Pablo Obregón Castro
Esta semana ocurrieron dos hechos que, en medio del conflicto estudiantil, pasaron casi desapercibidos: se aprobó por unanimidad la idea de legislar sobre el proyecto de multi RUT y, además, la Región Metropolitana alcanzó su nivel de desempleo más bajo desde 1998. En este ambiente, la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, cree que se ha abierto una pequeña ventana para negociar y abordar los temas duros de la agenda laboral y, segundo, para seguir perfeccionando una política de capacitación que se lleva más de US$ 300 millones al año.
-¿Cómo evalúa la composición del empleo en Chile? La mayoría de los puestos los generan las pymes.
"Efectivamente, los que más empleo generan en este minuto son las empresas de menos de cinco personas. Ellos en total dan dos millones cuatrocientos veinticuatro mil empleos".
-Esta composición del empleo también tiene riesgos. Así como las pymes crean empleos, también destruyen puestos de trabajo muy rápido.
"Lo que nosotros vemos es que muchas veces la gente que no tiene empleo no sabe dónde salir a buscarlo. Una de las cosas que salió con la Ley de Seguro de Cesantía es la Bolsa Nacional de Empleo. Se licitó y está funcionando. Hemos tenido más de quinientos mil anuncios de empleo y en este momento hay noventa y tres mil vacantes activas. Lo que hemos hecho es tratar de hacer más fácil que se junten los que necesitan trabajadores y los que necesitan empleo".
-También están los empleos de emergencia. ¿Si esos planes no existieran, esa gente podría insertarse en otros puestos?
"Hay mucha gente que no tiene las condiciones para estar en la fuerza de trabajo: mujeres jefas de hogar con algún tipo de problemas de salud, que viven en lugares alejados, pero que no pueden moverse porque tienen niños y muchos de ellos efectivamente no encontrarían trabajo. Pero hay otra gente que debiera estar en trabajos normales pero que sencillamente se acostumbró. Hay gente que lleva 18 años seguidos en empleos de emergencia".
-A esto se suma que un 16% de los jóvenes en edad de trabajar no estudian, no trabajan ni buscan empleo. Son los llamados "ni ni"...
"Si de verdad no buscan trabajo por desesperanza, lo que estamos haciendo es cambiar el foco de la capacitación del Sence hacia una capacitación de verdad, muy potente que cuesta un millón y medio de pesos por persona. Son quinientas cuarenta horas de enseñanza. Es una capacitación súper cara, larga, enfocada a sectores muy vulnerables. Estamos subiendo de seis mil quinientos cupos que tuvimos este año a veinte mil cupos el próximo año. Y al año subsiguiente, queremos volver a triplicar. También quiero decir que en Chile existían muy pocas oportunidades para esas personas. Por eso yo me opongo total y rotundamente a que la universidad sea gratuita para todos. En vez de regalarle la universidad a una persona que puede pagarla, debiéramos preocuparnos de los trabajadores o de los jóvenes cesantes que también necesitan capacitación".
-El 83% de los trabajadores chilenos gana menos de $450 mil mensuales. ¿Cómo lee esa cifra?
"La leo como ser humano que tiene niños, que sabe lo que cuesta una casa, que sabe lo que cuesta educar. También lo leo como ministra que estoy buscando de manera desesperada cómo somos capaces de ofrecerles no sólo más empleo, sino que también mejores remuneraciones. Pero tengo también muy claro como economista que la medida populista es subir el salario mínimo, con lo cual podemos generar desempleo".
-¿No le parece que las crecientes demandas de la ciudadanía se explican, en parte, porque la clase política instaló la idea de que somos un país exitoso, cuando en realidad somos todavía un país pobre?
"Sí, lo primero es que en los últimos treinta años hemos progresado. Segundo, había mucha gente que tenía dudas del modelo económico y muchas veces se repetía lo bien que estábamos, de tal manera que no hubiera tentación de irse a otros modelos que no han producido ni de cerca los resultados que tenemos. En tercer lugar, yo le temo mucho al triunfalismo, porque hay gente que no se siente triunfante y dice, bueno qué pasa conmigo. Si el país está tan bien, por qué yo estoy tan mal. Pero lo que más me complica es que si nosotros nos hemos gastado US$ 300 millones todos los años en capacitación y llevamos treinta años en eso, dónde están los resultados".
-La primera vez que hablamos sobre las reformas duras, como la negociación colectiva, usted comentó que no estaban dadas las condiciones políticas para avanzar en esos temas. ¿Su juicio sigue siendo el mismo?
"Mi juicio es que hay una ventana de conversación, la ventana es compleja y es estrecha, pero espero que podamos explorarla. En el caso del multi RUT hemos ido avanzando en silencio y esa es la forma de hacerlo".
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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