REVELAN LA TRAMA DE LA INVESTIGACION QUE JAQUEA A ELIOT SPITZER
Cliente 9 y cuarto 871: un escándalo de sexo y política en Nueva York
El gobernador de ese Estado, que luchaba contra la prostitución, contrató con seudónimo a una señorita de una red VIP. Se encontraron en un lujoso hotel de Washington. Ahora se saben los detalles y está a punto de caer.
EN APUROS. EL GOBERNADOR NEOYORQUINO ELIOT SPITZER, EL LUNES, CUANDO ADMITIO SU ENCUENTRO CON LA PROSTITUTA.
Eran pasadas las nueve de la noche previa a San Valentín cuando ella llegó. Una joven de pelo color castaño de nombre Kristen. Medía 1,63 y pesaba 50 kilos. Bella y menuda.
Esto fue en el Mayflower, uno de los más lujosos hoteles de Washington. El cliente de Kristen de esa noche había reservado la habitación 871. El dinero que había prometido pagar cubriría todos los gastos: la habitación, el minibar, el servicio al cuarto en caso de que lo pidieran, el pasaje de tren que había tomado ella desde Nueva York y su tiempo, naturalmente.
Una declaración jurada de 47 páginas de un agente del FBI que investigó una red de prostitución calificó al hombre que estaba en este hotel como el "Cliente 9" e incluyó una cantidad considera ble de detalles sobre su persona, la prostituta y sus métodos de pago. Pero una autoridad policial y otra persona que dio información sobre este caso identificaron al "Cliente 9" como Eliot Spitzer, el gobernador de Nueva York.
Después de atravesar el lobby del hotel, con sus grandes sillones y sus ángeles dorados, Kristen llegó a la habitación ubicada en un rincón del "Club floor", en el ala VIP. En el centro de la habitación había una cama king size. Al lado del espejo con marco de madera podían verse dos fotos del Capitolio y del monumento a (George) Washington.
No bien ingresó en la habitación, Kristen llamó a su jefa, Temeka Lewis, la encargada de las contrataciones en el VIP del Emperor's Club, una red de prostitución online, según se precisa en la declaración jurada. Lewis le dijo que su cliente había llegado. Se dirigía ya a la habitación.
La habitación 871 había sido reservada bajo el nombre de George Fox, seudónimo que venía usando el "Cliente 9", y con el que lo conocían varias personas dentro de esta red, según reveló una fuente policial. Pero algunas de las prostitutas habían comenzado a darse cuenta quién era en realidad ese cliente.
La declaración jurada especificaba que el "Cliente 9" se había contactado con el Emperor's Club para solicitar una cita para el 13 de febrero, a las 9 o 10 de la noche. El encuentro debía ser en Washington y para que se concretara hizo por e-mail un depósito en efectivo.
Aparentemente, no era la primera vez que el "Cliente 9" usaba el servicio. En la declaración jurada se menciona el intercambio de dinero previo al encuentro, y se consigna que Lewis contó a su jefe, Mark Brener, el propietario de esta red, que el "Cliente 9" tenía un crédito a su nombre por 400 ó 500 dólares y quería usarlo en su próxima cita.
Cuando Lewis habló con su cliente el 12 de febrero -siempre según la declaración jurada-, le dijo que su depósito no había llegado todavía y le preguntó si lo había enviado a una empresa conocida como QAT. "Sí, como ya lo hice antes otra veces. Sin duda", le contestó el cliente.
Al día siguiente, Lewis recibió otra llamada del "Cliente 9" y le dijo que su "paquete" había llegado. En una conversación previa, el "Cliente 9" ya había contado a Lewis que había reservado una habitación y había pagado por ella con su nombre. Le preguntó quién iba a ir. Lewis le contestó que iba a ir Kristen y siempre según la declaración jurada, él le dijo "o.k, fantástico".
El Mayflower está en la avenida Connecticut, en el corazón de Washington, y es todo un clásico en círculos políticos desde el día en que se inauguró en 1925. J. Edgar Hoover acostumbraba almorzar allí. Y Franklin Delano Roosevelt se hospedó allí mientras escribía su discurso inaugural en 1933.
A las 19.50 de la noche del encuentro, el "Cliente 9" llamó a Lewis y ambos discutieron cómo hacer para que el ingreso de Kristen en la habitación fuera discreto. El "Cliente 9" no iba a estar allí cuando Kristen llegara y Lewis dijo que prefería que no diera su nombre en recepción al llegar. Finalmente llegaron a una solución tentativa para que Kristen pudiera evitar el mostrador de recepción. El cliente dejaría la puerta del pasillo entreabierta y dejaría una llave adentro de la habitación para que ella la usara.
Lewis dijo al cliente que su cuenta era de 2.721 dólares y que podría pagar otros 2.000 para futuras citas. El dijo que no estaba seguro de poder encontrar un cajero automático que le entregara tanto dinero pero que lo intentaría. Pidió a Lewis que le recordara el aspecto de Kristen. Ella contestó: "Norteamericana, menudita, castaña, 1,63 y 50 kilos".
La cita fue reservada por un total de cuatro horas, pero mientras el "Cliente 9" se dirigía a la habitación, Lewis pidió a Kristen que le enviara un mensaje de texto avisándole cuando él se hubiera ido. Kristen le envió este mensaje a las 12.02. El encuentro había durado más de una hora.
Cuando (Kristen) llamó a Lewis, ambas hablaron sobre la reputación "difícil" del cliente, un hombre que a veces pedía a las prostitutas "que hicieran cosas que uno no considera seguras". De todos modos, según está escrito en los informes tribunalicios, Kristen estaba preparada. "Sé cómo tratar este tipo de situaciones", habría dicho Kristen a Lewis. El hecho es que a Kristen le gustaba el cliente y le dijo a Lewis que no era tan difícil en realidad. "Lo que quiero decir es que... bueno... estoy aquí con una finalidad. Sé cuál es mi propósito. No soy una atrasada mental ¿entendés?", se indica en la declaración jurada que habría dicho Kristen a Lewis. Hablaron luego sobre su viaje de regreso en tren. Y su parte del dinero.
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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