Pablo Alcalde: "Mi autocrítica es demoledora"
El ex presidente de La Polar pide ir a juicio oral, sí o sí. En tres días será formalizado y confía en que no se decrete su prisión preventiva. Alcalde niega haber conocido el fraude y detalla sus hipótesis sobre el escándalo que afectó a la cadena.
por Víctor Cofré - 11/12/2011 - 11:18
Hace seis meses, Pablo Alcalde Saavedra era el presidente de La Polar, una cadena de multitiendas que era un caso de estudio por su exitosa trayectoria, una propiedad diluida y un modelo de negocios que confió en los sectores de ingresos medios y bajos.
El 9 de junio estalló el escándalo de las repactaciones unilaterales de clientes. Diez días después, Alcalde dejó el directorio de la firma que dirigió como gerente general entre 1999 y 2009. Alcalde y cuatro ex gerentes de la compañía serán formalizados este miércoles 14.
La fiscalía acusa a Alcalde de cinco delitos, entre ellos, lavado de activos, vulnerar las leyes de bancos y valores y usar información privilegiada. El ingeniero comercial (60 años, casado, cinco hijos) entrega aquí su versión sobre el escándalo.
¿Qué pasó en La Polar?
Durante todo este tiempo me he abocado a leer todas las actas de los directorios, revisar miles de mails y todas las declaraciones ante la SVS, así como la carpeta de investigación del Ministerio Público, y ya no tengo dudas de lo que pasó: aquí hubo un engaño y un fraude de proporciones, en los cuales yo no tuve ninguna participación.
¿En qué consistió ese fraude?
De acuerdo con lo que ha ido arrojando la investigación, el fraude consistió en calificar -por la vía de las repactaciones unilaterales, es decir, sin conocimiento del cliente- a clientes morosos como clientes al día. Y dado que ese procedimiento fue utilizado en una enorme cantidad de casos -más de 500 mil, según se sabe hoy-, los estados financieros de la compañía no reflejaban adecuadamente la verdadera composición de la cartera de créditos, que es un activo importante de La Polar.
¿Quién se benefició con esto?
Eso es algo que tiene que determinar la justicia, pero al menos en mi caso no hubo ningún beneficio. Mi política siempre fue de no comprar ni vender acciones de La Polar, a excepción de un programa de stock option que fue estructurado por Southern Cross en 2006 y que, dadas sus características, era imposible manipular en modo alguno el precio de la acción.
¿A quiénes culpa de este fraude?
Aquí lo que está claro es que el origen de este engaño estuvo en la gerencia de productos financieros, que era liderada por Julián Moreno.
¿Por qué atribuye responsabilidad a la gerencia de Moreno?
Hoy, después de revisar todos los antecedentes del caso, no cabe ninguna duda de eso. Yo disponía de la información que esa y otras gerencias, en mis tiempos de gerente general, me entregaban. Yo tomaba decisiones en base a esos datos, que además eran auditados, revisados por las clasificadoras de riesgo y el comité de directores. Además, yo dejé de ser gerente general a fines de 2009 para asumir como presidente, por lo que dependía aún más de la información entregada por las gerencias corporativas.
¿Le ocultaron información?
Hoy estoy seguro que se me ocultó información y esa información debía venir de la gerencia de productos financieros, que estaba a cargo de Julián Moreno.
¿Qué motivaciones cree que tuvieron quienes cometieron este fraude?
No lo sé. Eso es algo que debe determinar la investigación, pero creo que es clave saber quiénes se beneficiaron patrimonialmente con esto.
¿Cómo fue posible, si es así, que operaran con impunidad y que ningún control interno detectara el fraude?
Cuando yo era gerente general actuaba en base a la información que me entregaban. Yo confiaba en eso porque era un equipo con el que trabajé por más de 10 años. Además, todo esto que ahora parece tan evidente, en ese tiempo no lo era. Ni yo, ni las auditoras ni las clasificadoras de riesgo ni el comité de directores nos dimos cuenta de lo que estaba realmente ocurriendo.
