcalde señaló en reunión de directorio que luego de conversaciones sostenidas con la SVS, y frente a algunas dudas que surgieron de la documentación presentada para la inscripción de la emisión de acciones, se hacía necesario que el directorio precisara el sentido y alcance de los acuerdos tomados, en cuanto a la decisión de transar en los “Mercados para Empresas Emergentes”. La mesa ratificó la operación encargada a LarrainVial. Días antes de la apertura a Bolsa, el 11 septiembre de 2003, los directores de La Polar optaron por un mecanismo que asegurara a la compañía tener mayor presencia bursátil, para lograr un valor más alto en su patrimonio. Se acordó utilizar el sistema de licitación, con un precio mínimo de $520 por papel. Pero el 25 de septiembre de 2003 sucedería algo sorpresivo. Alcalde explica detalladamente que si bien el directorio había acordado que la colocación se efectuaría mediante el mecanismo de licitación en Bolsa, la administración había optado por la colocación directa de las acciones fuera del mercado de capitales, para privilegiar el libro de órdenes de LarrainVial junto con otros 26 corredores de la plaza, asegurando la atomización de la estructura de títulos, e incorporando a todo tipo de inversionistas. Alcalde aseguró al directorio de La Polar que esto fue comunicado a la Bolsa de Comercio y a la SVS, con la cual se sostuvieron diversas reuniones en conjunto a LarrainVial Corredores. Pese a este cambio sin previo aviso, los directores estuvieron de acuerdo sin ninguna objeción, ni plantear dudas al respecto. El 23 marzo de 2004 se propuso citar a junta extraordinaria de accionistas, para aumentar el capital de La Polar mediante la emisión de acciones de pago. El presidente de la compañía, Norberto Morita, reveló que estudiaba un programa de opciones para un grupo amplio de empleados de la empresa y sus filiales, para compensarlos y establecer metas más altas en su etapa de expansión. En tanto, el 28 julio de 2004, el vicepresidente de La Polar, Raúl Sotomayor, dio a conocer al directorio que para implementar stock options –que habrían sido el incentivo perverso para el delito de lavado de activos–, se contrataron los servicios de la consultora internacional Towers Perrin. Sin embargo, en agosto la SVS mostró reparos con estos, así que la administración comenzó a buscar alternativas para solucionar las observaciones, que requerirían de una nueva junta de accionistas. Sotomayor apuntó, en octubre de 2004, que como demoraba la respuesta de la SVS, se debía buscar implementar un mecanismo de pago anual de bonos. En diciembre de ese año, comentó al directorio que se trabajaba en un programa de incentivos asociado a la valorización de las acciones de la compañía, conocido como shadow stock options, que manejaría la gerencia general. Fue aprobado y favoreció a más de 30 personas. A partir de julio 2005, Sotomayor mostró la necesidad de concretar la compensación a ejecutivos principales de La Polar, y en mayo de 2006 solicitó que hubiera una nueva política de compensaciones para estos, donde los stock options analizados desde 2004 y no materializados, podrían ser reactivados. El directorio estuvo de acuerdo. Hasta que en julio de 2006 se dio el vamos a stock options para siete ejecutivos superiores –entre ellos Pablo Alcalde, Julián Moreno y María Isabel Farah– de $150 millones devengados en tres cuotas anuales de un 20% para el 2006, 30% para el 2007 y 50% para el 2008, para impulsar los resultados de la empresa. Y esto no es todo, ya que en el 2007 La Polar implantó una modalidad de incentivo para su directorio, que consistía en una remuneración fija y variable, de acuerdo a las utilidades de la firma. El 40% se entregaba en dinero y el 60% en acciones del retailer. En el mismo ejercicio se efectuó un aumento de capital por $33.000 millones. Por otro lado, en octubre de 2006, Southern Cross vendió su participación de casi 21% en La Polar. Aunque gran parte lo compró la familia Bemberg, los siete gerentes principales de la empresa, a través de Inversiones Alpha, compraron el 24,8% del paquete quedando como dueños de casi el 5% de la propiedad. Y después siguieron adquiriendo papales. Los directores de La Polar elegidos por Southern Cross, Baltazar Sánchez y Juan Enrique Riveros, adquirieron por medio de sus sociedades, Asesorías Portofino y Jericó S.A. respectivamente, el 1,35% de las acciones que se vendieron. Sotomayor y Morita quedaron con una pequeña posición, continuando en la mesa hasta el 2009. Este año, de hecho, Southern Cross entregó la propuesta para fusionar La Polar con Supermercados del Sur, que fue rechazada por el directorio. En el intertanto, se colocaron bonos de la firma en el mercado. |
Fuente:
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en “Responsabilidad Social Empresarial” de la ONU
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