Cuando llega el calor se hace necesario aumentar las precauciones con los alimentos que elegimos en el supermercado y después con su manipulación y conservación en casa ¡No permitas que un alimento en mal estado te amargue un solo día de verano!
Toda precaución es poca para
evitar una intoxicación alimentaria que puede derivar en una gastritis o en algo peor. Con el calor, los
alimentosse conservan menos tiempo en perfecto estado y pueden ser atacados por microorganismos y bacterias que se desarrollan fácilmente cuando la temperatura ambiente es más elevada de lo habitual.
Para evitar riesgos innecesarios has te prestar atención a las tres fases implicadas en el proceso de la alimentación: la
compra, la cocción de los distintos productos y la conservación. Con unos sencillos consejos puedes prevenir más de una situación, como poco, desagradable.
A la hora de comprar, elige siempre los
productos más frescos. En esta época fíjate especialmente en la
fecha de caducidad y mete en tu cesta aquellos cuya durabilidad sea mayor. En cuanto a los alimentos frescos, guíate más que nunca por tu olfato. Cualquier olor desagradable puede ser síntoma de mal estado. En el caso del
pescado fíate de aquellos que
presenten un aspecto "vivo" en su coloración. Además, otras pistas son los ojos, (deben estar transparentes, no vidriosos) y las agallas (siempre rojas o de color oscuro).
A la carne (vacuno y cerdo)
le delata su grasa. Si la pieza es fresca, ésta debe ser blanca, no amarillenta.
Fotolia
Por supuesto, compra siempre en establecimientos que te ofrezcan todas las garantía y, ¡muy importante!, mantén en lo posible la cadena de frío.
Utiliza bolsas isotérmicas para los productos
congelados y para, al menos, el pescado. En
verano hay que ir directamente del supermercado a casa;
nada peor que dejar la compra en el coche a pleno sol mientras realizas otra actividad. Recuerda que la mayoría de los productos que llevas requieren nevera lo antes posible.
En el caso de
los congelados, nunca los vuelvas a congelar. Si ya se ha iniciado el proceso de descongelación consúmelos ese mismo día.
En la cocina
La
higiene en la cocina es siempre fundamental, pero en esta época hay que llevarla al extremo. Las manos y los utensilios necesarios para preparar los distintos alimentos deben estar perfectamente limpios para evitar que, durante la manipulación, puedan contaminar un alimento, en principio, en buen estado. Cuchillos, calderos, pequeños electrodomésticos como la batidora o picadora, la tabla donde cortas los alimentos, la encimera… Cualquier resto de comida que haya quedado de una preparación anterior puede ser un peligroso foco de bacterias.
Aquario cocina
En verano, se recomienda especialmente la
adecuada y total cocción de los alimentos para eliminar la posible presencia de microorganismos perjudiciales para la salud. Si no quieres renunciar a platos que incluyan pescado crudo (boquerones en vinagre, sushi) congélalo antes de utilizarlo (
la congelación hará el
mismo efecto que el calor del fuego). Así evitarás el anisakis (parásito presente en distintos
pescados que sólo es peligroso en caso de alergia).
También es preferible
consumir el marisco cocido y siempre estando segura de su procedencia y calidad. Si detectas un fuerte olor (parecido al amoniaco), deséchalos.
Los huevos son también especialmente
problemáticos en verano. A la hora de comprarlos, fíjate en su fecha de caducidad y cuando llegues a casa consérvalos en nevera. Cuidado con su manipulación porque
esconden la salmonella, grupo de bacterias responsables de la mayoría de las intoxicaciones alimentarias veraniegas. Cuaja bien las tortillas y si haces
mayonesa (en esta época es
aconsejable utilizar la de bote) prepara solo la que vayas a consumir. No guardes la que sobre.
Por último,
lava bien cualquier fruta o verdura antes de su consumo, especialmente las que se toman crudas en las ensaladas tan propias de esta estación.
Conservación
Guardar los alimentos en la nevera es la mejor precaución para conservarlos en perfecto estado. Coloca las
frutas y
verduras en la parte más baja (puedes sacarlas unos minutos antes de su consumo para que no estén tan frías y "recuperen" sabor). Utiliza, también, el estante inferior para descongelar, lentamente, los alimentos que necesites (no dejes que se descongelen a temperatura ambiente).
Conserva los
alimentos en recipientes perfectamente limpios y mejor si son herméticos, separando siempre los alimentos crudos de los ya cocinados. Estos recipientes deben ser
de cristal o plástico, nunca de metal, así que si te sobra algo del contenido de una lata, por ejemplo de tomate frito, no lo guardes sin traspasarlo a un recipiente adecuado.
Recuerda que, ante cualquier duda sobre el perfecto estado de un alimento, es mejor no arriesgarse.
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