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Jueves 29 de Octubre de 2009
Cambio: el mantra electoral
El "cambio" es la palabra electoral comodín. Todos son ahora los avatares del cambio. ¿No habrá también algo que no queremos cambiar? Con todo, son urgentes los siguientes cambios básicos:
Lo primero, la madre de todas las batallas: aumentar la tasa de crecimiento de la economía, con generación de empleo. Estamos cayendo hace años. Aylwin 7,4%, Frei 5,4%, Lagos 4,4%, Bachelet 2,8%. Crecer es una condición ineludible para aspirar a un país mejor. La Concertación se contenta con un mezquino 4%, y eso significa perpetuar eternamente la pobreza. Chile puede crecer al 7% o más, si se lo propone. La fuerza es el emprendimiento. Los empresarios no son enemigos, como cree la Concertación.
Segundo, la administración del aparato público ya no da para más. Hay excepciones, como impuestos internos, la superintendecia de salud, la tesorería, y otras quizás, pero la ineficiencia es simplemente garrafal. Ni siquiera se cumplen las leyes laborales. A pesar de ello, la Concertación sigue proponiendo más y más ministerios e instituciones, y pidiendo más y más atribuciones. Los hospitales no dan más, las escuelas públicas han perdido 400.000 estudiantes, la Conadi no funciona, las empresas estatales hacen agua, la Cenabast agobia, EFE se desangra, Transantiago pierde como país en guerra, las becas mal otorgadas, y tantos otros escándalos.
Tercero, hay que cambiar radicalmente la manera de enfrentar el tema de la educación. Se siguen haciendo leyes y creando más monstruos estatales. Aún no llegamos a la sala de clases, donde está el nudo. Chile 2020 la lleva, pero nuestros políticos no lo pescan ni de rebote. Sigue pendiente la brecha digital, que es el analfabetismo del futuro.
Cuarto, una actitud básica de responsabilidad personal como primer motor del progreso. Los derechos implican obligaciones. El primer responsable de uno es uno mismo. El Estado central sólo debe intervenir en quinta instancia. Si uno falla, la segunda instancia es la familia. La tercera, la comunidad de intereses o afinidades; la cuarta, el municipio, y cuando nada de eso ayuda, entra entonces el "gran Estado". Este se encuentra muy lejos de las personas como para entenderlas. Hay que acercar las decisiones a los problemas, no al revés. Si el Estado es asistencialista, las personas simplemente se "echan", como las vacas, a esperar que les llegue algo.
Quinto, la seguridad ciudadana ya tampoco da para más. Se han creado verdaderas industrias y escuelas de la delincuencia, cada vez más difíciles de desarmar. No es un tema de poner más carabineros. Lo que falta es voluntad, no medios, ni ideas.
Sexto, de una vez por todas hay que romper el círculo vicioso de la centralización. Se requiere el coraje y la voluntad de ceder poder. De nada sirve "crear" artificialmente dos regiones por presiones políticas. No va por ahí la moto. Para partir, hay que seducir y subsidiar a un millón de santiaguinos para que se vayan a regiones. El primer paso es llevar más administración estatal fuera de Santiago,
Hay muchas mejores maneras de aprovechar nuestro potencial turístico que llenando el país de casinos de apuestas. No estoy en contra, pero decenas de ellos es demasiado. Hay que abrirse seriamente a la inversión extranjera, y privilegiar la ecología. Es una enorme fuente de riqueza que no estamos aprovechando. La gran potencia agroalimentaria es oro verde, pero sigue en los papeles. Hay que darle empuje nacional ya.
Con sólo estos puntos, da para más de un período de gobierno, y eso, para ponernos al día.
Mientras, el mundo está embarcado en la revolución biotecnológica, la medicina genética, la impresionante nanotecnología que va a cambiar hasta el valor de los diamantes, o colonizando la WEB 2.0 También se avanza en la revolución de la movilidad, o explorando el fascinante tema de la "realidad aumentada". De la misma manera se prepara el mundo para la inteligencia artificial, la robotización, la computación cuántica, o pensando cómo competir con China e India. Las personas en sólo algunas décadas más vivirán 100 años o más y eso obliga a trabajar desde ya en el tema.
Mientras se agranda la brecha entre la tecnología y la sabiduría, el mundo empieza a crear, de hecho, nuevas formas de gobierno global, y se entrelazan las empresas de todo el planeta en una sola gran red de valor, nosotros seguimos discutiendo los mismos ideologismos oscuros de hace 40 años. Vivimos haciendo la del gatopardo: cambiando todo para que todo quede igual.
FRATERNALES SALUDOS,
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIENTO DE LA ONU
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