Chile: ¿La nueva plataforma de negocios de América Latina?
Siguiendo la estela de países como India e Irlanda, Chile está apostando fuerte por atraer inversiones multinacionales, aprovechando la creciente tendencia de la relocalización de centros de servicios. Más de 40 grandes compañías han establecido en Santiago, la capital chilena, sus sedes de servicios compartidos, desarrollo de software y call centers para sus operaciones y negocios en América Latina e, incluso, fuera de la región.
Según el índice 2004 de localizaciones internacionales atractivas elaborado por la consultora estadounidense A.T. Kearney, Chile es uno de los 10 mejores destinos para las multinacionales que buscan establecer centros de operaciones regionales. El país sudamericano ocupó el noveno lugar en el ranking de los 25 mejores destinos del mundo. El índice está encabezado por India, China y Malasia. En Latinoamérica, sólo Brasil aparece por delante de Chile debido a una fuerza de trabajo más amplia y bajos costes. Sin embargo, el estudio destaca que Chile "ofrece el mejor ambiente de negocios e infraestructura de la región, con una sólida red digital y servicios satelitales de excelente calidad".
A pesar de que Chile cosecha los mejores resultados en materia de conectividad de América Latina, además del mayor potencial de desarrollo del comercio electrónico en la región, según E-readiness ranking de Economist Intelligence Unit (EIU). Sin embargo, la capital, Santiago, no supera a Miami en estos aspectos, tal y como reconoce Jaime Campos, profesor asistente del Departamento de Economía de la Universidad de Santiago de Chile. "Pero, los compensa con una significativa ventaja de costes, especialmente en cuanto a oficinas, propiedades inmobiliarias y salarios. Santiago, además, posee una buena infraestructura hotelera, sector en el que cuenta con un desarrollo muy dinámico. En cuanto al capital humano, tiene profesionales de primer nivel en ingeniería informática y también ejecutivos de alto nivel".
No resulta extraño que sean funcionarios de acento chileno de Delta Airlines o Air France quienes hoy en día gestionan una reserva de vuelo para un residente de Ciudad de Panamá o Asunción, o bien que un empleado de las subsidiarias de Citigroup o Santander Central Hispano en Lima o Caracas aplique en sus responsabilidades diarias un sistema creado por ingenieros chilenos en los centros de desarrollo de software de ambos grupos financieros en Santiago.
Algo parecido ocurre con el gigante Kodak, que no sólo trasladó de Miami a Santiago su vicepresidencia regional, sino que también planea aumentar sus negocios en el área de la salud, a través de un plan piloto de recepción, análisis y posterior envío por Internet de diagnósticos para pacientes atendidos en Estados Unidos. Xerox, por su parte, administrará desde su filial chilena las operaciones en Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia, con perspectivas de ofrecer servicios a sus sedes subcontinentales a través de Chile, incluyendo asistencias de soporte comercial y de sistemas, además de apoyo logístico y mercadeo. A los anteriores, se suman HP y Telecom Italia (centros de llamadas), Unilever, BHP Billiton, Sodexho, Nestlé y Beiersdorf (servicios compartidos); IBM, Unilever Bestfood, General Electric, Noranda, Packard Bell, Eurocopter, Outokumpu, TNT, Ambev, Barrick, Cellstar, RR & Donnelley Sons y Equifax (operaciones regionales) y Motorola, Soluziona y Grupo SP (desarrollo de software). En las últimas semanas de junio, el banco español BBVA, el grupo mexicano de telecomunicaciones Telmex y la anglo-holandesa Shell anunciaron operaciones similares.
El peso de la estabilidad y apertura comercial
Durante la última década, el Gobierno chileno ha desarrollado varios mecanismos para ofrecer un mercado atractivo a los inversores extranjeros. Así, se ha definido una estrategia país que cuenta con dos brazos activos coordinados por el ente estatal de promoción productiva y de inversiones, CORFO, y el gubernamental Comité de Inversiones Extranjeras (Cinver): el programa País Plataforma y la iniciativa invest@chile.
El objetivo del primero es desarrollar mecanismos para que las empresas extranjeras se asienten en territorio chileno y, desde aquí, hagan negocios con el resto de la región. Bajo esta perspectiva, el Congreso aprobó el año pasado modificaciones tributarias para evitar que los inversores, además de los tributos exigidos en el lugar de destino de la inversión y los solicitados en el de origen del capital, paguen nuevos impuestos en Chile. El aumento de la red de acuerdos de doble tributación es otro de los desafíos. En este contexto, el Servicio de Impuestos Internos espera conseguir en la primera parte de 2004 la vigencia de acuerdos con Brasil, Perú, Noruega, España, Corea del Sur, y Ecuador. Antes ya existían convenios de este tipo con Argentina, Canadá y México, además de los firmados este año con Reino Unido, Dinamarca, Croacia y Nueva Zelanda.
El segundo plan, invest@chile, está orientado exclusivamente a trabajar con empresas de servicios y creadoras de alta tecnología para incentivarles a instalar sus sedes en el país. Carlos Álvarez, gerente corporativo de CORFO, explica que invest@chile considera servicios de apoyo e información y acompañamiento una vez que las empresas interesadas llegan al país. "Esto es un aspecto esencial, ya que muchas compañías ignoran las características de Chile y sus ventajas, se aproximan con una cierta percepción de riesgo, que se va reduciendo a medida que toman contacto con el Gobierno y conocen de primera mano las fortalezas del país, además de visitar y tomar contacto con otras empresas del mismo sector. Les ayudamos a desarrollar agendas de reuniones, el marco regulatorio general y los beneficios a los que pueden acceder".
