Agricultura genética: ¡mantenga su distancia!
Tras meses de discusiones, los partidos de la coalición gobernante en Alemania lograron un acuerdo en torno a la nueva ley sobre cultivos genéticamente manipulados, que aún deberá ser sometida al Parlamento.
Los consumidores alemanes son desconfiados y cautelosos. Sobre todo en lo que respecta a los alimentos. A la hora de comprar, prefieren cada vez más los productos ecológicos. La mayoría no quiere ver frutas o verduras genéticamente manipuladas en sus mesas. El ministro alemán de de Agricultura se mostró consciente de los temores de la ciudadanía al presentar el proyecto de ley que regulará los cultivos de vegetales alterados por la ingeniería genética. "No podemos imponer esta nueva tecnología a la gente", indicó Horst Seehofer.
Contaminación genética
El proyecto de ley contempla distancias mínimas entre sembradíos convencionales y aquellos de vegetales que sean fruto de la manipulación genética. Éstas serán de por lo menos 150 metros, en el caso de cultivos comunes, y de 300 metros, si se trata de cultivos orgánicos. Con ello se pretende impedir que se produzca una "contaminación", por ejemplo a través del viento. Si, a pesar de todo, ésta llegara a tener lugar, los agricultores que utilizan semillas genéticamente manipuladas deberán seguir respondiendo económicamente por los perjuicios que pudieran sufrir sus vecinos.
Para Los Verdes, el proyecto de ley es "un trato miserable, que clama al cielo". Según la vicepresidenta de la bancada ecologista, Bärbel Höhn, "con ello se dejará el 90% de la agricultura a merced de la contaminación con material genéticamente manipulado".
Investigación en Alemania
Otros, en cambio, consideran que se está entorpeciendo el desarrollo de una tecnología que tiene un gran futuro. La Sociedad Alemana de Investigación (DFG), por lo pronto, se mostró decepcionada. Su vicepresidente, Jörg Hinrich Hacker, manifestó el temor de que la investigación molecular de plantas siga enfrentando considerables trabas en Alemania y se traslade en aún mayor medida al exterior.
No obstante, el Gobierno prevé facilitar paralelamente la investigación genética. El Ministerio de Investigación, encabezado por la cristianodemócrata Annette Schavan, anunció que en los próximos tres años se destinarán 10 millones de euros a fomentarlos estudios con diversos vegetales, como raps, remolacha, papas, más y cereales. En la actualidad existen en Alemania aproximadamente 2.700 hectáreas dedicadas al cultivo de maíz genéticamente manipulado. De ellas, más de 2.000 se encuentran en el Este del país.
Rodrigo González Fernández
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