|         "Se veían muy unidos" Carolina Plaza (35) le dio la posibilidad de trabajar en Huechuraba al        yerno de Joaquín Lavín, Isaac Givovich,   porque Iñaki Busto,        uno de sus más estrechos colaboradores, se lo recomendó. "No fue Lavín        quien me lo pidió", precisa hoy la edil. Busto se había desempeñado como        jefe territorial en la última campaña presidencial de Lavín y fue ahí        donde conoció al bibliotecólogo Givovich. "Él trabajaba en la        Municipalidad de Las Condes, pero quería conocer el mundo popular",        explica Plaza. En un comienzo, las relaciones entre ambos fueron buenas. Una ex        colaboradora de la alcaldesa asegura que Givovich estableció un vínculo de        cercanía y confianza con Plaza. "Cuando asumió como jefe de informática        del municipio, Givovich pidió que le cambiaran el piso de su oficina y que        le instalaran un nuevo computador. Plaza accedió. Además, viajaron juntos        a Argentina, a un congreso que organizó la empresa tecnológica Intel. Se        veían muy unidos", dice esta fuente.Sin embargo, esta estrecha        relación tuvo un abrupto final a mediados de febrero, cuando se cursó        formalmente la renuncia del yerno de Lavín.
 Según el entorno de Givovich, éste renunció voluntariamente, ya que        descubrió que existían irregularidades en los contratos entre la        municipalidad y la empresa Gestión Municipal Avanzada (GMA), de propiedad        de Iñaki Busto. Carolina Plaza, en cambio, dice que fue ella quien le pidió la renuncia        a fines de enero, ya que no había cumplido con las tareas que se le habían        encomendado. "Él encabezó un programa que tenemos con la Universidad        Católica, que provee de computadores especialmente adecuados para los        estudiantes de la comuna. En enero nos dimos cuenta de que en la        concreción del proyecto no estaban los acuerdos que se suponía se habían        suscrito. Por eso dije que él no era veraz", explica Plaza. Según la alcaldesa, Givovich la amenazó y le advirtió que no        dijera que él era poco veraz. De lo contrario, denunciaría todo lo que        había visto en el municipio. Ella, indica, no les dio importancia a estos        dichos. La versión de Plaza es que la situación se agravó el 6 de marzo pasado,        cuando se enteró de que la licitación de telefonía y datos que se había        adjudicado la empresa GTD Manquehue se hizo de manera irregular, pues la        compañía no figuraba en el portal Chilecompras y la información que se        entregó al concejo municipal estaba alterada. A raíz de esta situación,        Plaza informó al concejo y a la directiva de su partido, y encargó un        sumario interno al magistrado del municipio, el juez de policía local        Fernando Mesa Campbell. Lavín: de inspirador a        enemigo Hasta antes de este conflicto, nada hacía presagiar que Plaza y Lavín        se verían envueltos en fuego cruzado. Ella fue por años su aliada        incondicional, tanto que el ex candidato presidencial de la UDI fue quien        prologó su libro "Sí se puede, Huechuraba por la dignidad de todos", la        temprana autobiografía que la edil gremialista publicó en 2006. Lavín escribió entonces: "Tuve el privilegio de ser el primero en leer        este libro (...) Carolina Plaza servirá de inspiración para todos aquellos        que están pensando en recorrer este camino de entrega a los demás". Plaza ha sido cauta a la hora de referirse a Lavín. "No voy a opinar        sobre sus dichos. Lo entiendo como padre, pero creo que a Joaquín le falta        información", afirmó. Aunque se niega a revelar la profundidad de su        quiebre con él, la alcaldesa reconoce que su gestión municipal fue        inspirada en el modelo que el ex candidato presidencial de la UDI instauró        en Las Condes: "Fue mi referente: mucho trabajo en terreno, muchas        consultas ciudadanas. He triplicado el presupuesto de la comuna, porque,        como él, salí a buscar la plata", explica. Carolina Plaza publicó su autobiografía cuando tenía 33 años. Imitando        el modelo de los políticos de primera línea, la alcaldesa le encomendó a        un "escritor fantasma" la tarea. En el relato de 138 páginas, Plaza le        dedica cuatro a Lavín. Ahí lo define como un gran transformador y un        visionario en la política chilena: "Personalmente, estoy muy agradecida de        Joaquín, creo que es una persona maravillosa y un servidor público        íntegro, que nos ha enseñado a muchos a tener siempre presente nuestra        tarea de trabajar por los más necesitados". Se conocieron a comienzos de 1990,  cuando ella se integró a los        secundarios de la UDI. El grupo de jóvenes del partido solía reunirse en        el subterráneo de la sede de Suecia 286 y de vez en cuando las "figuras"        de la tienda bajaban a conversar con ellos. "Se aparecían Novoa,        Longueira, Chadwick, Lavín y Coloma, entre otros, y a veces veíamos        partidos de fútbol con ellos", recuerda la edil. Con el paso de Plaza al mundo municipal sus lazos se estrecharon aún        más. Su cercanía se hizo patente cuando, en junio de 2005, la entonces        relacionadora pública de la Universidad del Pacífico