Matthew Price BBC Nueva York |
A las la 9:00 de la mañana el tren M de Manhattan traquetea y rechina, mientras cruza el puente Williamsburg.
Abajo se crece y se agita el gris y frío East River de Nueva York. Lentamente, el tren se detiene y un puñado de gente lo abandona.
Hileras de almacenes viejos dominan las calles desde la estación de metro.
La mayor parte de sus paredes de ladrillos están llenas de graffiti.
Dentro de uno de los edificios está la Cervecería Brooklyn, donde se fabrica una de las mejores cervezas de sifón de la ciudad.
En el suelo, al lado de las puertas del depósito, hay algunos sacos con granos. Las palabras "Cebada de Inglaterra" aparecen en relieve en los sacos escritas con tinta roja.
La cervecería importa los granos y eso, en estos días, es algo que sale caro.
"Hay presiones desde todos lados. Es una completa tormenta. Tenemos un dólar débil", dice Steve Hindy, quien ayudó a montar la empresa a finales de los '80.
"Tuvimos malas cosechas de lúpulo y cebada en todo el mundo y aquí el gobierno está obligando a los agricultores a cosechar maíz de etanol. Los precios de los combustibles están más caros. Nos están golpeando desde todas las direcciones".
La palabra R
Hay un resquicio de esperanza. El dólar débil hace que la cerveza sea más barata en los mercados del exterior y sus exportaciones están creciendo, pero se trata de una pequeña amortiguación cuando se mira el panorama general.
Desde las zonas industriales hasta los centros financieros de todo el país, hay una palabra que cada vez se escucha más: recesión.
Técnicamente una recesión existe cuando hay dos trimestres de crecimiento negativo.
Hasta ahora Estados Unidos ni siquiera ha registrado un trimestre negativo, pero la palabra está siendo usada más frecuentemente ante el diluvio de estadísticas depresivas que parecen aparecer cada semana.
Las últimas cifras de pérdidas de empleo son peores de lo esperado: 63.000 empleos se esfumaron en febrero. Los más afectados fueron el sector de la construcción, el manufacturero y los minoristas.
También se anunció esta semana que el número de embargos de viviendas está más alto que nunca.
De hecho, se puede escoger cualquier estadística: el precios de las casas está bajando, también caen las ventas de los productos minoristas y el petróleo está llegando a precios récord, haciendo que la actividad económica sea más cara.
Repercusiones globales
¿Qué quiere decir todo esto?
Pues bien, el hombre que acaba de ser confirmado como el más rico del mundo, el multimillonario Warren Buffett, sostiene que EE.UU. ya entró en recesión.
Muchos otros están de acuerdo. "Estamos definitivamente en una recesión", dice Nariman Behravesh, economista jefe de la firma Global Insight.
"La pregunta es si se trata de una recesión leve o algo mucho peor. Nuestro mejor pronóstico es que es una recesión leve y que durante la primera mitad del año la economía se contraerá un poco, pero para la segunda mitad, especialmente con todas las reducciones de impuestos, veremos una recuperación".
Puede que eso calme algunos nervios pero, con o sin recesión, la mayoría ve que la situación se está poniendo peor y eso afectará a mucha gente más allá de estas costas.
"Creo que el resto del mundo debería estar preocupado", señala Behravesh.
"Se dicen muchas tonterías sobre desacoplarse de Estados Unidos, pero EE.UU. es demasiado grande, tanto en el tamaño de su economía como en su impacto en los mercados financieros".
Expansión monetaria
¿Se puede hacer algo para detener la caída?
El banco central de EE.UU., la Reserva Federal, ha recortado las tasas de interés recientemente y puede volverlo a hacer este mes. Con eso, espera estimular el crédito y el gasto.
También anunció este viernes que pondría más dinero a la disposición de los bancos para aliviar las presiones crediticias.
Desde hace algún tiempo, el presidente admitió que está preocupado. Después del anuncio de las más recientes cifras, George W. Bush rápidamente emitió un comunicado.
"Perder un trabajo es algo doloroso y se que los estadounidenses están preocupados por nuestra economía. También lo estoy yo".
"Está claro que nuestra economía se desaceleró, pero la buena noticia es que anticipamos esto y tomamos una acción decisiva para estimular la economía, al promulgar un paquete de crecimiento que pondrá dinero en las manos de los trabajadores y empresarios estadounidenses".
La esperanza es que el paquete ayude a evitar la recesión. Como el efecto positivo del dólar bajo para los exportadores, se espera que sirva para amortiguar el golpe.
Muchos, sin embargo, temen que llegue demasiado tarde para tener un verdadero impacto en lo que, cada día, parece ser una situación más desesperante.
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RESPONSABILIDAD
SOCIAL EMPRESARIAL DE LA ONU
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