Álvarez subraya una segunda línea, quizás más importante, como son los grants o apoyos financieros específicos. Éstos financian estudios de viabilidad, "que les permiten evaluar a Chile frente a otras localizaciones en la instalación de sus centros. Más tarde, si deciden instalarse, les proveemos apoyo para la formación de recursos humanos, pues entendemos que una empresa que tiene requerimientos específicos de personal necesita capacitar a su gente para que se ajuste a las necesidades de la empresa. Por último, les ayudamos en materia de activos fijos o arrendamientos a largo plazo que las compañías puedan necesitar para instalarse".
Michael Mortimore, jefe de la Unidad de Inversiones y Estrategias Empresariales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), destaca la coherencia de esta estrategia. "En primer lugar, la idea de firmar acuerdos comerciales con muchos países da a Chile acceso a esos mercados, entonces se facilita conformar una plataforma financiera o de negocios. En segundo término, Chile tradicionalmente ha tenido una política de atraer inversión extranjera que se enmarca en lo que se denomina la primera y segunda fase de la promoción de inversiones, que implica básicamente comercio e imagen, y que se abordan con políticas horizontales como son los acuerdos multilaterales o bilaterales. Tercero, (las iniciativas mencionadas) es una evolución para Chile, porque refleja una política más activa y con una forma institucional distinta, ya que está involucrado CORFO. Es un indicador en cuanto a que el país tiene una agencia de promoción de inversiones que está dispuesta a proponer políticas más efectivas y focalizadas".
Mortimore sostiene que dentro de América Latina son muy pocos los países que han tomado la decisión de avanzar a una tercera etapa en la promoción de inversiones, fase que implica tener instituciones y políticas más activas, como ya han hecho Costa Rica y, en cierto modo, México, "pero siempre ha llamado la atención que en el caso de Chile, cuya Constitución Política prohíbe cualquier discriminación entre empresas nacionales y extranjeras, CORFO goce de ciertas atribuciones que son previas a ese cuerpo constitucional. Así, se están aprovechando las facilidades que el país dispone para desarrollar una política combinada de varios aspectos para atraer la inversión extranjera directa y, al mismo tiempo, ayudados por el desempeño económico de Chile, que ha sido de los mejores en la región".
Los folletos de difusión del Cinver en el exterior destacan que, gracias a la amplia red de tratados de libre comercio que ha tejido Chile, las compañías que se instalan en el país pueden disfrutar de un acceso privilegiado y, en muchos casos, de arancel-cero, a más de 1,2 billones de consumidores alrededor del mundo. Muchos inversores extranjeros están tomando ventajas de esas oportunidades. "Además, está pensando en ser no sólo un puente para América Latina que puede ser usado por empresas de Europa y Norteamérica, sino también de Asia. Es decir, está pensando en global", señala Mortimore.
Lo que dejan las multinacionales
A la hora de analizar los beneficios para la economía receptora de estas inversiones directas, el profesor Campos explica que "el principal beneficio es que al recibir a las multinacionales, los países tienen acceso a una tecnología superior, gracias a los flujos de tecnología desde la empresa matriz hacia sus subsidiarias". Campos destaca que estas ventajas son especialmente importantes en el caso chileno, "ya que para retomar altas tasas de crecimiento es necesario aumentar la inversión en tecnología, lo cual puede ser impulsado con una mayor presencia de empresas multinacionales, que son los principales generadores de innovación tecnológica a nivel mundial".
A los mencionados efectos positivos, como el surgimiento de centros de investigación y desarrollo y mejora de productos, Mortimore añade los denominados "beneficios de aglomeración". En otras palabras, dice, "hay una mayor demanda de gente especializada. Se requieren recursos humanos más capacitados. No se trata sólo de buscar gente más barata, sino aquellas personas con habilidades que son necesarias para esta clase de actividades. Por ejemplo, tareas como las de un call center, que aunque no son muy sofisticadas requieren de habilidades lingüísticas. Esto implica que si no se tiene lo suficiente, el Estado intenta de alguna forma generar o capacitar a la gente con lo necesario para satisfacer esos requerimientos".
Según el Cinver, el uso de Chile como plataforma internacional de operaciones ha permitido la creación de unos 2.000 nuevos empleos, al igual que un incremento de las exportaciones nacionales.
A primera vista, pueden parecer menores los beneficios de una estrategia basada en la instalación de centros servicios de alta tecnología que otra basada en la exportación de manufacturas de alta tecnología. El ejemplo de Costa Rica subraya esta tesis, porque el país ha conseguido que de alta tecnología hayan pasado de representar el 3,3% al 28,1% de las exportaciones totales entre 1995 y 2001.
Sin embargo Álvarez, de CORFO, asegura que los servicios tienen un mayor impacto. "Estos son altamente intensivos en valor agregado, porque lo son en recursos humanos, y ese valor se forma de la suma de las remuneraciones, utilidades e impuestos que quedan en el país receptor. Puedes tener un gran centro de armado de ordenadores, pero todos los insumos vienen del extranjero, es decir, se arman en Chile y los vuelven a exportar. Pero el valor agregado finalmente es el mismo, dado que gran parte de los insumos son importados".
Además, señala que en el sector de manufacturero hay una hipercompetencia a nivel global, donde las grandes ventajas se las están llevando las empresas de Asia, sobre todo de China, y cuando hay mayor valor agregado en materias de componentes, de Corea del Sur o Taiwán. "En ese plano, dados los niveles de ingreso que Chile tiene, no estamos enfocados. La oportunidad real tiene que ver con el mundo de los servicios, y lo importante, como país, es lograr un posicionamiento temprano, porque eso va a ir permitiendo mejorar la calidad de los recursos humanos e ir adaptando cada vez más su infraestructura".
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