Rafael Carvajal, subgerente de abastecimiento de David del Curto S.A. destaca los desafíos de la industria en cuanto a packaging:

Rafael Carvajal, subgerente de abastecimiento de David del Curto S.A. destaca los desafíos de la industria en cuanto a packaging:

" Chile tiene la capacidad de adaptarse muy rápido a los cambios que están exigiendo los mercados"

El subgerente de abastecimiento de David del Curto S.A. explica cómo la necesidad de bins de plástico desarmables y procesos más efectivos en cuanto al etiquetado se han vuelto desafíos para la empresa en el mediano plazo, tras lo observado en la misión tecnológica organizada por SimFRUIT a Alemania y Francia en el marco de Fruit Logistica 2010.

Al mismo tiempo, enfatiza que la industria frutícola nacional ha sabido responder a las nuevas exigencias de los mercados porque "Chile en este sentido está mucho mejor parado que el resto de los países".
 
¿Cuál es el panorama para las exportaciones de David del Curto en la actual temporada?
En uva nos quedan aún tres semanas de exportaciones. Con la manzana ya partimos hace un mes más o menos. En carozos ya estamos listos, nos quedan unas 15 mil cajas. En términos de mercado, los precios están bastante buenos. La uva está decayendo producto del Marketing Order, en cuanto a manzana hay mucho stock en Europa, y en kiwi el stock de Italia estaría bajo, lo que generara buenas perspectivas para nuestros productos.
 
En vista de eso, ¿qué estimaciones se manejan para esta temporada?
Pretendemos vender 9.500.000 de cajas de fruta fresca en total. Ese es el objetivo. Sin embargo, yo creo que vamos a llegar a 9.300.000 cajas. No por un problema de industria. Hubo menos fruta y otras situaciones, pero lo de nosotros pasa por un tema de contrataciones que no se han logrado, fruta que no se ha conseguido. Estamos saliendo con fruta nuestra más contrataciones externa, y esos volúmenes es más o menos la cifra que estimo.
 
¿Estos problemas tienen relación con el pasado terremoto? ¿Cuánto afectó esto a la empresa?
Básicamente, el terremoto nos afectó en cuanto a kiwi. Se cayeron unos kiwales en la zona sur, pero que finalmente igual se cosecharon. En cuanto a cosecha no ha habido problema, salvo unas plantas más al sur, pero daños que pudieron subsanarse y permitieron trabajar con un plan B. Pero en cuanto a abastecimiento ha sido complicado, por falta de materia prima para embalaje. Todo lo que es plástico y madera ha sido muy complicado, porque la madera está en la zona del epicentro de la catástrofe, hay poca mano de obra yendo a trabajar, las fuentes de electricidad no están funcionando normalmente, los caminos están a medio andar entonces las vueltas de flete son mayores, entonces hay una escasez de madera bastante alta, lo que al mismo tiempo ha hecho que los precios se hayan incrementado. Lo mismo con el plástico, que está muy escaso.
 
¿De qué manera se ha podido cubrir este problema?
La verdad que no hay mucho que hacer, no hay manera de suplirlo. Hay mercados como Corea, donde ellos exigen madera o plástico para poder vender, porque sino el producto se estanca en el mercado. Lo único que queda es barrer con lo que tengan otras exportadoras que ya hayan terminado o bien tratar de conseguirse plástico en la medida de lo posible, sino hay que cambiar el mercado, no hay otra alternativa.
 
¿Cuál ha sido el comportamiento de los mercados externos en este aspecto?
En términos de packaging no han innovado mucho. Hoy, por ejemplo, en la última etapa de la Red Globe los mejores precios están en el Lejano Oriente, principalmente Corea. Y Corea nos pide madera y plástico, y eso encajaría en lo fuerte de este periodo, más que el cartón. Básicamente el viaje que realiza la fruta de Chile a Corea es demasiado extenso, y la caja de cartón, si bien no colapsa, no tiene tan buena llegada en términos de presencia como la de madera y la de plástico. Además que ellos no tienen cadena de frío, entonces las alzas de temperatura afectan de mayor manera al cartón.

En términos de exigencia, los mercados europeos se han vuelto más exigente a partir del año pasado. Normalmente cuando tú ibas a EEUU te pedían certificados de los materiales que estabas usando para embalaje, certificado FDA, y Europa siempre estaba detrás en ese aspecto. Hoy Europa pide certificados de migración, que son pruebas que se realizan en universidades o instituciones externas, dónde se lleva el material del que está compuesto el packaging para certificar que no migra ningún componente al alimento. Igualmente están más restrictivos con el tema de la madera, ya que están pidiendo certificados de tratamientos fitosanitarios.
 
¿Y cómo está Chile con respecto a estos temas?
Eso ya es un tema manejado por el país. Chile en este sentido está mucho mejor parado que el resto de los países, porque esta industria es de mucha improvisación, es de responder rápido a los cambios y la poca capacidad de programación que te generan los productos. Por ejemplo, la uva es un producto que tú lo cortas y a los tres días tienes que tenerlo embalado. Entonces muchas veces los cambios de mercado generan atochamientos en el sentido que van todos a un mismo mercado y con mucha fruta. Lo que a veces hace un par de semana iba para EEUU ahora va para Europa y en formatos totalmente distintos. Eso te obliga a reaccionar lo más rápido posible y, al mismo tiempo, debes adecuarte a la condición de la uva. En ese sentido, Chile tiene la capacidad de adaptarse muy rápido a los cambios que están exigiendo los mercados.
 
En este sentido, ¿han incorporado a la compañía alguna de las innovaciones vistas en la misión tecnológica de SimFRUIT a Alemania y Francia en la que participó?
 Estamos trabajando con unos contactos que conseguimos en Alemania en mejorar el etiquetado. En Chile existen dos grandes compañías de eso que trabajan bancos etiquetadores o CR4, que son salidas puntuales que van en líneas de confección, o sea, que etiquetan por cajas individuales. El problema, por ejemplo con la manzana, es que un mismo calibre o misma calidad se procesa para más de un cliente, entonces cuando tú trabajas con bancos etiquetadores, que es la realidad que tenemos en Chile, finalmente no puedes ocuparlos, tienes que pasar la fruta, la calibras y recién ahí le pones con etiquetas manuales o máquinas que etiquetan uno a uno, el sticker a cada fruta según el cliente al que estás enviando. Eso genera un costo de operaciones que es significativo. Entonces, conseguimos en Europa un proveedor que tiene un desarrollo bastante puntual que contribuye a disminuir ese proceso. Estamos haciendo los contactos para poder traer la máquina y empezar a probar el tema y esto estaría funcionando ya para la próxima temporada.

Por otro lado, hemos estado evaluando que en Chile no existen bins plásticos desarmables y que hay mercados donde exportar en bins de madera ya se está volviendo un problema, debido a los residuos químicos que la madera pueda tener. Estás muy expuesto y la única manera de reducir esa exposición es cambiando el material, y la única forma de hacerlo es yéndose al plástico. Y en Alemania e Italia encontramos dos tipos de bins plásticos desarmables que se podrían ajustar a las medidas que nosotros necesitamos, pero recién estamos en etapa de evaluación si nos dan o no los números para poder comenzar este nuevo proceso.  Esos serían nuestros desafíos a mediano plazo. 

Fuente: SIMFRUIT

Fecha de publicación: 07/04/2010

FUENTE:
Saludos,

 

RODRIGO  GONZALEZ  FERNANDEZ
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