Historia de una carta de ida y vuelta
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El coleccionista Javier Mollat recupera en una subasta el manuscrito que un oficial francés envió a su madre desde Zaragoza el 21 de febrero de 1809, el día de la capitulación en los Sitios.
06/10/2009 ROBERTO MIRANDA
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Javier Mollat, un aficionado al coleccionismo, repasaba un día el catálogo de una subasta internacional de marcas prefilatélicas (las que antecedieron a los sellos de correos, aparecidos en 1850), en cartas cursadas al extranjero a comienzos del siglo XIX. Llamó su atención una que fue enviada de Zaragoza a Francia el 21 de febrero de 1809 (la fecha, recordó, de la capitulación de Zaragoza ante las tropas napoleónicas). Y quiso saber qué ponía esa carta, independientemente de su sellado.
"Entré a la puja y me la adjudicaron. Había salido por 120 euros y yo me la quedé por 180", señala el coleccionista, que esperó tres días hasta que el pasado 21 de abril la encontró en el buzón. Regresaba aquella carta 200 años después "también por correo", de Francia a Zaragoza, como si retornar hubiera sido su extraño destino.
"Era la hora de comer y no quise leerla hasta después, como un brindis". Venía plegada, tal como se envió en la época, pero ahora dentro de un sobre. Javier Mollat leyó que iba dirigida en francés a una mujer que vivía en Nancy. Decía: Mi querida madre: Zaragoza se rindió ayer después de dos meses de un asedio terrible. Yo me encuentro bien y espero ser nombrado coronel y también dejar España. Vuestro buen hijo, Haxo. El 21 de febrero de 1809.
Se cumplía lo esperado. Un manuscrito de primera mano de la capitulación de Zaragoza y desde el lado francés. En la doble exposición del Bicentenario de los Sitios, Mollat había visto el documento de letra impresa firmado por Palafox. Pero tenía ahora en sus manos ese escueto comunicado familiar de renglones rectos, escritos con una caligrafía precipitada, pero elegante.
En el libro que Lejeune escribió 31 años después de los Sitios, se cita a Haxo, un oficial de Ingenieros francés traído de Egipto que dirigió la construcción de las trincheras y los túneles para la toma del Convento de San Agustín en el sitio de Zaragoza.
Pero en manos de Javier Mollat, el documento original no desvelaba tantas cosas. Para empezar, la inicial de la firma no estaba clara: "Probamos con varias letras: Flaxo, Saxo... hasta dar con la H que estaba también en las señas del anverso: A Madame Haxo, sur la place Carriere, a Nancy escritas por la misma mano".
Todo cuadraba ahora. Haxo (François-BenoÅ't-Nicolas), está muy referenciado. Nacido en Luneville el 24 de junio de 1774. Su madre, nacida en 1752, se llamaba Catherine. El hijo estudió en la Escuela de Artillería de Ch¢lons-sur-Marne, de la que sale en 1793 como teniente. En 1794 pasa al arma de Ingenieros con el rango de capitán. Lucha en el ejército del Rhin... En 1808 participó en el asedio de Zaragoza donde obtiene el grado de coronel... (como anunciaba a su madre en la carta)
Haxo pasaría a los sitios de Lérida y Tortosa y fue ascendido a general de brigada después del de Mequinenza. Más tarde recibirá los entorchados máximos en Alemania y en Rusia. Tuvo un hijo que murió en Crimea. Su nombre figura en el Arco del Triunfo de París (también el de Zaragoza) y tiene varias calles en las ciudades de Francia. Una de ellas sale en la película El código da Vinci.
Javier Mollat recuerda un texto que el catedrático de Historia y cronista de la ciudad, Carlos Forcadell, escribió en el catálogo de la Exposición sobre los Sitios: "Los testimonios de primera mano generados en el propio momento o en proximidad de los hechos, tienen un valor especial, porque no están contaminados por los filtros e intereses de la posteridad".
Saludos
Rodrigo González Fernández
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