La moda china de los hombres de negocios falsos
Por: DANIEL MÉNDEZ |
12:59 a.m. | 18 de Noviembre del 2013
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Contratan a occidentales por horas para darles a sus clientes una imagen internacional.
En China, los hombres de negocio también pueden ser falsos. En su afán por dar una imagen de profesionalismo e internacionalización, muchas empresas chinas contratan a occidentales para que acudan a eventos, reuniones o encuentros con clientes.
Los extranjeros se hacen pasar por cualquier profesional de alto nivel: ingenieros, controladores de alimentos, directores de multinacionales, profesores universitarios o inversores.
"Las empresas chinas alquilan extranjeros para intentar engañar a las compañías locales, al gobierno o a empresas extranjeras", asegura Dan Harris, fundador de la consultora legal Harris & Moure. "Intentan hacerles creer que son capaces de operar internacionalmente o que ya lo están haciendo", explica este experto en hacer negocios en China.
En esta situación se encontró hace dos semanas un estudio de arquitectura de Pekín. A escasas horas de presentar su importante proyecto ante una constructora, la firma china se dio cuenta de que necesitaba contar con dos extranjeros para poder acudir a la reunión con más garantías. Después de preguntar a varios amigos, hallaron a un periodista. "Es mejor que no hables chino", le explicó Yu Ji, el director del estudio de arquitectura. "Si alguien te pregunta, tú solo tienes que decir que eres un arquitecto alemán".
El señor Niels
Una vez en su despacho, ubicado en la vigésimo quinta planta de una de las modernas torres del Distrito Financiero de Pekín, Yu Ji le entregó al periodista una tarjeta de visita con el nombre que debía asumir: el señor Niels.
Durante la reunión, celebrada a las afueras de la capital, Yu Ji explicó las características del proyecto ante la nutrida comitiva de la constructora. Durente los 40 minutos que duró la presentación, el trabajo del periodista consistió en estar sentado en una silla. Después de seis horas, Yu Ji le entregó 500 yuanes (más de 180.000 pesos). En algunos casos, estas prácticas de alquilar laowais (como se conoce en China a los extranjeros) son mucho más ambiciosas. El trabajo puede implicar viajes en avión, autos con chofer, discursos en inglés alabando a la empresa y noches en hoteles lujosos.
Empresas fantasma
También se puede poner en marcha un engaño colectivo. A mediados de octubre, un autobús cargado con unos 40 extranjeros partió de Shanghái con destino a Yiwu, una ciudad conocida por sus ferias comerciales y su gran mercado de productos al por menor. Los organizadores no dejaron nada al azar y se aseguraron de que los 40 occidentales tuvieran una tarjeta de visita con su nombre y el de la empresa a la que representaban.
"Algunos de mis compañeros eran presidentes; otros, directores generales y otros, fundadores", dice Sergio Rodríguez, un estudiante de la Universidad Normal de Shanghái que formó parte de la comitiva. "Después, todos buscamos el nombre de las empresas en Internet, y resultó que ninguna existía", explica.
El trabajo de estos jóvenes occidentales consistió en pasear por los distintos estands de la feria, interesarse por los productos y repartir tarjetas de visita. "Una vez en la feria, ya no sabes quién es de verdad y quién es de mentira", dice Rodríguez.
En este caso, el objetivo de los organizadores era darle un toque de glamur a la feria, demostrar su capacidad para atraer a empresas extranjeras y mantener contentos a los vendedores. Al final del evento, cada uno de los 40 extranjeros que viajaron desde Shanghái hasta Yiwu recibió 400 yuanes (más de 146.000 pesos).
Falta de confianza
El engaño se practica a gran escala
Además de mostrar la extensión con la que el engaño se practica en China, el fenómeno de alquilar extranjeros también muestra cierto sentido de inferioridad entre los empresarios del país. "¿El gran valor de estas caras extranjeras se debe a la falta de confianza de la cultura china o a su valor añadido?", se preguntaba en 2012 el 'Beijing Youth News'.
Aunque las empresas chinas han ampliado su presencia en el extranjero y cada vez hay más occidentales en el país asiático, el alquiler de 'laowais' todavía parece tener un futuro prometedor. En palabras de Dan Harris, "No veo de ninguna manera señal de que vaya acabar". "El fenómeno aumenta", precisa.
DANIEL MÉNDEZ
Para EL TIEMPO
Pekín.
Saludos
Rodrigo González Fernández
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