El capitán del barco
¿Cómo es posible que no haya sabido lo que ocurría, teniendo el cargo que tenía y el ascendiente sobre las gerencias de la compañía?
No sabía. La información que hoy se conoce jamás llegó a mis manos. A mí me engañaron, al igual como engañaron a otros. Mi labor siempre tuvo un foco más comercial y al ser La Polar una empresa sin controlador, a mí me tocó liderar la internacionalización de la empresa, los aumentos de capital, las colocaciones de bonos, las negociaciones con los malls y la búsqueda de financiamiento con los bancos, entre otras funciones. Suponía, durante todo ese tiempo en que fui gerente y luego presidente de la compañía, que contaba con un equipo en el cual podía confiar, profesionales que trabajaron conmigo 10 años o más.
¿Qué responsabilidad personal asume por el escándalo?
Si el barco choca, el capitán es el responsable. Y aunque no supe de las repactaciones unilaterales masivas, sino hasta junio de este año, hoy viendo en retrospectiva creo que debí haber definido mayores controles internos, un gobierno corporativo de acuerdo con nuestro tamaño o, por ejemplo, contar con un contralor que estuviera fuera de la administración. Y también creo que no debí haber centrado tanto mi gestión en el crecimiento e internacionalización de La Polar.
¿No era su responsabilidad como gerente general evitar que esto ocurriera?
Yo asumo la responsabilidad que me cabe, no otras. Mientras fui gerente general nunca supe de esto, ni tampoco cuando fui presidente de la compañía. Mi foco mientras fui gerente general estuvo en hacer crecer la compañía. Además, al ser La Polar una empresa sin controlador, me tocó liderar -como ya le dije- la internacionalización, los aumentos de capital, las colocaciones de bonos, las negociaciones con los malls, las aperturas de tiendas y la búsqueda de financiamiento con los bancos, entre otras muchas funciones.
Como he dicho, creo que pude haber hecho las cosas mejor y haber propuesto mejores sistemas de control interno. Pero de ahí a saber todo lo que ocurría en la compañía hay un paso grande, yo no podía estar involucrado en todo, tenía que delegar.
Y ciertamente, no era mi tarea estar fiscalizando al resto de los gerentes. De hecho, la Ley de Sociedades Anónimas reconoce esta realidad de los gerentes generales y por eso pone la responsabilidad de la fiscalización en el Comité de Directores.
Independientemente de lo que diga la ley, ¿no cree que como gerente general debía saber qué hacían sus subordinados?
Aquí no se trata de utilizar un argumento legal, solamente lo digo para graficar qué espera la ley de cada sociedad anónima. En lo que a mí toca, yo hacía todos los días mi trabajo. Cuando la necesitaba, las gerencias corporativas me entregaban información. Y por supuesto, yo confiaba en que esos datos eran verdaderos y reflejaban el trabajo que se estaba haciendo al interior de La Polar. Yo confiaba en mi equipo y jamás dudé ni sospeché, pues no tenía motivos.
¿Qué errores no cometería nuevamente?
En seis meses no he dormido haciéndome la misma pregunta y mi autocrítica es demoledora. Son muchas las cosas que cambiaría, pero si todo se pudiera resumir en una: debí idear un gobierno corporativo más acorde al tamaño que adquirió la empresa en los últimos años.
¿Y con ello se hubiese evitado este fraude?
No sé. En este fraude se logró esconder una situación grave por mucho tiempo y a muchas personas: empresas auditoras, directores, comité de directores, clasificadoras de riesgo y otras instituciones fiscalizadoras.
¿Qué explicación les entregaría a los inversionistas y acreedores que creyeron en La Polar?
