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El "encantamiento" del empresariado con la presidenta Michelle Bachelet
S.Celedón/P.Gallardo DF
- "¡Qué puntualidad, señora presidenta!", expresa el timonel de la Sofofa, Andrés Concha.
-"Es que de chiquitita me enseñaron a ser así. Me carga la impuntualidad. Mi padre era aviador, militar, entonces para él, esto era un tema", responde la presidenta Michelle Bachelet, entre risas.
Este diálogo informal, producido la noche del jueves en la Cena de la Industria, es una muestra de la cercanía y naturalidad en la relación que ha construido la mandataria chilena y uno de los máximos dirigentes empresariales del país, reflejo de la sintonía que Bachelet también ha logrado con el resto de los representantes gremiales del sector privado. Un cuadro que difiere del configurado los primeros meses de la ex ministra de Salud y militante socialista en su arribo a La Moneda.
De hecho, el empresariado miraba con recelo y preocupación el inicio de su mandato, siendo frecuente la advertencia en los pasillos de los gremios acerca de la necesidad de estar más atentos que nunca y concentrarse -se admite hoy en privado- en una estrategia de "control de daños".
Es que los empresarios estaban escépticos frente a prácticamente la totalidad del nuevo gabinete ministerial y las políticas que pudiesen implementarse, siendo el titular del Trabajo y ex dirigente de la CUT, Osvaldo Andrade, de quien más desconfiaban. En contrapartida, la decisión de Bachelet de poner a la cabeza de la cartera de Hacienda al académico de Harvard, Andrés Velasco, fue siempre mirado con buenos ojos por los empresarios, ya que su figura era garantía de equilibrios.
De luces y sombras
La relación entre la sede de Monseñor Sótero Sanz donde se ubica la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC)- y La Moneda tuvo un inicio zigzagueante. En la primera gira de Bachelet, realizada en mayo de 2006 a España, la mandataria no contempló en la comitiva a dirigentes empresariales, siendo acompañada por ministros de Estado, además de los presidentes de las comisiones de Relaciones Exteriores del Senado, Roberto Muñoz (PS) y la Cámara de Diputados, Jorge Tarud (PPD), y el senador Hernán Larraín (UDI).
Esta ausencia empresarial fue comentario obligado, según recuerdan quienes integraban la comitiva, pues los dirigentes gremiales españoles consultaban por sus pares chilenos.
Un mes después la historia era diferente. En la gira a Estados Unidos y el Caribe participaron Ronald Bown, presidente de la Asoex; Alfredo Piquer, director de ACTI; Mauricio Russo, presidente de Casa&Ideas, y Luis Vera, vicepresidente de Prospect.
Este tipo de invitaciones se transformó en una tradición e, incluso, aumentó el número de empresarios convocados. Es más, desde que en diciembre pasado asumió la presidencia de la CPC, Rafael Guilisasti ha concurrido a todas las giras de la mandataria, situación que despertó críticas de los sectores más conservadores en la dirigencia gremial por su participación en la gira a Cuba.
En el marco de estas actividades fuera de Chile, la mandataria y el empresariado tuvieron la posibilidad de conocerse mejor. En ese contexto, afirman fuentes gremiales, Bachelet comenzó a "encantar" a los dirigentes, quienes coinciden hoy en valorar su simpatía y naturalidad. "Ella es muy acogedora y simpática, escucha, no es autoritaria y tiene una tremenda voluntad, pero lo más destacable es que entiende el rol de cada sector", afirma un representante de las ramas de la CPC, quien reconoce que cuando Bachelet asumió la presidencia hubo "fuertes resquemores y dudas respecto de la influencia que ejercería en sus decisiones el ala más izquierdista de su gabinete", apuntando directamente a la amistad que por años tiene la mandataria con Osvaldo Andrade.
Es más, el único "punto negro" que recuerdan los gremios en la relación Bachelet-empresarios tiene que ver con materias laborales. Esto quedó en evidencia en el crítico discurso del ex presidente de la CPC, Alfredo Ovalle, en Enade 2007 donde el dirigente acusó "incertidumbre frente a las iniciativas laborales, ideologización del movimiento sindical y actuaciones anti-empresa por parte de la Dirección del Trabajo".
Estos planteamientos fueron rebatidos públicamente por el entonces vocero de gobierno, Francisco Vidal. Sin embargo, en privado, Bachelet expresó a los empresarios que si bien no compartía las declaraciones, las comprendía.
El puente
La relación Bachelet-empresarios tuvo, desde el principio, un punto de encuentro: el ministro de Hacienda. De hecho, la expresión "tenemos que aferrarnos a Andrés Velasco" fue la consigna que predominó en la dirigencia empresarial, tras la elección presidencial de Bachelet.
