Hay un tema que se ha puesto muy de moda: el squirt, y no solo entre las mujeres
“¿Es sucio el sexo? Sólo cuando se hace bien”
Woody Allen
Hay un tema que está ahora muy de moda en el cine porno: el squirt o, lo que es lo mismo, la eyaculación de la mujer. Sí, sí, también nos corremos a chorro. Squirt significa chorro en inglés.
Me viene a la mente la imagen de Laura chorreando en toda la cara a Charlie, el amigo de Hank Moody (David Duchovny), en el capítulo 'The Devil’s Threesome' de la serie 'Californication'. Eso es un squirt.
Y del cine ha saltado a la calle, prueba de ello es que los sitios porno son lo más visto en Internet, con más tráfico, incluso, que las redes sociales. Yo misma he participado en los últimos tiempos en varias conversaciones a cerca de este asunto. Con ansias de saber más sobre el arte del squirting he dado con la experta en el tema Deborah Sundhal. Educadora sexual y autora de Female ejaculation and the G Spot (HunterHouse, 2003) y autora del vídeo How to Female Ejaculate. Find Your G-Spot (1992).
Debora Sundhal nos explica, para que nos entendamos todos, que las mujeres tenemos una próstata como los hombres, y que por lo tanto podemos eyacular. Cuando se estimula, la próstata se hincha con la eyaculación (líquido prostático) y se apoya en el tejido eréctil que se llena de sangre. La próstata y su tejido circundante eréctil es el Punto G.
Deborah cree que la eyaculación femenina está tan sólo en la Fase II del desarrollo sexual de las mujeres. La primera se remonta a los años 70 cuando la mayoría de las mujeres no eran orgásmicas, o, al menos, no sabían como alcanzar un orgasmo. ¡Cuánto agradezco haber llegado al mundo con esta lección ya aprendida!
Cierto es que no todas las mujeres logran la eyaculación, y esto tiene una explicación fisiológica. Las culpables son las glándulas Skene, situadas una a cada lado de la entrada vaginal. Estas glándulas son las encargadas de producir y expulsar un líquido. Durante la excitación sexual producen y se llenan de un líquido que acabamos expulsando en la fase orgásmica. La cantidad de fluido varía dependiendo del tamaño de las glándulas y pueden ser unas gotas o hasta medio litro, un auténtico chorrazo. También entra en juego la duración de nuestro orgasmo. Una buena combinación de todos los elementos puede llegar a provocarnos momentos inolvidables de placer incontrolable.
El punto G no es difícil de encontrar. Sólo tenéis que poner el dedo en el interior de la vagina, empujar hacia arriba. ¡Ahí está! ¿Sentís la rugosidad? Presionad suavemente pero con firmeza a su alrededor y moved hacia vosotros, como si estuvieseis invitando a alguien a acercarse. Encontrad nuestro Punto G, y podréis gozar con verdaderas fuentes de jugos eróticos.
¡Pongámoslo en práctica! Eso sí, con una toalla a mano por si lo conseguimos… y si no, disfrutemos de nuestro orgasmo, disfrutemos de nuestra sexualidad.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en “Responsabilidad Social Empresarial” de la ONU
Diplomado en “Gestión del Conocimiento” de la ONU
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