Que lamento profundamente sus pérdidas, porque yo ayudé a formar esta empresa y fui también quien convenció a muchos inversionistas de confiar en La Polar. Pero lo cierto es que bajo mis narices se gestó un tremendo fraude y créame que si yo lo hubiese sabido habría tomado las medidas más drásticas que estaban a mi alcance.
De hecho, yo salí personalmente en marzo de este año a comunicar al mercado el aumento de las provisiones y también fui yo quien se juntó con todos los dueños de los fondos de inversión y bancos, para explicarles lo que ocurría y cuál era el plan presentado por la gerencia para resolver la situación. De haber sabido la magnitud de este problema, hoy fraude, ¿usted cree que hubiera hecho eso?
Toda la industria sospechaba de los números de La Polar. ¿Por qué esas sospechas no los llevaron a hacer una revisión más exhaustiva?
Nunca tuve ninguna sospecha ni razón para sospechar sobre lo que estaba pasando en cobranzas. La información que llegaba a mis manos auditada y revisada por distintas instancias no daba pie para tener sospechas. Yo, al igual que el resto de los directores, me enteré de esto el 2 de junio de este año, cuando el Sernac hace pública su demanda contra La Polar.
El modelo de negocios, con casi la mitad de sus ingresos provenientes del negocio crediticio, ¿era viable en La Polar?
El modelo de negocios sí era, es y seguirá siendo viable, pero con un sistema de cobranza eficiente.
¿Hubo un error al definir el plan de negocios de la empresa?
No. El modelo funciona e incorpora a un segmento de la población que estaba excluido por las demás multitiendas. El mismo César Barros ha dicho a la prensa que cree que la compañía puede tener utilidades en un año y medio más. Eso no tendría ningún sentido si el modelo de negocios de La Polar no funcionara.
¿Por qué cree que los ex directores de La Polar que compartieron mesa con usted le atribuyen culpa y dicen no creer en su versión de inocencia?
No sé, eso habría que preguntárselo a ellos. Pero esta es una de las razones por las que quiero llegar al juicio oral sí o sí. Es en la única instancia en que podré demostrar mi inocencia.
¿Qué responsabilidad asigna al directorio de la empresa y a los ex controladores, el fondo Southern Cross?
Al igual que yo, ellos tenían la misma información que entregaba Julián Moreno.
La SVS lo culpa de entregar información falsa al mercado. ¿Cómo pretende demostrar que no sabía que la información de la compañía no era verdadera?
Le vuelvo a repetir que yo sólo tenía la información que me entregaban las diferentes gerencias, y no tenía por qué desconfiar de los datos que me mostraban. ¿Por qué me iba a dar cuenta yo si ni las auditoras, el comité de directores y las clasificadoras de riesgo tampoco descubrieron nada raro? La empresa incluso pasó por el proceso de IFRS, con más de 40 profesionales trabajando durante dos años para rehacer los balances y nadie detectó nada. Y la verdad, aunque a algunos aún les cueste creerlo, yo tampoco. No voy a descansar hasta demostrar mi inocencia y esto sólo lo puedo hacer en un juicio oral.
Aunque no compró acciones, sí tuvo stock option en una primera etapa y acciones después de la salida de Southern Cross.
Como usted bien dice, yo no compré ni vendí acciones de La Polar y sí recibí un stock option en 2006 y que se liquidó en 2009 y que significó una ganancia para mí cercana a 0% en términos reales. Además, ese stock option, independiente del precio de la acción, no podía implicar una pérdida, ya que Southern Cross tenía contratado un seguro para que en caso de que el valor de la acción cayera, el crédito con que se había financiado la compra de esas acciones quedara cancelado.
