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miércoles, julio 21, 2010

Este será también mi 14 de julio

Este será también mi 14 de julio


Sebastián Piñera
Presidente de la República de Chile
(Extracto del artículo publicado en "Le Figaro" el 14 de julio de 2010)

Siempre he tenido un profundo cariño, admiración y respeto por Francia. Mis abuelos fueron amantes de su cultura y profundos conocedores de sus más grandes autores, como Jean-Jacques Rousseau, Victor Hugo, Henri Bergson, Anatole France y André Gide. Ese amor los llevó, a comienzos del siglo pasado, y en el epílogo de la Belle Époque, a vivir a París. Allí, en medio de la gran guerra, nacieron y se educaron mi padre y sus hermanos. A través de ellos fui conociendo, desde muy niño, a su gente, su historia, su cultura, sus instituciones y sus valores republicanos, aquellos que esta Nación ha tenido la generosidad de difundir y compartir con el mundo entero.

Es imposible no reconocer la enorme influencia que Francia ha tenido en Chile. Nuestro primer novelista, Alberto Blest Gana, fue representante diplomático de Chile en París, desde 1870 hasta 1886, y permaneció allí hasta su muerte, en 1920. El gran poeta Vicente Huidobro formó parte de la vanguardia estética francesa de los años 20 y escribió parte de su obra en francés. Pablo Neruda, ampliamente traducido en todo el mundo, amaba la Francia de Charles d'Orleans, Villon, Charles Baudelaire y Jean-Arthur Rimbaud, cuyos versos citó al recibir el Premio Nobel. Roberto Matta, nuestro gran pintor, formaba parte de la herencia surrealista y de la escuela francesa de pintura. Además, varios creadores de Francia han viajado a Chile para ocupar sus escenarios y foros, desde Louis Jouvet y Jean-Louis Barrault hasta Albert Camus, André Malraux y Nathalie Sarraute. En suma, nuestros encuentros a lo largo de la historia no han sido superficiales: son caudalosos ríos de lenguaje, de sensibilidad, de talento, que confluyen en ambos sentidos.

En estos días, Francia se apronta a celebrar un aniversario más de su gran Revolución, y lo hará en grande. Porque más que una época de cambios, la toma de La Bastilla significó un cambio de época. A partir de entonces, los ideales de la libertad, la igualdad y la fraternidad quedaron grabados a fuego en el corazón de todos quienes soñamos con la construcción de un mundo mejor. A pesar del tiempo transcurrido, esos principios adquieren hoy más importancia y vigencia que nunca.

En los inicios de nuestro siglo XXI parece estar consolidándose, finalmente, un sistema político y económico que ha traído oportunidades de desarrollo y progreso para nuestros pueblos, como nunca antes habíamos conocido. Y esto, en buena parte, se lo debemos a Francia y su Revolución. Fue ella la que hizo germinar la democracia, la economía social de mercado y el respeto irrestricto a los derechos inalienables del hombre, principios hoy compartidos por todos los hombres y mujeres de buena voluntad. No fue casualidad que, exactamente doscientos años después, fueran sus mismos ideales los que permitieron derribar el muro de Berlín y la cortina de hierro. Y también, los que permitieron a Chile recuperar su democracia y sana convivencia.

Pero esa fue la transición antigua. Hoy, 20 años después, mi país está iniciando una nueva transición. La transición joven, la transición del futuro, la transición que nos permitirá, antes que esta década haya concluido, ser el primer país de América Latina que deja atrás el subdesarrollo y la pobreza y se integra en plenitud a la primera división de la sociedad mundial. Y para eso necesitamos ampliar la libertad, profundizar la igualdad de oportunidades y practicar más la fraternidad.

En los tiempos actuales, para expandir las libertades requerimos, tanto como el aire que respiramos, desatar y poner en movimiento las fuerzas de la imaginación, la creatividad, la innovación y el emprendimiento que anidan en el corazón de cada chilena y chileno. En materia de equidad, nos proponemos transitar desde el país de las desigualdades al Chile de las oportunidades. Un país que valoriza el esfuerzo, el mérito, el trabajo bien hecho y que crea condiciones para inspirar y movilizar a todo aquel que quiera hacer una diferencia en su vida y en la sociedad, independientemente de la cuna donde le haya tocado nacer o a la escuela donde pueda asistir. Y también necesitaremos más fraternidad, para hacer de Chile una República más humana y un país "lleno de ideales y virtudes", como lo soñaba Diego Portales, el gran constructor de nuestro Estado y que permitió a Chile alzarse como un ejemplo de orden y progreso desde las primeras décadas del siglo XIX.

Escribo estas líneas en momentos en que mi país vive tiempos que son históricos y dramáticos. Históricos, porque en septiembre próximo celebraremos nuestro Bicentenario como nación independiente. Se trata de una oportunidad única para renovar nuestro compromiso con los ideales de la revolución francesa. Para profundizar y hacer más vital y participativa a nuestra democracia y expandir nuestras libertades. Para avanzar hacia una auténtica igualdad de oportunidades que permita a todos su mayor realización material y espiritual posible, acorde a sus talentos y esfuerzos. Y también para hacer de Chile una sociedad más humana, más próspera, más justa y más fraterna.

Pero también mi país vive tiempos dramáticos. La conmemoración de nuestro Bicentenario sorprende a Chile golpeado, consternado y herido. Hace pocos meses fuimos azotados por uno de los cinco más poderosos terremotos y maremotos en la historia conocida de la humanidad. Ese día cientos de compatriotas perdieron sus vidas, miles quedaron atrapados en el barro o bajo los escombros, millones resultaron damnificados y sufrimos pérdidas significativas en materia de viviendas, hospitales, escuelas e infraestructura.

En estos tiempos históricos y dramáticos, pero también de enormes oportunidades para nuestros pueblos, quiero rendir un sentido homenaje a la libertad, la igualdad y la fraternidad, así como al pueblo de Francia que los hizo germinar. Con mucho orgullo y gratitud, les puedo asegurar que este será también mi 14 de julio.

FUENTE:
Saludos,
 
RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIENTO DE ONU
Celular: 93934521
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