Sebastián Piñera emol
Tenemos muchas razones para estar orgullosos y agradecidos de nuestros funcionarios públicos. Son más de 600 mil chilenas y chilenos que, en su inmensa mayoría, hacen del servicio a los demás la vocación de sus vidas. En mi caso personal, siempre recuerdo a mi padre, que fue funcionario público toda su vida: primero en la Corfo y después como embajador del Presidente Frei Montalva. De él recibí la vocación y el compromiso por el servicio público y aprendí a valorar el patriotismo, austeridad y profesionalismo con que tantos de ustedes ejercen sus funciones.
Estoy consciente de que están pasando por momentos muy difíciles. A las bajas remuneraciones y pensiones se agregan la humillación y los abusos de que son objeto por parte de algunas jefaturas y operadores políticos. Sé muy bien que, a través de programas gubernamentales como "El Gobierno Informa", son miles los funcionarios públicos que, contra su voluntad, deben salir todas las tardes a hacer campaña en favor del candidato oficialista, bajo amenaza de ser sancionados en sus calificaciones anuales o con la no renovación de sus contratos. Y sé también que a muchos les han dicho que, de triunfar nuestra candidatura, los servicios públicos donde laboran serán cerrados, sus plantas disminuidas o ustedes, derechamente, despedidos.
Todo ello es falso y constituye un abuso de poder y una campaña del terror que produce mucho daño a la administración pública y a nuestro país. Digámoslo con todas sus letras: nada destruye tanto la credibilidad en las instituciones como su uso y abuso para fines ajenos al bien común por parte de quienes sólo buscan perpetuarse en el poder. Ustedes lo saben mejor que nadie, porque lo sufren todos los días: el peor enemigo de los buenos funcionarios públicos es el puñado de operadores políticos que se ha ido enquistando en la administración del Estado y que no están ahí por sus méritos ni vocación, sino porque tienen un cacique o padrino que los protege. Son ellos quienes los privan de las oportunidades de desarrollo profesional y que hacen cada día más difícil atraer y retener a los mejores en la administración del Estado.
Pero el objetivo de estas palabras no es sólo expresar mi solidaridad frente a los abusos de que son víctimas. También quiero transmitirles un mensaje de cambio, de futuro y de esperanza.
En primer lugar, en nuestro futuro gobierno todos los funcionarios públicos -ya sean de planta, a contrata u honorarios- serán respetados en sus derechos, dignidad y promovidos en función de sus méritos. Pero no sólo respetaremos su carrera funcionaria. Queremos ir mucho más allá: vamos a mejorar la situación contractual de los funcionarios públicos que realizan labores permanentes y que en más del 50% de los casos lo hacen con contratos precarios que expiran cada año y que los dejan expuestos a los abusos de las autoridades de gobierno. Además, crearemos un sistema de capacitación permanente para ustedes y les daremos acceso a becas de especialización tanto en Chile como en el extranjero. Y, por cierto, ¡nunca más serán presionados a prestar favores indebidos a las autoridades políticas de turno!
En segundo lugar, terminaremos de una vez por todas con el cuoteo y la repartija de cargos de exclusiva confianza y seremos implacables con los operadores políticos, que no cuentan con la preparación para cumplir sus labores, se dedican a ejercer influencias para satisfacer intereses partidistas o incluso personales, y tienen sueldos muy superiores a los de los funcionarios de carrera. Para ello, vamos a extender el Sistema de Alta Dirección Pública a nuevos servicios y funciones y nos aseguraremos de que sus concursos sean decididos en función del mérito y calificaciones de los postulantes y que estén abiertos también a los funcionarios de la propia repartición.
Finalmente, quiero invitarlos a que juntos formemos una alianza que lleve a cabo una verdadera revolución en la manera como se administra el Estado en Chile, para hacerlo mejor, más moderno, fuerte, cercano, transparente y eficaz. La magnitud de las metas que nos hemos propuesto en nuestro programa de gobierno -derrotar la pobreza, crear un millón de buenos empleos, ganarle la batalla a la delincuencia y hacer de Chile el primer país de América Latina que alcanza el desarrollo- va a requerir no sólo de mucha voluntad y coraje por parte del Presidente de la República, sino también, y sobre todo, del liderazgo, capacidad y talento de nuestros funcionarios públicos.
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2009/11/08/carta-abierta-a-los-funcionari.aspCONSULTEN, ESCRIBAN OPINEN LIBREMENTE
Saludos
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIMIENTO DE ONU
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