Por esta razón, cuando el gobierno decidió crear los fondos soberanos con los ahorros del cobre, haciendo caso omiso de la fuerte presión política para que dichos recursos se gastaran, la medida fue respaldada en forma unánime por la CPC.
El empresariado advirtió, entonces, que la mandataria escuchaba y consideraba al jefe de las finanzas públicas. Así, las reuniones entre la dirigencia gremial y las autoridades de gobierno -principalmente Velasco y los titulares de Interior, Edmundo Pérez-Yoma, y de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo- se intensificaron. La comunicación telefónica se tornó permanente y las visitas a La Moneda del ex presidente de Sofofa, Bruno Philippi, y su sucesor, Andrés Concha, habituales.
El apoyo que Bachelet brindó a Velasco se hizo mucho más explícito con la crisis económica, que convirtió al ministro de Hacienda en la mano derecha de la mandataria, sobre todo tras la partida de Andrade de la cartera del Trabajo y la llegada de Claudia Serrano, quien de inmediato logró sintonía con el empresariado. Tanto es así, que ambos actores se alinearon bajo el objetivo de evitar los despidos. De esta forma, se logró la firma del Acuerdo Nacional Pro Empleo entre el Ejecutivo, la CPC, Conapyme y la CUT.
Adicionalmente, la jefa de Estado decidió postergar el prometido proyecto que fortalece la negociación colectiva y la sindicalización, así como también apoyar la incorporación de tribunales especializados en la iniciativa que crea el Ministerio y la Superintendencia Ambiental. Estas dos medidas fueron consideradas como un guiño al empresariado.
Fue precisamente en este escenario que la noche del jueves se realizó la Cena de la Industria, instancia donde no faltaron halagos a la gestión de Bachelet y aplausos para su ministro de Hacienda. "Presidenta, hemos sido testigos de su espíritu de servicio público, de su capacidad para sobreponerse a las adversidades, de buscar un trato siempre afable, respetuoso, acogedor, abierto al diálogo y sobre todo responsable", fueron las palabras de Concha en la despedida de la mandataria ante los empresarios de la industria.
-"Es que de chiquitita me enseñaron a ser así. Me carga la impuntualidad. Mi padre era aviador, militar, entonces para él, esto era un tema", responde la presidenta Michelle Bachelet, entre risas.
Este diálogo informal, producido la noche del jueves en la Cena de la Industria, es una muestra de la cercanía y naturalidad en la relación que ha construido la mandataria chilena y uno de los máximos dirigentes empresariales del país, reflejo de la sintonía que Bachelet también ha logrado con el resto de los representantes gremiales del sector privado. Un cuadro que difiere del configurado los primeros meses de la ex ministra de Salud y militante socialista en su arribo a La Moneda.
De hecho, el empresariado miraba con recelo y preocupación el inicio de su mandato, siendo frecuente la advertencia en los pasillos de los gremios acerca de la necesidad de estar más atentos que nunca y concentrarse -se admite hoy en privado- en una estrategia de "control de daños".
Es que los empresarios estaban escépticos frente a prácticamente la totalidad del nuevo gabinete ministerial y las políticas que pudiesen implementarse, siendo el titular del Trabajo y ex dirigente de la CUT, Osvaldo Andrade, de quien más desconfiaban. En contrapartida, la decisión de Bachelet de poner a la cabeza de la cartera de Hacienda al académico de Harvard, Andrés Velasco, fue siempre mirado con buenos ojos por los empresarios, ya que su figura era garantía de equilibrios.
De luces y sombras
La relación entre la sede de Monseñor Sótero Sanz donde se ubica la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC)- y La Moneda tuvo un inicio zigzagueante. En la primera gira de Bachelet, realizada en mayo de 2006 a España, la mandataria no contempló en la comitiva a dirigentes empresariales, siendo acompañada por ministros de Estado, además de los presidentes de las comisiones de Relaciones Exteriores del Senado, Roberto Muñoz (PS) y la Cámara de Diputados, Jorge Tarud (PPD), y el senador Hernán Larraín (UDI).
Esta ausencia empresarial fue comentario obligado, según recuerdan quienes integraban la comitiva, pues los dirigentes gremiales españoles consultaban por sus pares chilenos.
Un mes después la historia era diferente. En la gira a Estados Unidos y el Caribe participaron Ronald Bown, presidente de la Asoex; Alfredo Piquer, director de ACTI; Mauricio Russo, presidente de Casa&Ideas, y Luis Vera, vicepresidente de Prospect.