asumió el rol de        coordinadora del Consejo Asesor Social de Lavín. En su condición de        alcaldesa "estrella" del gremialismo, su papel era fundamental a la hora        de neutralizar la campaña presidencial de Sebastián Piñera en los        segmentos populares. De ahí que no sea raro que Lavín escribiera en el prólogo de "Sí se        puede" que " la fuerza de este libro está precisamente en que cada una de        sus páginas transmite una experiencia de vida. El testimonio de una        vocación de servicio público vivida a fondo". Sin embargo, hace poco más de una semana Plaza embistió duramente en        contra del yerno de su otrora inspirador. Con el estilo frontal que la        caracteriza, la alcaldesa dijo en el consejo político ampliado de la UDI,        el fin de semana pasado, que "cuando uno debe resguardar la        institucionalidad, el estómago se deja de lado. No me voy a amedrentar por        comentarios poco veraces, por la influencia o contactos que él tenga". Lavín defendió a ultranza a Givovich y apuntó sus dardos a la gestión        de Plaza. Aseguró que su yerno descubrió que las faltas de probidad no son        patrimonio de la Concertación y que también afectan a la Municipalidad de        Huechuraba. Incluso, agregó que Plaza está haciendo campaña política a        costa de su honra. "Bendita imprudencia" Esta no es la primera vez que la joven alcaldesa se distancia de uno de        los líderes de la UDI. Pragmática y con una reconocida intuición, a        comienzos de 2006 ya lo había hecho de Jovino Novoa, considerado por        muchos como su "padrino político". En esa ocasión se sumó al grupo de        ediles gremialistas que buscaban un cambio en la conducción política de la        UDI. Si bien fue el alcalde de Recoleta Gonzalo Cornejo -su principal        aliado e íntimo amigo- quien lideró las críticas y conminó a los rostros        vinculados al gobierno militar a dar paso a las nuevas generaciones, el        apoyo otorgado por Plaza a ese planteamiento no fue visto con buenos ojos        por Novoa. El momento de mayor tensión se produjo cuando la alcaldesa calificó los        planteamientos de Cornejo como una "bendita imprudencia". Si bien ella        asegura que no hubo mala intención y que lo que quiso decir fue que el        edil de Recoleta se había equivocado en el modo, pero no en el fondo de        sus dichos, en el entorno de Novoa la intervención fue calificada como un        desacierto: en medio de la crisis desatada por el caso Spiniak, el cura        Jolo había utilizado la misma expresión para justificar los dichos de la        entonces diputada Pía Guzmán, quien acusó a dos senadores de la UDI de        participar en una red de pederastas. Aunque en su autobiografía Plaza dice que la confianza que Novoa        depositó en ella fue el principal aliciente para enfrentar cada nuevo        desafío en política, lo cierto es que desde entonces la relación entre        ellos nunca más volvió a ser igual. Plaza asegura que siguen conversando,        pero con menor frecuencia. En todo caso, y pese a que estaba invitado, el        ex presidente de la UDI no llegó al lanzamiento de ese libro, en noviembre        de 2006. La obra fue presentada por Pablo Longueira en el Palacio Riesco y        al evento asistieron Andrés Chadwick y el general (r) Guillermo Garín,        entre otros. Caudillo en Huechuraba La audacia y el olfato político han marcado la carrera de Carolina        Plaza. En 1993, y cuando tenía apenas 20 años, integró el círculo de        hierro de la precandidatura presidencial de Jovino Novoa. Allí se sentó en        la mesa con Hernán Larraín y Hernán Büchi. "Sentí que por primera vez        estaba en la mesa de los grandes", relata Plaza en su libro. Tal como ella        recuerda, fue la única mujer entre 12 hombres que la superaban en edad y        experiencia política. Esa fue su entrada al mundo del poder. Tres años más tarde, y también a instancias de Novoa, Plaza se presentó        como candidata a concejala por Huechuraba. Electa con cerca del 6% de los        votos, durante cuatro años fue la única representante de oposición en esa        comuna, cuyo corazón se encuentra en la población La Pincoya, una de las        zonas más pobres de Santiago. Con cero poder de decisión, ya que era        minoría, se dedicó a organizar numerosos "puerta a puerta" para posicionar        al partido en la zona. Cuatro años más tarde, y debido a que la Concertación corrió dividida,        fue elegida alcaldesa con el 29% de los votos. "Fue increíble. Imagínate        una peloláis rubia, cuica y paltona, que venía del otro lado del cerro, a        convertirse en alcaldesa. Eso era impensable", cuenta Plaza mientras se        toma su enésima bebida light del día y prende un cigarro, hábito al que        volvió esta semana, cuando estalló el bullado conflicto con Lavín. Los primeros meses como cabeza de Huechuraba fueron complicados, dice.        "Todos los que trabajaban aquí vestían de negro en señal de luto, tuve una        olla común durante tres meses afuera de la municipalidad y presidí        concejos con más de 200 personas abucheando", recuerda. Por eso la UDI        decidió blindarla y envió a un grupo de militantes avezados en el trabajo        territorial para que la ayudaran: entre ellos, a Iñaki Busto, Jorge        Manzano y Óscar Díaz. Recién ahí la casa se ordenó. Poco convencional Pese a los prejuicios que hubo al comienzo, logró posicionarse como una        líder poco convencional: atendía a los vecinos con su hijo recién nacido        en brazos, asistía a todas las actividades comunales y lideraba        públicamente campañas en pro de la maternidad. Una ex asesora asegura que Plaza es muy diestra en el manejo de su        imagen. Así lo demostró, por ejemplo, cuando decidió ir en micro -y a        vista de las cámaras- a amamantar a su hijo. "Yo quería demostrar que no        sólo es importante que las madres puedan amamantar, sino que, además, se        debe consignar el tiempo de traslado desde el lugar de trabajo a la casa.        Con esto logramos que cambiara la ley en ese sentido", recuerda la        alcaldesa. Sus detractores, sin embargo, la acusan de recurrir excesivamente a        aspectos de su vida personal con el fin de empatizar con los electores.        "He perdido la cuenta de las veces en que ella ha aludido a su problema de        dislexia en un acto público", critica un concejal concertacionista. De        hecho, a este problema también se refiere en su autobiografía. Pese a todo, y luego de cuatro años, Plaza logró tomar el control de La        Pincoya y sus alrededores. Con poco más del 58% de los votos, se        convirtió, en las elecciones del 2004, en una verdadera "caudillo". De ser        minoría absoluta, la oposición se transformó en mayoría en el concejo.        Según Gabriel Rodríguez, concejal DC, desde entonces Plaza ha hecho sentir        su poder. "Ella en un plano más informal es flexible y llana a llegar a        acuerdos, pero demuestra una soberbia ilimitada en el ejercicio de su        cargo y acostumbra a pasar su aplanadora, sobre todo en los temas más        delicados". Entre Vidal, Barahona y        Longueira El gran respaldo popular que ha conseguido dentro de su comuna le ha        permitido a Plaza mantener cierta independencia dentro de la UDI. Por        ejemplo, en octubre de 2007 fue junto a un grupo de alcaldes del        gremialismo a comer con el presidenciable RN Sebastián Piñera. "Qué tiene        de malo;  cuando los diputados se juntan con Piñera nadie dice nada,        cuando Lavín lo visita tampoco hay escándalo, yo no fui la primera", se        defiende Plaza. En febrero no dudó en ir a La Moneda a respaldar al vocero de Gobierno,        Francisco Vidal, con quien está emparentada, luego de que éste fuera        interpelado por el diputado RN Nicolás Monckeberg. Si bien este gesto no        fue bien visto dentro de su partido, Plaza asegura que ella lo hizo porque        creyó importante dejar en claro que estas prácticas enlodan la política.        "Si no fuera mi tío, no voy. Tampoco hubiese ido si la interpelación la        hubiese hecho algún diputado de la UDI", asegura. Un episodio menos conocido es el que la enfrentó a la alcaldesa UDI de        Renca, Vicky Barahona. Durante la campaña parlamentaria en 2005, la edil        por Renca apoyó a su hija Karla Rubilar, de RN, como diputada por el        distrito 17, que incluye a las comunas de Huechuraba, Conchalí y  Renca. Plaza, en cambio, respaldó a Álvaro Cruzat, el candidato UDI. Ante esta        situación, ella acusó a Barahona ante el tribunal supremo del partido, el        cual todavía no se pronuncia. "Si quiere apoyar a su hija, bien, pero        debió haber congelado su militancia", argumenta Plaza. Otro hecho que refleja su carácter ocurrió a fines del año pasado,        cuando la UDI bajó la precandidatura presidencial de Pablo Longueira.        Entonces Plaza irrumpió en el encuentro de la UDI, cruzó toda la sala y le        dio un beso de apoyo al senador por Santiago Oriente. Luego, se retiró        dando un portazo en señal de molestia. Vitrineando los partidos Para los que conocen a Plaza desde sus comienzos, esta autonomía no les        sorprende. El origen de su ingreso al mundo político es también poco        ortodoxo si uno se atiene a su autobiografía. Ahí narra que "un día de        verano de 1988, cuando mis amigas estaban de vacaciones, decidí que era        hora de conocer los partidos políticos para interiorizarme de sus        principios y estatutos". Entonces, relata, comenzó un recorrido por casi todas las        colectividades. Primero fue al PPD. "Me atendieron muy bien, pero me        sorprendió la escueta declaración de principios. En RN tuve la misma        recepción que en una empresa privada, correcta, pero fría. En la DC asistí        a una comisión política y me acogieron cálidamente". En esa oportunidad no visitó la UDI, porque su familia, de corte        conservador, opinaba que Jaime Guzmán tenía ideas demasiado radicales para        la derecha. Sin embargo, un año más tarde, en 1999, se acercó al        gremialismo y cooperó en la campaña presidencial de Hernán Büchi. Nunca        más salió de ahí. Fundó los secundarios de la UDI y fue la primera mujer        vicepresidenta de la juventud gremialista, cuando Gonzalo Cornejo era su        cabeza. | 
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