Aclarado esto, le agrego que no participé ni suscribí ningún aumento de capital ni los otros stock option, lo que está respaldado por declaraciones de los otros gerentes en la SVS, en la contabilidad de Alpha, que es la sociedad que creó Southern Cross para retener a los ejecutivos, en varios mails y, por último, en una instrucción verbal donde expresamente le pedí a Larraín Vial, que maneja mi patrimonio desde 2005, que no podían comprar acciones de La Polar, lo que se ha respetado hasta hoy. Luego, la pregunta es: ¿qué motivo tendría yo para participar en todo lo que se me acusa si comprobadamente yo no tenía acciones ni me beneficiaba de esa situación? La respuesta es obvia: ninguno.
¿Se benefició del alza que experimentaron las acciones en los últimos años?
Le insisto, yo no compré acciones de La Polar. A diferencia del resto de los accionistas de Alpha, que sí suscribieron los aumentos de capital de 2007 y 2009 y que además compraron acciones a título personal, yo no compré ninguna. No aporté ni recibí dinero por esta operación y de eso hay varias pruebas a través de peritajes que encargó mi defensa, de la contabilidad de Alpha, que no la llevaba yo, de declaraciones de María Isabel Farah y Pablo Fuenzalida, de mails y del mandato que tenía LarrainVial para no comprar acciones de La Polar.
Juicio oral sí o sí
¿Ha sentido el rechazo del ambiente empresarial?
No le puedo negar que algunos comentarios que he visto en la prensa me han dolido, pero sé que vienen de gente que realmente no me conoce. Quienes sí me conocen y saben cómo he actuado toda mi vida, me han dado muchas muestras de apoyo. Ellos saben que ética y moralmente yo jamás habría participado de algo así y es por ellos y por mi familia que estoy empecinado en llegar a juicio oral, que es la única instancia en la que estoy seguro que podré comprobar mi inocencia.
¿Cómo le ha afectado la sanción social?
Hoy estoy abocado a preparar mi defensa y a estar con mi familia y mis amigos de toda la vida, que han sido un pilar fundamental para enfrentar esta difícil situación.
Este caso se ha personalizado en usted en un grado importante. ¿Su prestigio empresarial se destruyó?
Tengo mucha fe en que el juicio oral me permitirá demostrarles a todos mi inocencia. Para mí, hoy no hay nada más importante que llegar a la verdad.
¿No siente que ya ha sido condenado y que será muy difícil conseguir un fallo absolutorio?
Confío en la justicia y su independencia. Y por lo mismo, lo único que quiero en este momento es llegar a juicio oral, sí o sí, esa es la única instancia donde puedo demostrar mi inocencia en base a pruebas y no rumores o especulaciones como ha sido hasta ahora.
En su declaración a la Fiscalía, declara un patrimonio de $ 3.500 millones. ¿Cómo construyó ese patrimonio?
Gran parte de mi patrimonio ya estaba constituido antes de 2006, gracias a más de 30 años de trabajo. Lo que haya crecido o bajado desde el 2006 a la fecha es más que nada consecuencia de cómo LarrainVial ha administrado mi patrimonio.
Usted se expone a prisión preventiva, la que seguramente pedirán los fiscales. ¿Está preparado para ello?
He colaborado todo el tiempo en esta investigación y he ido a declarar cada vez que se me ha citado, por lo que no veo razón para que pidan prisión preventiva. Yo confío en que el Tribunal de Garantía actuará con independencia y escuchará mis argumentos. Estos últimos seis meses yo he estado en Chile y no le quepa duda a nadie que seguiré acá, porque lo que más quiero es llegar a juicio oral y ahí demostrar mi completa inocencia.
¿Qué opina de la gestión de César Barros? El ha dicho que este es el maquillaje más grande de la historia de Chile...
César Barros está haciendo su trabajo.
Esta empresa era un ejemplo de una firma sin controlador. ¿Lo que ocurrió rompió definitivamente con esa fórmula?
Existen muchas empresas en el mundo que funcionan bien de ese modo. Sin embargo, en este caso quizás habría ayudado tener un controlador.
¿Ha tenido nuevas propuestas empresariales?
Actualmente, yo estoy abocado 100% a mi familia y mi defensa.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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