Este tipo de invitaciones se transformó en una tradición e, incluso, aumentó el número de empresarios convocados. Es más, desde que en diciembre pasado asumió la presidencia de la CPC, Rafael Guilisasti ha concurrido a todas las giras de la mandataria, situación que despertó críticas de los sectores más conservadores en la dirigencia gremial por su participación en la gira a Cuba.
En el marco de estas actividades fuera de Chile, la mandataria y el empresariado tuvieron la posibilidad de conocerse mejor. En ese contexto, afirman fuentes gremiales, Bachelet comenzó a "encantar" a los dirigentes, quienes coinciden hoy en valorar su simpatía y naturalidad. "Ella es muy acogedora y simpática, escucha, no es autoritaria y tiene una tremenda voluntad, pero lo más destacable es que entiende el rol de cada sector", afirma un representante de las ramas de la CPC, quien reconoce que cuando Bachelet asumió la presidencia hubo "fuertes resquemores y dudas respecto de la influencia que ejercería en sus decisiones el ala más izquierdista de su gabinete", apuntando directamente a la amistad que por años tiene la mandataria con Osvaldo Andrade.
Es más, el único "punto negro" que recuerdan los gremios en la relación Bachelet-empresarios tiene que ver con materias laborales. Esto quedó en evidencia en el crítico discurso del ex presidente de la CPC, Alfredo Ovalle, en Enade 2007 donde el dirigente acusó "incertidumbre frente a las iniciativas laborales, ideologización del movimiento sindical y actuaciones anti-empresa por parte de la Dirección del Trabajo".
Estos planteamientos fueron rebatidos públicamente por el entonces vocero de gobierno, Francisco Vidal. Sin embargo, en privado, Bachelet expresó a los empresarios que si bien no compartía las declaraciones, las comprendía.
El puente
La relación Bachelet-empresarios tuvo, desde el principio, un punto de encuentro: el ministro de Hacienda. De hecho, la expresión "tenemos que aferrarnos a Andrés Velasco" fue la consigna que predominó en la dirigencia empresarial, tras la elección presidencial de Bachelet.
Por esta razón, cuando el gobierno decidió crear los fondos soberanos con los ahorros del cobre, haciendo caso omiso de la fuerte presión política para que dichos recursos se gastaran, la medida fue respaldada en forma unánime por la CPC.
El empresariado advirtió, entonces, que la mandataria escuchaba y consideraba al jefe de las finanzas públicas. Así, las reuniones entre la dirigencia gremial y las autoridades de gobierno -principalmente Velasco y los titulares de Interior, Edmundo Pérez-Yoma, y de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo- se intensificaron. La comunicación telefónica se tornó permanente y las visitas a La Moneda del ex presidente de Sofofa, Bruno Philippi, y su sucesor, Andrés Concha, habituales.
El apoyo que Bachelet brindó a Velasco se hizo mucho más explícito con la crisis económica, que convirtió al ministro de Hacienda en la mano derecha de la mandataria, sobre todo tras la partida de Andrade de la cartera del Trabajo y la llegada de Claudia Serrano, quien de inmediato logró sintonía con el empresariado. Tanto es así, que ambos actores se alinearon bajo el objetivo de evitar los despidos. De esta forma, se logró la firma del Acuerdo Nacional Pro Empleo entre el Ejecutivo, la CPC, Conapyme y la CUT.
Adicionalmente, la jefa de Estado decidió postergar el prometido proyecto que fortalece la negociación colectiva y la sindicalización, así como también apoyar la incorporación de tribunales especializados en la iniciativa que crea el Ministerio y la Superintendencia Ambiental. Estas dos medidas fueron consideradas como un guiño al empresariado.
Fue precisamente en este escenario que la noche del jueves se realizó la Cena de la Industria, instancia donde no faltaron halagos a la gestión de Bachelet y aplausos para su ministro de Hacienda. "Presidenta, hemos sido testigos de su espíritu de servicio público, de su capacidad para sobreponerse a las adversidades, de buscar un trato siempre afable, respetuoso, acogedor, abierto al diálogo y sobre todo responsable", fueron las palabras de Concha en la despedida de la mandataria ante los empresarios de la industria.
FUENTE:
CONSULTEN, ESCRIBAN OPINEN LIBREMENTE
Saludos
RODRIGO DONZALEZ FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIMIENTO DE ONU
Renato Sánchez 3586, of 10 teléfono: 56-2451113
Celular: 93934521
SANTIAGO-CHILE
Solicite nuestros cursos y asesoría en Responsabilidad social empresarial-Lobby corporativo-Energías renovables. Calentamiento Global- Gestión del conocimiento-LIderazgo
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