¿RENUNCIA?
Los anuncios del gobierno para 2008 son para "hacer política", casi nada se dice sobre economía y políticas sociales. Javier Fuenzalida denuncia la falta de honradez y los malos ejemplos de las autoridades.
Un buen gobierno es equilibrado. El desarrollo es un conjunto armónico de iniciativas económicas, sociales y políticas. Terminó el verano y los anuncios para 2008 son para "hacer política" con minúscula. Casi nada sobre economía y políticas sociales. El discurso del Presidente de la Corte Suprema es un "yo acuso" a la incompetencia gobernante.
El bienestar no mejorará porque se modifica el sistema electoral, porque se exonere a los parlamentarios que renuncian a sus partidos, porque el voto sea voluntario. Empeorará si los impuestos se regalan a los partidos políticos restándolos del combate a la pobreza, y porque hay proyectos inconclusos desde el tiempo de la agenda pro crecimiento de Lagos hasta las 36 medidas de Bachelet.
Empeorará porque se ignora la ética. ¿Qué razón tiene un delincuente en comportarse de otra forma si todos los días ve cómo funcionarios públicos y políticos delinquen impunemente o, a lo más, son condenados a presidio remitido y multas de 2 UTM por delitos de cientos de millones? ¿Qué sentido tiene afirmar gatopardescamente "se asumirán las responsabilidades políticas" si todo queda igual, no se exonera a nadie, sea parlamentario, dirigente político u operador político, o peor, se premian con embajadas?
El Gobierno terminará 2008 con reservas invertidas en el exterior de US$27.000 millones y, con el cobre a US$4 la libra, un superávit fiscal de US$3.000 millones por sobre el superávit estructural, en total US$30.000 millones, cuyos intereses rinden US$1.500 millones.
Hay impuestos-inútiles e impuestos-frenos derogables que traban las actividades productivas. El de los combustibles rinde US$1.400 millones, Actos Jurídicos (Timbre y Estampillas) US$900 millones; los aranceles, US$600 millones más US$150 millones si se suprime la aduana; tasas especiales del IVA US$300 millones, en total US$3.400 más o menos. Los intereses ganados en las inversiones externas, más US$2.000 del superávit fiscal, respetando el balance estructural, cubren los menores recursos restituidos al sector privado con positivos efectos. Por ser impuestos indirectos beneficiarían a las personas de menores niveles de ingreso. El Gobierno ha respondido con migajas.
Si hubiera audacia e imaginación, la tasa de crecimiento se despegaría del bajo nivel a que el gobierno la ha llevado. Si, además, se desburocratiza el Estado y se resucita el Estatuto de las Pymes, activando al mayor empleador de Chile, los beneficios serán obvios. En 2008 y siguientes años este crecimiento con equidad permitiría al Estado no sólo recuperar los montos devueltos por los impuestos que se eliminan, sino que podría eliminar otros más o rebajar el IVA. El silencio del ministro de Hacienda es aterrorizante.
La renuncia del Gobierno a respetar la ética, a impulsar el crecimiento, a agilizar el funcionamiento burocrático para dedicarse a lo superfluo, es como declarar que su mandato pro bienestar terminó. ■■■■■
Javier Fuenzalida A.
economista,
Universidad Finis Terrae
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RESPONSABILIDAD
SOCIAL EMPRESARIAL DE LA ONU
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